.Entrada / Comienzo. {Priv. Aaraon}

Observó a Kau acercarse corriendo hacia donde él estaba, de pie, junto al cadáver de la mujer Al parecer ya había explorado lo suficiente y se había calmado un poco y ahora lo buscaba. Vio como olisqueaba el cuerpo sin vida y luego pareció que algo no le gusto pues le gruñó y se escondió, no tenía idea que había pasado por su cabeza pero le dio unas palmadas en la cabeza para que se sintiera tranquilo. Lo observó de pies a cabeza, estaba lleno de rastros de tierra y barro, también tenía algunas hojas pegadas al cuerpo y ahora algunos rastros de sangre. Suspiró y lo hizo incorporarse para que se agarrara de su brazo nuevamente y poder guiarlo de regreso, con la manga de su camisa le limpio los rastros de líquido carmesí del rostro antes de que comenzaran a caminar de vuelta hacia el palacio.

-Tendrás que darte un baño, no puedes ir a dormir así

Era la excusa perfecta para poder tener un poco de tiempo a solas, no es que la compañía del chico le desagradara, pero no estaba acostumbrado a tanto bullicio, a tanta energía, a tanta necesidad de continua atención… le gustaba la soledad, disfrutaba pasar a veces horas en la biblioteca sin tener que preocuparse por nada. No faltaba demasiado para el amanecer, sólo un par de horas, así que no tenía demasiado tiempo para sus hobbies por esa noche, pero no había estado tan mal, ya jugaría luego con aquella particular mascota… Al ingresar le pidió a las empleadas que prepararan una ducha para Kau y ellas se retiraron cumplir aquel pedido inmediatamente. Notó que el pequeño no lo había soltado a pesar de que ya estaban dentro y se apartó sin ser brusco, pero poniendo algo de distancia.

-Ahora van a bañarte y luego iras a dormir, yo tengo cosas que hacer ahora

Le explicó para que no se asustara cuando las mujeres fueran a buscarlo para llevarlo al baño, esperaba que no opusiera resistencia, no sabía si le gustaba el agua o no. Puso aquella expresión que ya se volvía común en él, cada vez que le decía que se alejaría de él por alguna razón parecía como si sufriera. Pero debía aprender que no podía estar todo el tiempo a su lado, tenía que encontrar otras cosas que le divirtieran y agradaran. Las mujeres regresaron enseguida y una de ellas le tomó la mano amablemente para llevárselo al cuarto de baño.

-Buenas noches, se un buen chico –se despidió el vampiro antes de irse hacia el piso de arriba para seguir con sus actividades horas antes del alba.

Cuando su amo acaricio su cabeza suavemente, se tranquilizo de inmediato. Era increible como una simple caricia, o una simple palabra dicha en un tono dulce podian hacerlo quedarse tranquilo y sereno, mas esto no era con cualquier persona, solo actuaba de aquella forma con su amo, desde ahora en adelante siempre seria asi, el seria feliz con una simple caricia cada vez que su amo estubiera dispuesto a darsela.
A lo que fue levantado por su amo, para tomar su brazo, sonrio ampliamente cuando este comenzo a limpiarle la cara, e incluso jadeo feliz al escuchar lo de baño, comenzo a caminar incluso antes que su amo, jalandolo suavemente hasta que este se puso en marcha. No se separo de el hasta que estubieron dentro de la casa y su amo aparto el brazo.

Una vez este le explico que otras personas lo bañarias, y no el, hiso algunos mohines, intentando abrazarse a el nuevamente, mas cuando una joven dama tomo de su mano amablemente, se volteo a ella para comenzar a olfatearla. No tardo nada en estarse abrazando a ella e intentando lamer su cara mientras esta y su acompañante lo llevaban al baño. Si habia algo que le encantara aparte de jugar, y la comida, era el agua, y tomar un baño caliente, era para el cielo, ya que antes solia recibir solo baños de manguera con agua fria, una que otra vez, cuando estaba muy muy sucio eran las unicas oportunidades en que recibia baños de agua caliente, generalmente cuando tenia manchas de sangre en el cuerpo y cabello debido a sus peleas de entrenamiento.
Una vez llegaron al baño, parecio que todo se convirtio en un total caos. Se escuchaban correteos por alla y por aca, chapoteos de agua, gritos y risas de las sirvientas, asi como se escuchaba el agua golpear el piso de ceramica al caer, y varias veces se escucharon envases de productos de baño caer al piso. Esa larga "lucha" duro por lo menos 1 hora, hasta que ya estubo completamente limpio, la tardanza se debia, mas que nada porque las criadas tubieron especial cuidado con sus cicatrices, limpiaron tambien cuidadosamente las costuras de sus ojos, con cuidado de no correr ningun punto de estas, asi como limpiaron meticulosamente cada rincon del cuerpo del peliblanco, pero nadie dijo que esto en algun momento habia sido facil.

Tampoco nadie aseguro que seria facil sacarlo del agua y secarlo, y de esto se dieron cuenta las criadas cuando Kau salio del baño, desnudo y goteando, para corretear por toda la casa sobre sus cuadro extremidades en busca de su amo. Más de una vez choco con algun mueble, o con algun criado que se quedaba viendolo con una gran gota de sudor en su sien, y veian entretenidos a las criadas perseguir a la pequeña "mascota" del señor de aquel palacio, al cual precisamente era el que Kau buscaba.
Tardo un buen rato en olisquear casi todo el primer piso, exeptuando la cocina, hasta encontrar la escalera, tanto asi que ya casi se encontraba completamente seco. Subio sobre sus 4 extremidades las escaleras, tropezando aun asi de vez en cuando hasta que logro subir y comenzo a olfatear por todas partes, logrando sentir el aroma de su amo tras una puerta cerrada, la cual comenzo a rasguñar mientras jadeaba. Minutos despues, tras haberlo perdido de vista, las criadas llegaron, respirando agitadas y completamente desordenadas despues de haber corrido practicamente por todo el palacio.

- No, no, Pequeño, no puedes molestar al Señor Aaron a estas horas, ven, tenemos que vestirte.-

A pesar de que el tono y los movimientos de ambas criadas eran dulces, el no se movio de su lugar, y siguio rasguñando la puerta. Queria que su amo lo vistiera denuevo, queria que su amo nuevamente lo tocara, solo queria que el tocara su cuerpo de ahora en adelante, al comprobar que, por suaves que fueran las mano de las criadas, las manos de su amo tenian para el una calides especial, una que solo el podia sentir, la calides del lazo que ahora compartian.

Afortunadamente Kau se fue dócilmente con las criadas, aparentemente la dulzura de aquellas mujeres y sus tratos amables habían logrado cautivar al chico y logrado que se fuera sin oponer mucha resistencia. Eso le daba tiempo de dedicarse a sus asuntos pendientes. Espero a perder de vista al albino y luego se fue a la biblioteca tal como tenía en mente. Notó que había olvidado allí su celular, lo había dejado en un estante junto con los libros de antiguo teatro que estaba recitando antes de ser interrumpido por la llegada de “su regalo”. Al tomarlo y mirar la pantalla descubrió que tenía algunas llamadas perdidas, al ver el remitente de las mismas pudo imaginar que se trataba de trabajo, tenía que hacer aquel viaje a los Estados Unidos que venía posponiendo desde hacia ya unas semanas, tenía pocos deseos de viajar a América, a pesar de que en una época había vivido allí por varios años ahora ya no le agradaba tanto, aquellas ciudades turbulentas y repletas de gente lo ponían de mal humor.

Se había vuelto más huraño con los años, y ahora prefería pasar la mayor parte del tiempo en Londres. Se había vuelto más perezoso, seguramente era la edad, pero pocas cosas le interesaban actualmente, si bien antes prefería divertirse con otros, ahora disfrutaba más de la soledad y el silencio. Era como si de algún modo le hubiera perdido el gusto a relacionarse con otros. Rara vez hablaba con los de su raza, no solían caerle bien, y evitaba tener mucho contacto con otros nobles, por eso en aquel castillo sólo habitaban humanos que se ocupaban de mantener el sitio en ronden y cuidar a sus esclavos de sangre. En cuanto a los humanos, le resultaba demasiado débiles, aburrido y bastante inservibles, de no ser porque los necesitaba como fuente de alimento seguramente tampoco trataría con ellos.

Guardó el celular en el bolsillo, ya atendería cuando volvieran a llamar, y volvió a tomar la obra de teatro buscando en la parte que había quedado. Apenas llegó a terminar de recitarla cuando escuchó algunos sonidos extraños provenir de la entrada de la biblioteca. Primero los ignoro, después de todo algún sirviente se haría cargo de lo que fuera que estuviera haciendo ese escándalo espantoso, pero al ver que no se acallaba el sonido salió a ver por si mismo, con mal humor evidente en su expresión.

-¿Qué diablos..?

No terminó la frase al notar que se trataba de Kau, por más que las doncellas intentaban apartarlo de allí, imaginando que su presencia enfadaría al amo de casa, él no se movía e insistía con sus gemidos lastimeros para llamar su atención. Estaba evidentemente limpio y no llevaba nada de ropa, al parecer las muchachas habían fracasado en sus intentos por vestirlo. Suspiro con resignación y se masajeo las sienes, aquel sonido chirriante comenzaba a darle dolor de cabeza, notó que las mujeres se alejaban un poco algo preocupadas de su suerte por dejar que la mascota lo molestara en sus horas de descanso. –Esta bien, salgan de mi vista –agregó en tono frío haciendo un gesto para que ellas abandonaran en el lugar, lo cual hicieron rápidamente sin pensárselo ni un segundo, dejándolos a solas. –Deja de chillar así-le dijo con cierta brusquedad y luego lo tomó del brazo haciéndolo incorporarse, no le gustaba que andara arrastrándose como el suelo, quería que anduviera como todas las personas, aunque esto evidentemente iba contra las costumbres y la educación de Kau estaba encaprichado con lograr que aprendiera a andar como los demás, de modo civilizado.

No tenía mas opción que volver a vestirlo, ¿desde cuanto tenía que él ocuparse de atender a sus propios esclavos? Aquello era realmente el colmo, y no pensaba tolerarlo mucho más tiempo. Lo llevó hasta su habitación casi a rastras y lo dejo sobre la cama mullida mientras buscaba algo que ponerle, allí no había nada de su tamaño, todo le iría grande, pero no había mucha opción, luego encargaría que le compraran algo de ropa de su talla, entretanto tomó una de sus camisas de seda y le ayudó a colocársela. Le quedaba realmente chistosa, la prenda le llegaba hasta las rodillas y las mangas cubrían sus manos dejando sólo sus dedos a la vista.

No importaba lo insistentes que fueran las doncellas al intentar apartarlo de la puerta, tanto hablandole como sujetandolo de los hombros, el era mas insistente aun; aun mas, apesar de su figura menuda y delgada, demostraba que esto era solo en apariencia, y que tenia bastante fuerza y resistencia al casi no moverse de un lado de la puerta a pesar de estar siendo jalado. Una vez se abrio porfin la puerta, cayo hacia adelante con los brazos extendidos, quedando tirado boca abajo en el piso, mientras las criadas retrocedian poco a poco con miedo (lo sabia, puesto que de alguna extraña manera, podia oler el miedo), por su parte, el levanto el rostro, jadeando feliz al haber conseguido que su amo abriera la puerta, mas al escuchar el tono frio y enfadado con el que hablaba, se incorporo levemente, sentandose sobre sus rodillas, borrando la infantil sonrisa de sus labios.

Solto un leve gemido al ser levantado, de forma tan brusca, viendose obligado a ponerse de pie, dandose tropezones al ser los pasos de su amo, zancadas comparados a los torpes pasos que daba él al no encontrarse con sus botas.
Cuando fue sentando en la cama, puso las manos sobre sus muslos, cerradas en puños, mientras mantenia la cabeza agachada. No era su intencion hacer enfadar asi a su amo, el solo queria estar con él... y le ponia triste el hecho de que su amo se irritara con su presencia. Sabia que su amo no se sentia igual de emocionado de que el estubiera a ahi, de echo, sabia que no le causaba ningun sentimiento en especial, pero a él se le era imposible no demostrar la emocion que sentia de encontrarse en aquel lugar, la felicidad que sentia al estar en ese lugar, y las ganas que tenia de estar todo el tiempo posible con su amo.

Apenas levanto el rostro cuando su amo lo vistio, levantando apenas las manos para evitar hacerle dificil el trabajo. Estaba molesto consigo mismo, estaba confundido. Toda su vida le habian dicho, lo habian acostumbrado a comportarse de un modo, al que supuestamente a su amo le vendria como anillo al dedo, mas al estar ya ahi, pareciera que cada cosa hacia que su amo se molestara... Simplemente ya no sabia que hacer.
Una vez estubo listo, levanto la manos, pero estas eran cubiertas por las mangas de la gran camisa. Froto su cara contra estas, era bastante suave y agradable, por lo que se quedo asi un buen rato, hasta que porfin agrego.

"Huele al amo..."

Aunque se comunicara unicamente con pensamientos, sus sentimientos podian transmitirse tambien a través de estos, y a diferencia de un principio, cuando se escuchaban mas animados, mas claros, ahora se escuchaban mas suaves, casi como si fueran un leve murmullo. Aun mantenia la cabeza apegada a sus manos, por sobre las mangas de la camisa de seda.

Kau no conocía lo suficiente a su amo aún como para comprender que aquella era su forma de ser. Malhumorado, se enojaba con facilidad, testarudo y rudo la mayoría del tiempo. Rara vez se mostraba amable a menos que eso resultara en algún beneficio directo hacia su persona, sus relaciones no eran de amistad, sino de autoridad. Sus órdenes eran absolutas y no soportaba ninguna crítica. Si el pequeño en realidad supiese todo sobre su carácter comprendería que era muy afortunado. Aaron jamás prestaba tanta atención a un simple esclavo de sangre, y mucho menos en su primer día de llegada, sólo los usaba como juguetes, eran su alimento y su diversión, pero no se ocupaba de ellos, no los mimaba ni los atendía. Eran simplemente una atracción más de su palacio repleto de colecciones estrafalarias. Nunca antes se había ocupado de vestirlos, mucho menos de llevarlos de paseo en su compañía sin una razón en particular, por el sólo hecho de verlo sonreír contento y corretear por el parque. Kau no tenía idea de la paciencia que el vampiro estaba teniendo con él, no imaginaba cuando difícil era por momentos soportar aquellas excesivas demostraciones de afecto por su parte. Seguramente, de saberlo, en aquel momento no se sentiría triste.

Al notar que las mangas le quedaban largas se las remangó para que estuviese más cómodo, al parecer aquella prenda estaba impregnada con su aroma, eso parecía tranquilizar a Kau. El vampiro, por el contrario, podía sentir el fresco aroma a jabón y shampoo que provenía del cuerpo del menor, era delicioso y algo excitante, ahora que estaba limpio su cabello se veía suave y esponjoso, y su piel marfil tentadoramente delicada. Corrió las mantas para abrir la cama y ayudarlo a meterse dentro para luego arroparlo, después de todo estaba algo desabrigado y las noches de Londres eran frías para un mortal que podía coger una fuerte pulmonía con facilidad. El menor ya no se veía tan inquieto, al parecer el baño sumando al aroma impregnado en esa prenda lo habían serenado, y se veía listo para conciliar el sueño. Por su parte el también debía ya retirase a su alcoba, faltaba poco para la salida del sol y debía reposar en un sitio seguro, lejos de los fuertes rayos que podían acabar reduciéndolo a cenizas.

Acercó su rostro al de él y depositó un inesperado y fugaz beso sobre su frente, él mismo se sorprendió por lo que acababa de hacer pero no dejo que aquella sorpresa se filtrara en su voz. –Descansa, mañana jugaremos de nuevo –agregó a modo de despedida para después abandonar velozmente la habitación antes de que el pequeño pudiera intentar retenerlo. Aunque lo hubiese deseado para el resultaba imposible dormir allí, necesitaba de su habitación sin ventanas para estar seguro.

Levanto apenas el rostro cuando su amo tomo sus manos para arremangarle la larga camisa y asi dejar sus manos libres, asi pudo acomodarse levemente su propio cuaderno, mientras escuchaba como su amo abria las tapas de la cama. Esto le hiso pensar, por leves segundos que su amo se acostaria con el, mas al sentir que solo lo dejaba a el dentro de la cama y lo arropaba, hicieron que ese fugaz sueño desapareciera de inmediato.

Sintio algo suave en su frente por leves segundos, y rapidamente sintio como su amo comenzaba a alejarse, hasta salir por la puerta, sin darle tiempo de gimotear en protesta o siquiera de estirar la mano tratando de detenerle. Pero... extrañamente se habia quedado tranquilo.
Lentamente se llevo la mano a la zona besada, acariciando su propia frente desnuda con la yema de los dedos. Su amo le habia besado...
Esa fue razon mas que suficiente para que porfin se calmara, sonriendo suavemente. Lo maximo que se movio, fue para buscar a su conejo y abrazarlo para luego acostarse entre las mullidas almohadas de su comoda cama. Se removio unas cuantas veces antes de quedarse dormido: No acostumbraba a dormir con ropa, y mucho menos entre tanta comodidad, aunque esto no le desagradaba para nada, le costaria un poco acostumbrarse a todo ese lujo. Pero por mas que estubiera acostumbrado a dormir desnudo, no pensaba quitarse la camisa que su amo le habia puesto, de echo, se encogio levemente de piernas, abrazando a su conejo, como acomodandose en posicion fetal, asi en una suerte de abrazarse tanto a su conejo y a si mismo con el pijama, y asi poder conciliar el sueño luego de una ajetrada noche.

CERRADO