.Entrada / Comienzo. {Priv. Aaraon}

Al bajarse del coche al cual le habia subido hace escasas horas, una enorme oleada de nuevos aromas azotaron su nariz. Un monton de olores extraños... dulces, provenientes del jardin de aquel enorme palacio, las cuales a pesar de estar dentro de las grandes murallas de este, y bastante alejadas del lugar, el podia sentir a la perfeccion.
El aire era claramente más limpio y puro que el aire que circulaba en su disque prision de cuatro paredes, donde este estaba mezclado con el olor a otros hombres, tierra, sangre, y otros fluidos corporales.

Sintio el leve sonido de unas cadenas moverse, luego un suave agarra a su cuello, y un jalon que le obligo a ponerse en marcha sobre sus manos y rodillas. Su boca no se encontraba amordazada como de costumbre, unicamente porque se habia negado a dejar la guarida en la que se encontraba sin llevar su extraño peluche, el cual llevaba sujeto de una oreja con la boca.

Una vez se detubo, pudo sentir como era amarrado a una especie de tubo metalico, lo supo por el sonido qe emitio la cadena al chocar contra el metal, y luego, una conversacion del hombre que lo habia llevado hasta aquel lugar con otro hombre, el guardia.

- Es un regalo para el señor Aaraon, enviado humildemente de las autoridades de las comunidades de Wrstminster.-

Finalizada la breve conversacion, sintio unos pasos que se alejaban rapidamente y luego, el partin de un arbol.
Curioso, comenzo a olfatear todo lo que pudo, paseandose de un lado a otro y en cirulos en lo que le permitia el alcance de la cadena. De la mayoria de cosas que su desarrollado olfato pudo sentir, reconocio poco más de la mitad, pero un aroma mas que familiar se encontraba aquel extraño ambiente; el olor a sangre dominaba aquel lugar. Una vez se canso de dar vueltas de alla para aca, abrio la boca para dejar caer al peluche y asi abrazarlo, sentandose sobre sus rodillas, esperando simplemente lo que debiera pasar en aquel momento. Sabia porque estaba ahi, le habian dicho, y debia comportarse tal cual le habian enseñado a hacerlo toda su vida.

El guardia presencio cada acto del joven Esclavo con curiosidad y algo de asombro, tomo una especie de telefono que comunicaba con el interior del palacio y luego de unos segundos, hablo.

-Señor... han venido a dejar algo para usted, ¿Desea venir a por el o que se lo lleven directo a su oficina?-

Se encontraba en la biblioteca, algo que no era extraño en él, cuando tenía largos ratos libres disfrutaba de leer novelas antiguas, de la época gloriosa del Romanticismo. Ya, por supuesto, las había leído todas y prácticamente las sabía de memoria, pero disfrutaba de repetir los diálogos de sus obras de teatro favoritas, como un loco poseído por el espíritu de algún actor, divagaba por los largos pasillos con el libro en la mano diciendo en voz alta los diálogos de los personajes. El tiempo pasaba volando, y al mismo tiempo parecía detenerse. ¿Qué importancia tenía aquello en la vida de un vampiro? Algo como el tiempo era absolutamente trivial, podía malgastarlo tanto como quisiera pues jamás se agotaría, podía pasar noches enteras recitando Hamlet u Otelo, y nunca lo consideraría una pérdida de tiempo. Aquellas era una de pocas cosas que admiraba de los humanos, su capacidad para hacer arte. Adoraba el teatro, asistía a menudo cuando el trabajo se lo permitía y estaba de humor adecuado.

Completamente ensimismado como estaba el sonido de su teléfono celular le resulto terriblemente irritante. Pensó en no responder, y seguir absorto en aquel mundo fantástico, pero quizás se trataba de algo importante, después de todo cuando se encerraba en la biblioteca sus sirvientes recibían claras instrucciones de no fastidiarlo por tonterías. Bufó con fastidio y dejó el libro sobre una de las mesas y cogió el aparato. -¿Qué pasa ahora? –preguntó con notorio enfado en su tono de voz pues no se molestaba en disimular su disconformidad con la interrupción. Ante la respuesta frunció levemente el ceño, el enfado había sido disipado por una repentina curiosidad, ¿un regalo? No sabía de que podía tratarse, y aunque a menudo le enviaban costosos presentes por lo general simplemente los enviaban al sótano hasta que el disponía que hacer con ellos, si ahora le estaban preguntando era porque debía tratarse de algo un poco diferente.

-Enseguida bajo-anunció antes de cortar la comunicación. Guardó el ejemplar de “Romeo y Julieta” en su respectivo estante y abandonó su recinto sagrado para ir hacia el jardín, el caprichoso sol ya se había ocultado y no le hería la vista, así que pudo salir al aire libre sin ningún problema. Lo intrigaba de que podía tratarse. Se acercó primero al guardia y le preguntó de que se trataba esta vez, él simplemente señalo a aquella extraña personita que habían dejado atada a un árbol. Aaron entornó la vista para observarlo mejor, un poco confuso al comienzo. Era humano, podía sentirlo en el aroma de su sangre, pero su comportamiento era muy extraño, ¿Qué clase de regalo era aquel? Chasqueo la lengua y sonrió, no estaba mal, podía ser bastante divertido, una especie de experimento con el que probar cosas nuevas. Se acercó hasta quedar frente a él y se agachó para poder verlo frente a frente, era de estructura delgada y de bonitos rasgos, su ropa no era para nada común. –Un nuevo juguete…-murmuró pensando en voz alta analizando al que tenía delante. –Veamos que haces –se incorporó y soltó la cadena a la que estaba amarrado para ver cual era su reacción.

Escasos minutos pasaron desde que lo dejaron amarrado a aquel lugar, y simplemente se quedo ahi, inmovil, abrazado a su peluche mientras esperaba bajo aquella fria noche. El frio no le afectaba, pero su cuerpo temblaba claramente, unicamente por la reaccion de su cuerpo ante el frio. Pero a el poco le importaba sentirlo, no estaba incomodo ni se sentia mal por ello, mientras no tubiera calor, el se encontraria perfectamente bien.

Derrepente, sintio aquel extraño olor a sangre que predominaba el lugar, era extraño debido a que no era unicamente lo que sentia, si no una mescla de aromas: Perfume de hombre, y no solo uno, si no que diferentes escencias, olor a tabaco y algo de alcohol. Supo de inmediato que se trataba de el.

Comenzo a sentir algo de emocion y nerviosismo de un momento a otro, apoyandos sus manos en el piso, dejando al peluche a un lado para intentar olfatear mejor el aroma, e intentar escuchar los sigilosos pasos del hombre que poco a poco se acercaba. Escasos segundos despues, sintio la respiracion de alguien frente suyo.
De momento dejo que le observara, tenia ordenes clara: No debia ser muy cargante, tenia que obedecer ordenes, y no actuar hasta que se lo permitieran.

El escuchar la cadena caer al piso, supo que era la señal para que se acercara, o simplemente hiciera algo. De momento dejo de peluche a un lado y gateo hacia su amo, frotandose suavemente contra sus piernas, rodeandolo como cual gato para luego incorporarse levemente, pasando las manos por su cuerpo, manteniendo el rostro elevado, como si le mirara por debajo de las vendas que cubrian sus maltratados ojos. Su altura y el tamaño de las plataformas de sus botas, le permitieron alcanzar una estatura decente, para alcanzar a llegar mas o menos hasta donde comenzaba el cuello. Sus manos, por otra parte, subieron directo a su rostro, el cual tocaron con cuidado, apenas rozando la yema de sus dedos por el masculino menton del joven, echo esto, inclino levemente el rostro.

"¿Amo?.."

Le llamó la atención enseguida, era bastante extraño a decir verdad, seguramente el regalo más excéntrico que le habían hecho hasta ahora, pero tal vez el más útil. Dada su situación cualquier ser humano normal estaría en un estado de pánico, o a lo sumo en shock, pero para ese chico parecía ser algo muy natural, ser encadenado, amordazado y vendado, no parecía inquieto o incómodo por su condición, eso enseguida despertó en el vampiro cierto interés. Siempre le habían agradado las cosas fuera de lo común, después del todo el mismo sabia que no estaba del todo bien de la cabeza, y tal vez por eso se relacionaba con personas ligeramente desequilibradas, no porque fueran a entenderlo, simplemente porque le causaban mejor impresión. No parecía llevar ningún equipaje, ninguna pertenencia personal, nada de ropa salvo las prendas de cuero que llevaba encima, sólo contaba con ese peluche de felpa que hasta hacía un momento abrazaba. En un inicio su comportamiento le recordó al de un minino, parecía buscar afecto como si se tratara de su nueva mascota, en parte eso era, su nuevo juguete personal.

Como era de suponer las vendas que llevaba en los ojos le impedían poder verlo, asi que se valió de sus manos para conocer a la persona que tenía enfrente. Aaron dejó que lo hiciera sin decir palabra, aunque se sobresaltó ligeramente al descubrir que hablaba directamente en su mente, por lo general los humanos tardaban años en lograr manejar esa clase de comunicación, y aunque todos eran capaces de lograrlo, pocos se acostumbraban a ello. Ese chico evidentemente sabía de lo que se trataba. –Eso parece –afirmó con una sonrisa de suficiencia, conforme de momento con aquella nueva adquisición. Una brisa corrió por el lugar, haciendo que el mortal comenzara a temblar nuevamente contra su voluntad, aunque no le molestara el frío su cuerpo de todas formas podía sentirlo. –Vamos adentro, llevas muy poca ropa para estas temperaturas. –Lo tomó de la muñeca y comenzó a andar con él hacia el interior de la casa, donde estaría mas caliente y los sirvientes podrían darle algo de comer. Tenia la costumbre descuidar adecuadamente a sus esclavos, mantenerlos limpios y bien alimentados, después de todo sólo el podía maltratarlos cuando se le antojaba, pero para que un castigo fuera útil necesitaba que su vida fuera normalmente cómoda y con todas las necesidades cubiertas.

-Tráiganle algo de comer-ordeno una vez se sentó en el sillón junto con el recién llegado que parecía un poco desorientado por el nuevo ambiente. –Hey –lo llamó y lo tomo del mentón haciendo que volviera su rostro hacia él para que le prestara atención- ¿Cómo te llamas y quien te trajo aquí?

Al asegurarse de que se le era permitido comenzar el "reconocimiento" del rostro del joven, siguio acariciando este con la yema de los dedos, para hacerse una imagen mental de este mismo. Acaricio y toco con detalle acada milimetro de piel, asi como tambien paso una mano por su cabello hasta cierto punto, ya que su vestimenta no le permitia levantar mucho los brazos. Una vez qu pasó las manos detenidamente por sobre sus parpados, pomulos, nariz, labios y menton, y al sentir que este sonreía, lo hiso tambien, de una forma suave y leve.

Una vez fue tomado de la muñeca, y antes de que el mayor se pusiera en marcha, de agacho rapidamente para tantear al piso y agarrar a su peluche de una oreja antes de que se pusieran en marcha.
Involuntariamente, su cuerpo seguia temblando para mantener su calor, aunque el se encontraba de lo meyor, algo despistado y obviamente, desorientado, pero nada más, no se encontraba incomodo debido a su escada vestimenta ni a su comportamiento, mucho menos por el proposito por el cual se encontraba ahi.

Pudo sentir el cambio de temperatura cuando estubieron dentro del castillo, aqui una nueva oleada de aromas desconocidos invadieron sus sentidos, lo que mas pudo notar fue el olor a otros humanos y a comida que habia en aquel lugar, cosa que hiso que su estomago sonara fuertemente.
Fue depositado en un sofa, y se quedo quietesito sobre este, sosteniendo el peluche entre sus brazos, sobre sus muslos, volteando el rostro hacia todos lados, curioso de querer saber donde rayos se encontraba.
Una vez su menton fue tomado, volteo el rostro hacia donde era dirigido y lo mantubo ahi, mantiendo un semblante mas bien tranquilo.

" Kau. Se escribe asi... significa que Kau es un perro"

En cuanto respondio a la primea pregunta, tomo la mano de su amo, y con cuidado, con la ayuda de su dedo, dibujo unas lines sobre la palma de la mano de este, escribiendo asi imaginariamente el Kanji de su nombre.
Una vez echo esto, y para responder la segunda pregunta de su amo, tomo su conejo y abrio un pequeño cierre que se encontraba en su boca, sacando de su interior una nota la cual le entrego, esta decia:

"Estimado Señor Aaron:


"

No tenia firma alguna, ni especificaba en nombres, nisiquiera tenia firma, y la carta esta redactada con una maquina de escribir.

"Kau no sabe quien le trajo, a Kau lo esposaron para que no pudiera reconocer a quienes le traian, solo le entregaron eso."

Explico, y levanto las muñecas todo lo que pudo pra mostrar las marcas rojas que las esposas habia dejado en su blanca y tersa piel.

Los sirvientes enseguida se pusieron en acción, las órdenes del Amo eran siempre cumplidas al instante, los cocineros se apresuraron a preparar algo de comer o en realidad recalentar lo que había sobrado de la cena mientras un par de sirvientas se ocupaban de llevar al living las cosas necesarias para que el chico se alimentara. Aaron no prestaba atención a los movimientos de su personal, estaba condenado en las respuestas de albino quien acababa de presentarse, su habilidad para la comunicación mental no dejaba de impresionarlo, parecía tener dificultades para hablar por lo que era realmente útil. Enarcó una ceja al escuchar su nombre, y seguido a él la explicación que le dio. ¿Un perro? ¿Qué cosas le habían metido en la cabeza? Era más raro de lo que había creído, hasta aquel momento no había escuchado semejante locura digna de un psiquiátrico. –No eres un perro-respondió con cierta brusquedad, pues le había resultado verdaderamente ridículo e incoherente su comentario. No sabia quien le había hecho creerse aquello, o hasta que punto se lo tomaba enserio, pero en primer lugar debía desterrar esa idea de su mente. Que él degradara a sus esclavos era una cosa, pero que otros lo hicieran metiéndoles ideas confusas en su mente le hacia enfadar bastante.

Tomó la carta que sacó del interior de su oso de felpa y la leyó una vez, así que era uno de aquellos presentes que le entregaban para “mantenlo tranquilo” y que no le diera demasiados problemas a los ciudadanos, que siguiera ocupándose como siempre a controlar a la población de vampiros neonatos que por algún descuido acababan masacrando familias cada tanto, y que estuviera atento a los movimientos de su clan para que no ocasionara problemas innecesarios. Nunca comprenderían que no lograban sobornarlo con esa clase de presentas, él siempre había hecho lo que le había vendió en gana y eso no cambiaría porque le regalaran un llamativo muchachito perfectamente adiestrado para hacer todo lo que el deseara. ¿Acaso no tenía ya sus propios esclavos? ¿Para que quería otro? ¿Más uno tan extraño? No tenía demasiadas intenciones de quedárselo, tal vez le traería más problemas que soluciones.

Lo observó pensativo evaluando las posibilidades, en aquella carta hablaba de sus “discapacidades”, ya había comprobado que tenía dificultades para hablar, ¿Qué más había mal en ese chico? Acercó las manos a la venda negra que cubría sus ojos y la desató para poder verlos descubriendo, para su sorpresa, que sus parpados estaban cocidos, y le era totalmente imposible abrirlos. ¿A que clase de torturas había sido sometido ese chico? Había veces que los humanos se volvían mucho mas monstruosos que los mismos inmortales.

Miró sus muñecas cuando este se las enseño, notando que estaban bastantes heridas, con rastros de sangre consecuencia de haber sido arrastrado con cadenas, lo habían tratado peor que un animal, no sabía que sentir, él nunca sentía nada como pena o compasión, por nada ni nadie, pero le resultaba aberrante lo que habían hecho con ese chico. Una de las sirvientes se acercó a ellos con un plato en el que traía arroz mezclado con carne y salsa blanca, junto con un vaso de jugo para el recién llegado, lo dejó sobre la mesa baja frente a ellos y se retiro. –Esta bien, ahora come –respondió con cierta resignación, tenía que pensar un poco y tomar una decisión, no sabía si deseaba hacerse cargo de él.

El alboroto que armaban los sirvientes de aquel palacio le tenian confundido, moviendo el rostro en todas direccion, intentando decifrar en que direccion corrian, que tan rapido andaban y ese tipo de cosas, incluso intentaba oir que decian, pero su oido no era en tal extremo sensible. Todo era demasiado muy extraño en aquel lugar, más ya no sentia aquella curiosidad de querer saber como er todo lo que le rodeaba, o incluso como se veia su amo, que ropas llevaba y sus expresiones; se habia despojado completamente del inutil deseo de poder ver alguna vez en su vida.
Una vez escucho el tono brusco del joven, debido a la respuesta que habia dado, se encogio levemente de hombros, y sus labios y la posicion que estos habian adoptados, daban la idea de un semblante confundido, ¿Qué habia hecho mal para que se pusiera asi con él?

"Kau sabe que es un perro, porque no tiene orejas ni cola... pero a Kau le dijieron que debia comportarse como uno, que eso complaceria a mi amo."

Completamente inocente, en ningun momento penso que el modo en que habia sido criado fuera cruel, aunque en realidad lo era. El estaba vivo, se encontraba bien y era capaz de hacer casi todo lo que un humano normal podia.
Cuando su amo, tomo su rostro para quitarle las vendas de este, se quedo completamente quieto para que pudiera observar las costuras que mantenian sus parpados completamente juntos. Era un milagro que estos no se hubieran deformado, y en vez de poseer parpados aun, solo una capa de piel cubriera sus ojos por siempre, incluso, conservaba unas largas pestañas. El no sentia pena alguna de ser asi, de ser poco más que un experimento de laboratorio, el habia sido entrenado con un soo proposito: Servir a su amo, y se encontraba feliz de porfin estar en aquel lugar donde el se encontraba, al cual pensaba porfin podria llamar "hogar".

El olor de la comida que venia en camino hiso que su estomago rugiera fuertemente denuevo, haciendo que esta vez un leve sonrojo invadiera sus mejillas.Volteo el rostro hacia Aaron al escuchar la orden, y bajo del sofa para sentarse en el piso sobre sus rodillas, frente a la mesa en la cual se encontraba la comida.
Llevo con cuidado sus manos a esta tanteando lo que tenia cerca con muchisimo cuidado, por poco botaba el vaso de jugo, si no fuera que por rapido reflejo pudiera cogerlo y dejarlo algo mas apartado. Una vez echo esto, tanto en busca de los servicios, tomo la cuchra que habian dejado, ya que se le era casi imposible utilizar bien un tenedor y comenzo a comer el arroz a grandes cucharadas, dejando caer uno que otro grano sobre su "ropa " y al piso, quedando algunos granos pegados alrededor de su boca.
Habia comido arroz antes, pero nunca mesclado con aquella extraña salsa. Una vez que comio algo más de la mitad del arroz, tomo el trozo de carne con las manos y comenzo a comerla de a pedazos, no como un muerto de hambre que comia desesperado, si no que con cuidado de no ir a morder uno de sus propios dedos al sostener la carne con las manos.
Definitivamente, era algo desastrozo a la hora de comer, mas hacia lo que podia.

Chasqueo la lengua al escuchar su comentario, ¿Qué clase de humanos le habían educado de un modo tan terrible? ¿Y sus padres? ¿Qué habían hecho ellos? Siquiera los vampiros hacían cosas como aquellas a sus hijos, al menos nunca había escuchado de algo como aquello, no dejaba de sorprenderse. Se sorprendió de sentirse tan molesto por aquello, después de todo él no era ningún santo protector de inocentes, pero por alguna causa aquello le molestaba más de lo que debería. Se trataba de un desconocido, que le había sido entregado como un regalo, ¿Por qué debería interesarle? ¿Por qué debería compadecerse de su situación? No tenía la obligación de hacerse cargo de él, simplemente podía echarlo de su casa luego de darle aquel plato de comida y no tendría que volver a verlo nunca, no tendría que sentir otra ve aquella molesta sensación de compasión que le traía un dolor en el pecho que nunca había sentido. Odiaba cuando sus sentimientos se interponían en sus pensamientos, le impedía tomar decisiones razonables.

-No, no debes comportarte así, es desagradable. –Sus palabras fueron crueles, hirientes, como casi todo lo que normalmente salía de su boca. No se percató de que podía hacerle daño al decir algo como eso, no conocía otro modo de relacionarse con otros, nunca medía sus palabras. Seguramente aquello fue más debido a su enfado que a que realmente lo pensara, la verdad le resultaba bastante simpático, pero de imaginar la educación que habría tenido para convertirse en quien era ahora le producía rechazo. Seguía con aquel molesto debate interno, quedárselo o no. Era algo difícil de decidir, evaluar los pros y los contra le resultaba complicado en aquel momento, necesitaba alguna clase de señal, algo que inclinara la balanza hacia uno u otro lado para que se convenciera y luego no se arrepintiera.

Sentado aún en el sillón lo observó comer, realmente estaba totalmente escaso de modales, comía como si se tratara de una pequeña feria salvaje, sin desesperación pero sin ninguna educación. La comida ya estaba dispersa por el suelo, por su ropa y por parte de sus mejillas, parecía un niño pequeño que no sabe aún utilizar correctamente los cubiertos y hace un gran lío a la hora de alimentarse. –Kau –lo llamó con cierta resignación para que detuviera su acción, una vez lo hizo se inclinó a su lado y tomó la servilleta pasándosela por las mejillas para quitar los restos de arroz pegados en ellas. Tomó la cuchara y recogió algo de carne mezclada con la salsa y el arroz y se la acercó a los labios. –Abre la boca… -espero que lo hiciera y metió el alimento dentro de su boca, repitiendo la acción varias veces con bastante paciencia. –Debes comer despacio o vas a atragantarte –le indicó limpiándole los labios con la servilleta cuando toda la comida hubo desaparecido del plato.

De ser alguien normal, habria pasado todo aquel rato pensando en lo que su amo le habia dicho sobre sus actuares y su comportamiento, mas habia sido entrenado y acostumbrado a pensar unicamente en lo que quisiera decir, por ende, no salia saber como razonar bien las cosas o pensar en sus accionen ante de realizarlas, todo su comportamiento de regia de ordenes, y siempre seria asi hasta que se le acostumbrara a lo contrario.

Apenas escucho su nombre, solto la cara para volver el rostro hacia el, lamiendo sus manos y sus dedos con cierta sugestividad para limpiarlos y asi poder bajarlas. Tranquilo se dejo limpiar por el que el ya creia su unico y verdadero amo, sonriendo levemente mientras fortaba la servilleta contra su rostro.
Escucho luego el rasgar del cuchillo contra la carne, y cuando se le fue ordenado, abrio la boca para recibir la comida comodamente en la boca, la cual al momento de tener dentro, comenzo a masticar, con cuidado, lento como le habian ordenado. Al hacer esto pudo notar que las tres cosas juntas sabian muchisimo mejor juntas que separado, por tanto, recibio gustoso el resto de las cucharas hasta que la comida acabo. Tomo el vaso de jugo casi de un solo trago, y luego de dejo limpiar nuevamente por su amo, dando una leve mordida a uno de sus dedos cuando uno de estos paso rozando la comisura de sus labios, en un extraño instinto de jugueteo que solia tener desde pequeño.

Cuando sintió aquella mordida juguetona en su dedo sonrió un poco, le causo algo de gracia, realmente se comportaba como un cachorrito por momentos. No podía negar que era agradable, no tenía porque desprenderse de él por el momento, podía quedarse con el un tiempo y ver que tal se adaptaba a la casa, además… ¿que iba a hacer un chico como ese sólo en la calle? No tenía grandes oportunidades de sobrevivir mucho tiempo, de algún modo, lo quisiera o no, ya era responsable de él. Suspiró resignado y y se incorporó dirigiéndose a sus sirvientes. –Preparen una habitación para él en la torre. –indicó mientras una jovencita se acercaba para retirar las cosas de la cena y otra barría los restos de comida del suelo. Volvió a sentarse en el sillón, habría que esperar un poco para que la habitación de Kau estuviera lista, aquel tiempo podía utilizarlo para conocerlo un poco más.

-¿En que cosas eres bueno? –le preguntó buscando en su bolsillo hasta hallar un cigarrillo, se lo llevo a los labios y lo encendió saboreándolo tranquilamente mientras observaba al otro. -¿Qué edad tienes? –no podía decirse al verlo, era complicado pues se aspecto era algo contradictorio, seguramente era adolescente, pero no podía definir una edad precisa. Pudo notar que tenía varias cicatrices, una le llamó especialmente la atención, atravesaba su vientre y parte de su pecho, era grande y profunda, se preguntó como se habría hecho algo así, pero no hizo comentario, ya se enteraría a su debido tiempo. Notó que no se había presentado, y decidió hacerlo, aquel muchachito seguramente nunca se lo preguntaría sino. –Por cierto, mi nombre es Aaron, puedes decirme así.

Una de las sirvientas bajó por las escaleras y le indicó que ya estaba todo listo en la habitación para el nuevo huésped. El vampiro asintió y se incorporó, tomó la mano del albino para que no se perdiera ni se chocara con los muebles y lo guió escaleras arriba, con el tiempo se adaptaría pero de momento no le costaba nada darle una ayuda para orientarse en aquel lugar totalmente nuevo para él. Habían preparado un cuarto en su torre, cerca de su habitación pues siempre le había gustado tener a sus esclavos no muy alejado para que acudieran rápidamente a su llamado. Abrió la puerta y entró junto con él, soltándolo después para que pudiera inspeccionarla.-Es bastante luminosa de día, y da al jardín, seguramente es mas bonita que el sitio donde vivías antes. –se apoyó contra la pureta dedicándose a fumar su cigarro mientras lo veía recorrerla en cada rincón, reconociendo su nuevo hogar.

Cuando noto que no habia ninguna respuesta negativa ante la pequeña mordida que habia dado, sonrio contento, tomando la mano de su amo para recargar suavemente la mejilla en esta, hasta que llegaron los sirvientes a los cuales llamo, los cuales hicieron llamar su atencion al comenzar a limpiar tanto la comida que habia en el piso como la que tenia sobre su "ropa".
En lo que el joven se sento sobre el divan, el se quedo sentado en el piso, acercandose a la pierna de su amo para apollar las manos sobre su rodillas, y sobre estas su rostro, con el rostro levemente elevado como si le mirara. Al escuchr las preguntas que comenzo a hacerle, inclino levemente el rostro hacia un lado, algo confundido, como si analizara las preguntas y buscara respuesta en sus acciones mas que en sus recuerdos.

"Kau es bueno con cosas filosas y puede hacer cualquier cosa que su Amo quiera... Kau tambien es bueno con esto ~"

Comenzo a subir una de sus manos de su rodila hacia sus muslos, pasandola cerca de su entrepierna para luego volver a hacer el recorrido de vuelta, volviendo la mano a su lugr, sonriendo con total inocencia, como si lo que acabara de hacer fuera de lo mas normal.
En cuanto a la pregunta de sus edad, se tomo un tiempo en responder esta, volteando el rostro en varias direccion, como si buscara respuesta, para luego encogerse levemente de hombros.

"Kau no sabe."

Sonrio ampliamante al escuchar el nombre de su amo, apoyando la mejilla en su rodilla para frotar suavemente el rostro contra esta, antes de ser tomado de la muñeca y jalado, caminando asi sobre sus piernas, con un brazo levemente extendido, intentando tantear algo a su alcance para ir reconociendo el lugar.
Al momento de subir las escaleras dio tropezones casi todo el tiempo, ya que nunca habia subido escaleras en su vida. Una vez se detubieron, comenzo a olfatear todo a su aldedor cuando ya se encontraban dentro del cuarto, y cuando le solto, volvio su mirar hacia el, y comenzo a agacharse levemente para comenzar a gatear por el lugar, siempre extendiendo un brazo para intentar tantear las cosas, chocando de vez en cuando con los muebles, sintiendo el piso de alfombra con las llema de los dedos, acostandose leves segundos en este para seguir y dar con al cama subiendose en esta para sentarse y dar leves saltos sentado mientras sonreia divertido.

"A Kau no le importa que sea luminosa y que de hacia el jardin... Kau se conforma simplemente con estar aqui."

Cosas asi como una vista privilegiada y buena iluminacion en un cuarto eran cosas innecesarias para el debido a su discapacidad, más al transmitir sus pensamientos, estos no eran en lo absoluto tristes ni nada por el estimo, si no completamente normales.
Siguo saltando divertido volteandose para quedar en 4 sobre la cama, y comenzar a tantear el mullido colchon y las suaves sabanas, y tambien abrazarse a las almohadas, recordando derrepente a su peluche, soltando un jadeo derrepente, comenzando a tantear la cama mas rapidamente, buscandolo.

Lo observó hacer aquel recorrido por la habitación, descubriendo donde estaba y los muebles que había en ella. Estaría allí ahora, por lo menos un tiempo, así que era mejor que se acostumbrara y se adaptara a aquel lugar. Pensó que a un humano como aquel le agradarían las cosas blandas y mullidas, en la cama además de algunas mantas había varios almohadones blandos. La alfombra era una buena idea, al no poder ver asumió que podía ser algo torpe, y tal vez acabara en el suelo en varias oportunidades, así no se haría demasiado daño al caer. Parecía contento con la cama amplia y esponjosa, al parecer el sitio le estaba agradando, pero su comentario le dejo algo extrañado.

-¿Deseabas venir aquí?

No era muy común que los humanos aceptaran dócilmente convertirse en sus esclavos de sangre, no sin antes haber probado lo que se sentía cuando un inmortal bebía de ellos, por lo general se volvían sumisos luego del pacto,, cuando no tenían mas opción que obedecer, pero él aún no había realizado aquel ritual con ese jovencito, sin embargo el parecía completamente dispuesto a seguir cada una de sus ordenes. Más que dispuesto, parecía incluso inciso por obedecer. Supuso que tendría que ver con el modo en que había sido educado, tal vez el sitio en el que se encontraba era mucho peor que el castillo, y tenia la esperanza de su que su vida se tornara mejor. Era difícil saber como pensaba, no era como otros mortales con los que había estado antes.

Parecía que desconocía muchas cosas de si mismo, tales como su edad, eso también le llamo la atención, evidentemente lo habían criado realmente como si fuera un perro y el se había adaptado a esos tratos. Lo mas raro de todo es que no parecía para nada triste, no se lamentaba de su situación, de sus sentidos disminuidos, o de la suerte que había corrido hasta momento, aquella era su realidad y no conocía ningún otro modo de vida, seguramente por ello no sufría por ello. Lo vio desesperarse un poco entonces, buscando algo con sus manos, alguien tocó la puerta en ese momento, Aaron se giro y abrió un poco la puerta encontrándose con una criada que llevaba aquel feo y mugriento conejo de felpa con el que el chico había llegado.

-Estaba en el jardín…-explicó sosteniendo con cara de asco, la verdad no daban muchas ganas de tocarlo, era bastante desagradable.

El vampiro lo tomó y luego cerró nuevamente la puerta, se lo acercó a Kau y se lo entregó, notando que enseguida se tranquilizaba, parecía ser algo valioso para él. Se sentó en la cama y lo observó abrazar cariñoso al peluche, seguramente era su única pertenencia. Habría que dejar pasar algo de tiempo y ver que ocurría con el, si se adaptaba y no se volvía un estorbo para él. No sabía como tratarlo, era tan diferente a los demás que lo desconcertaba. Se puso de pie dispuesto a regresar a la biblioteca, no tenía mucho mas que hacer allí, no planeaba sellar el pacto por el momento. Cuando iba a irse notó que algo lo detenía y regresó la vista hacia atrás viendo al chico que mostraba una expresión que lo ofusco un tanto.

-¿Qué…?

Seguia buscando su peluche, asustado no de encontrarlo. No sentia su aroma, y mucho menos logro sentirlos de entre las cosas que abrazaba. Su peluche lo era todo para el, no estaria tranquilo sin el por nada del mundo.
Derrepente sintio levemente su aroma al sentir como se abrio la puerta, y al escuchar que su amo se acercaba, y a medida que lo hacia el aroma aumentaba, estiro impaciente los brazos, abriendo y cerrando las manos como un pequeño niño que queria que le dieran su juguete. Apenas pudo tenerlo entre sus manos, lo abrazo fuertemente, dandole alguno que otro mordisco. Cuando ya estubo tranquilo, pudo voltear el rostro al de su amo, mientras mordia una de las orejas de su conejo.

"Kau siempre quiso estar aqui, porque sabia que aqui estaria mejor que alla."

Aquella comparacion daba a entender lo poco agradable u acojedor que era el lugar en donde se habia quedado toda su vida.
De un momento a otro sintio que la cama dejaba de estar tan hundida debido a que ahora esta solo tenia su peso sobre la cama; penso que habia dicho algo malo o que algo que le habia hecho molestar, asi que lo sostubo y jadeo levemente, el no queria que se vaya.

"El amo tiene que vestir a Kau"

Mantenia el rostro mirando hacia el, y lo volteo unicamente para ver su conejo y abrirle la boca para sacar su "ropa" de ahi, ya que la que tenia puesta eran simples correas que no le permitias moverse del todo bien. Ademas, era la escusa perfecta para mentenerlo ahi y que asi conociera mejor su cuerpo... tal vez asi lograba que se interesara mas en el.

Aquello le pareció un poco extraño, sonaba más a una excusa para que se quedara con el a algo realmente necesario. Se notaba que era un chico necesitado de cariño, seguramente no había tenido demasiado de eso en su niñez, cuando más se necesita sentirse querido. Suspiró y volvió a sentarse a su lado en la cama y tomó las prendas que le entregaban, eran de cuero, y tenían formas bastantes extrañas, no eran prendas comunes. Las observó con atención y luego lo miró. -¿No sabes vestirte sólo? –preguntó con cierto fastidio, aunque sin llegar a estar molesto por hacerlo, después de todo le tomaría solo unos cuantos minutos. No era tan complicado darle el gusto en aquello. Se puso de pie frente a él para poder quitarle aquellas correas, estaban puestas bastante apretadas y habían dejado algunas marcas en su piel que seguramente desaparecerían mas tarde, dejándolo sólo con su ropa interior negra. Tenía un cuerpo realmente delgado, estaba algo en bajo en peso, seguramente no había sido muy bien alimentado, su tez era muy pálida y tenía diversas cicatrices en el cuerpo, en todas partes. Esto daba una pauta de lo dura que había sido su vida hasta el momento.

Luego le ayudó a colocarse la ropa que consistía en un pantalón ajustado de cuero negra y la parte de arriba del mismo material, de mangas largas pero muy corta, dejando a la vista su abdomen y sus diversos pircings. Aquella ropa lo hacía lucir muy bien, a pesar de su delgadez marcaba muy bien cada detalle de su cuerpo amoldándose a este. Se preguntaba si se sentía cómodo con aquellas prendas, pero prefirió no decir nada por el momento, estaba acostumbrado a seguir órdenes, no parecía saber elegir nada por si mismo.

-Tienes otras mudas en el ropero, por si luego quieres cambiarte –agregó dejando las correas en la mesa de luz y lo miró por unos instantes, algo pensativo. -¿Cómo puedes estar seguro que este lugar es mejor que el anterior? –llevó una mano a su rostro y le quitó un mechón de cabello blanco del rostro para poder verlo mejor, le costaba relacionarse con él, aún no encontraba una forma correcta de hacerlo.

Nego con la cabeza ante la pregunta de su amo, y sonrio contento al ver que se quedaba con el para vestirle. Para el era muy complicado ponerse esas ropas llenas de correas, generalmente siempre lo vestian para todo, aveces le ponian trajes diferentes, pero nunca le habian puesto ropa normal, ni mucho menos le habian enseñado a ponersela, solo a quitarsela.
Cuando el mayor comenzo a sacarle las vendas, se quedo tranquilo en su lugar sin poner mucha resistencia, movinedose como fuera necesario para que el trabajo no le fuera muy compliado al mayor.

Una vez estubo listo, se estiro ya mas comodo con sus ropas acostumbradas, volteando el rostro algo confundido ante la rpegunta de su amo.

"¿Mudas?¿Qué tipo de mudas?"

Pregunto curioso ya que no podria ver las otras ropas que su amo tenia para el, tal vez mas tarde podria sentirlas, pero para eso deberia hacer una larga travesia por su cuarto para poder descubrir donde estaba el armario.
Ante la segunda pregunto, bajo un momento la cabeza como si pensara, moviendo los pies como si los columpiara levemente. Cuando el mayor acaricio su rostro para quitarle aquel mechon de pelo, tomo su mano y resposo su mejilla contra esta, frotandola suavemente.

"Kau esta seguro, porque este es el lugar en que su amo esta."

Agrego con una gran sonrisa, sin dejar que el mayor quitara la mano de su mejilla, frotando su mejilla contra este, dandole leves lamidas y mordiscos de vez en cuando.

Al parecer aquella era la ropa que solía llevar, y no conocía otras, ¿acaso no sentía los cambios de temperatura? Evidentemente estaba acostumbrado a llevar aquel conjunto de cuero, y no concebía utilizar otro tipo de prendas que no fuesen esas, bueno, bien podía acostumbrarse. Habría muchos cambios que realizar con ese chico si decidía quedárselo –La ropa que llevas es…bonita, pero no muy adecuada para estas temperaturas, o para salir de paseo, llamaría demasiado la atención –explicó sencillamente intentando que comprendiera, no parecía que tuviera dificultades en entenderlo, más bien tenía una forma de pensar demasiado limitada y haba muchas cosas del mundo que desconocía, eso podía solucionarse, pero llevaría tiempo y trabajo, dos cosas que no estaba seguro de desear emplear en una mascota. Le gustaba como le sentaba aquel traje, pero se veía más como listo para una sesión de sadomasoquismo que para realizar un viaje, o ir a cenar. Además lo más probable es que ahora que comenzara el invierno acabara enfermándose al ir tan descubierto, los humanos tenían una salud muy débil.

Suspiró resignado y le revolvió un poco los cabellos de aquel tono blanco tan raro, se preguntaba si eran naturalmente así o también habrían sido manipulados para que quedaran de un tono tan curioso.-No te preocupes, luego te vestiré con otra cosa más abrigada.-Por como abrazaba a su conejo de felpa era evidente que le agradaban las cosas suaves, seguramente las prendas de algodón serían de su gusto o incluso la lana. Permitió que tomara su mano y frotara su rostro infantil contra ella, estaba tibio.

-Apenas me conoces, no puedes saber si seré un buen amo, y déjame decirte que no creo serlo –aclaró antes de que dijera alguna otra cosa, no era del todo malo, sabía de otros vampiros que eran aún peores con sus esclavos de sangre, que simplemente los mantenían en los calabozos y bajaban a beber de ellos cuando deseaban, saciándose hasta dejarlos medio muertos. El era algo más considerado, los tenía bien atendidos, pero siempre y cuando cumplieran todas sus ordenes y deseos sin excepción, era muy exigente al respecto. –Mira Kau, te seré sincero, no se por cuanto tiempo te quedarás aquí, pero entre tanto puedes utilizar las instalaciones como desees mientras no abandones este sitio sin permiso.

Aún quedaba mucho que evaluar antes de realizar cualquier pacto con el, y aunque sentía ansias por probar su sangre no quería hacerlo hasta que decidiera conservarlo, no podía dejarse influenciar por eso a la hora de tomar una decisión quería hacerlo con la cabeza en frío.

Mientras sostenia la mano de su amo contra su mejilla, escucho con total atencion lo que el le decia sobre la ropa que tenia ahi. A el no le importaba si llamaba la atencion con sus vestimentas, es mas, esto le gustaba, sentirse observado y que la gente de cierto modo se interesara en el. El pensar en ropa mas grande que la suya o mas tapada le hiso sentir algo incomodo, estaba acostumbrado a usar ropa muy al descubierto y ajustada, asi que se le haria algo complicado el acostumbrarse.

"A Kau no le gusta llevar mucha ropa ... pero si el amo quiere Kau lo hara."

De echo, la idea de que su amo le vistiera con otros trajes, y mas aun el que el se los pusiera, hacia que la idea le agradara cada vez mas. El imaginarse usando trajes diferentes al que siempre llevaba, trajes que le gustaran a su amo y que hicieran que de este modo le mimara era algo bastante agradable.

Pero la felicidad que sentia al imaginar esas cosas de desvanecio al escuchar las palabras de su amo. Él, que ya pensaba estar porfin en un hogar, estaba ya siendo rechazado tal y como lo habia sido horas despues de nacer.
La tristeza se noto en el gesto de sus labios, los cuales daban a entender que el peliblanco tendria entonces un semblante triste, destrozado, solto la mano de su amo para que la quitara de su rostro si queria y agacho la cabeza, apoyando las manos sobre la superficie de la cama.

"Entonces... si el Amo no quiere a Kau, ¿Qué razon tiene Kau para vivir?"

La pregunta no hiba dirigida para el joven de cabellera negra, si no era una pregunta que el mismo hacia. Desde que le dijieron el proposito de sus entrenamientos, supo que tenia un proposito, que algun dia podria ser, de cierto modo "feliz", siempre le habian dicho en sus entrenamientos "Es por tu bien, pequeño"... y el desde entonces penso que era asi, que al estar en aquel lugar de verdad podria ser, y a la vez hacer feliz a alguien en su vida...

Sonrió suavemente al escuchar el comentario respecto a la ropa, podía usar lo que prefiriera para andar por la casa, aunque si en algún momento debían salir por alguna razón tendría que usar algo diferente. Era un niño bueno después de todo, parecía que no iba a contradecirlo en nada, a seguir todas sus ordenes y deseos sin chistar. Aquella ciega confianza en él no dejaba de sorprenderlo, a pesar de lo que había dicho antes no comprendía como parecía tenerle tanto cariño si apenas acababa de conocerlo, era evidente que desde que habían comenzado a prepararlo para él como su regalo había estado idealizándolo, seguramente como una forma de soportar aquellas torturas físicas y mentales pensando que de algún modo valdrían la pena cuando se encontrara con su amo. Pero el no estaba a la altura que Kau imaginaba, no era como él creía, seguramente acabaría decepcionándolo. Pero, ¿Por qué iba a esforzarse en no hacerlo? Después de todo no era asunto suyo, él no había pedido a aquel niño en su casa, prácticamente lo habían forzado a que lo tuviera allí, si no lo deseaba simplemente podía abandonarlo… No comprendía porque se sentía algo incómodo ante esa idea, después de todo no conocía sentimientos como la “culpa” o la “compasión, ¿Por qué entonces le molestaba un poco la idea de simplemente abandonarlo a su suerte? No se encariñaba con sus esclavos, ni con nadie, los humanos morían demasiado rápido y no le interesaban lo suficiente como para crear algún vínculo con ellos.

La expresión que puso entonces el menor le resultó extraña, le era algo complicado interpretar los sentimientos de otros, y no podía entender porque se sentiría triste por algo como eso, le parecía hasta cierto punto ilógico, no entendía aquella forma de pensar de los mortales. Al escuchar aquellas palabras dentro de su cabeza lo tomó del mentón haciéndolo levantar el rostro hacia él para poder mirarlo mejor, habían sonado heridas, como si algo de lo que había dicho lo hubiera lastimado. Estaba verdaderamente confuso ante esa situación. Chasqueo la lengua algo frustrado antes de decir algo más.

-Tks… Bien, si tanto quieres quedarte puedes hacerlo, espero después no te arrepientas de tu decisión –agregó con cierto tono molesto, más queriendo ocultar que le había dado algo de pena el desamparo que sintió en sus palabras que porque estuviera realmente enojado por algo. Había incluso desviado el rostro, pero luego de esto sus ojos regresaron para ver si su expresión cambiaba y se mostraba un poco mas animado. ¿Por qué quería que se sintiera contento? En general le daba igual como se sintieran los demás.

Mantubo en todo momento el rostro agachado, penso que, despues de lo que el mayor habia dicho, se retiraria, que estaba tan deprimido ya que no lo habia sentido partir, mas fue cuando sintio que levanto su rostro por el menton que noto que aun seguia ahi, sentado a su lado.
No movio el rostro nisiquiera un milimetro, su boca se mantenia levemente abierta, estaba completamente atento y entregado a las palabras de su amo, y cuando este termino, volvio a sonreir, mostrando una enorme sonrisa en su rostro levemente cubierto. Tal fue su emocion, que no espero ninguna gesto ni ninguna palabra más de su amo, solo tomo algo de impulso y de esta forma de lanzo encima de el para abrazarlo.

Tal fue la fuerza de su abrazo, tanta era su emocion que ambos cayeron de la cama, quedando sentados en el piso. Pero no importo si esto molestaba o no al mayor; él estaba feliz, y si algo no le habian enseñado nunca, era a reprimir sus sentimientos o ocultarlos. Él era asi simplemente; Si estaba feliz, correria, saltaria, le abrazaria e intentaria lamerle la cara; si estaba triste, se esconderia, o mantendria su cabeza agachada; si estaba celoso, no se separaria de el e intentaria apartar a quien sea que quisiera tocarlo, y asi era en general con sus emociones.

Se mantubo un buen momento firmemente abrazo al cuello del vampiro, estando sobre el entre sus piernas, y luego de un rato, se separo unicamente para lamer su nariz aun con una gran sonrisa en el rostro.

"Kau no se arrepentira, Kau se portara bien y hara feliz a su amo."

Aunque se comunicara con sus pensamientos, y no con su voz, aun asi podria notarse el entusiasmo que sentia ante la situacion. Él estar con el mayor de verdad le hacia sentir que su vida porfin habia comenzado.

De un momento a otro estaba en el suelo, con Kau abrazándolo por el cuello con todas sus fuerzas, prendado de él como si de repente fuera a esfumarse en el aire. Se lo veía realmente feliz con aquella sonrisa en su rostro, se notaba que escucharle decir eso lo había aliviado. Seguía sin entender sus efusivos sentimientos hacia él, pero ya no importaba demasiado, allí estaban después de todo. Se sobó la nariz luego de sentir su lamida, se portaba la mayor parte del tiempo como un cachorro juguetón y cariñoso, pero era inteligente y sensible. Una extraña combinación, sin duda. A pesar de esto no lo apartó y le permitió que lo abrazara cuanto quisiera, después de todo era agradable sentir su cuerpo tibio cerca de suyo, podía sentir su respiración acariciar su rostro al estar tan cerca, siempre le había agradado el aliente humano, caliente a diferencia del de los inmortales que parecía más una brisa gélida. Ellos eran muy diferentes, el pequeño era demostrativo, alegre y cariñoso, cualidades que Aaron nunca había poseído, ni deseado poseer, aquel contraste era bastante curioso, pero tal vez gracias a aquellas diferencias podrían aprender a entenderse y complementarse.

Paso sus brazos alrededor de la cintura del menor, manteniéndolo de este modo bastante cerca suyo, ahora que ya había tomado la decisión de que permaneciera en el castillo todo era más sencillo. Acercó sus labios al cuello del joven y pasó su lengua despacio por ella haciéndolo estremecerse, era necesario sellar el pacto, para que definitivamente se convirtiera en su esclavo de sangre. Además sentía deseos de probar el sabor de su sangre, ¿también habría sido modificada por esas personas? Esperaba que no fuera así, que no le hubieran inyectado drogas, o se daría cuenta con sólo saborearla. Rasguñó un poco aquella piel con sus filosos colmillos sin hacerle ningún daño aún, como si le advirtiera que estaba a punto de morderlo.

-Quédate quieto…y relájate –le indicó susurrándole antes de hincar allí sus dientes puntiagudos, sintiendo enseguida como el sabor del líquido carmesí invadía por completo su boca, bajando luego por su garganta en grandes cantidades, humedeciéndola y proporcionándole aquél particular calor a su cuerpo muerto. No bebió por mucho tiempo, pues necesitaba que estuviera despierto para acabar con el ritual. Lamió su herida para cerrarla sin dejar ningún rastro de aquello en su piel y luego acerco un dedo a los labios del albino. –Muerde –le indicó, era necesario aquel intercambio de sangre para que el ritual fuera correctamente completado. Cuando hiciera aquello no podría arrepentirse, debería permanecer a su lado el resto de su vida.

El sentir que Aaron no hacia nada con respecto a su abrazo y su lamida, como regañarlo o empujarlo para que se apartara, lo unico que hiso fue que él se abrazara mas fuerte a el, como si se acurrucara en el, buscando un calor que no era fisico, si no un calor que solo el podia sentir por parte del vampiro... Un calor que se encontraba oculto y retenido en su interior, al cual el queria llegar.
Sonrio, ya más calmado al sentir que el mayor rodeaba su cintura con los brazos, mas algo inesperado hiso que su cuerpo se estremeciera en un escalofrio, que soltara un suave jadeo y que sus mejillas se encendieran levemente. El sentir luego como el joven rozaba los dientes contra su blanca y sensible piel le dieron a entender lo que ahora vendria, aquello para que lo habian preparado, de lo cual le habian hablado y ante lo cual habian entrenado quitandole litros de sangre y varias ocasiones, de distintas partes del cuerpo.

Obedecio a las indicaciones del mayor, sin soltarse de el, dejando caer su poco pecho sobre el abdomen del mayor, recargandose en el mientra ladeaba un poco la cabeza para dejar su cuerpo un poco mas al descubierto.
Al momento de sentir la mordida, otro jadeo un poco mas fuerte escapo de sus labios, al mismo tiempo que presionaba los dedos contra su espalda. Cuando le habian quitado sangre antes, no hacia mas que sentir el leve pinchaso de la aguja, pero estoo era diferente, ya que eran dos dientes puntiagudos, mas anchos que una aguja, que venian acompañados de la fuerza de la mordida que atrapaba su piel en ella, ademas de la sensacion de sentir su sangre salir de a golpes en cada succion que el vampiro hacia.
La lamida que dio al terminar le hiso estremecerse nuevamente, y al sentir que ya se separaba, apoyo las manos en su pecho para separarse un poco, aun con las mejillas levemente rojas.

Una vez sintio el dedo ajeno sobre sus labios, elevo el rostro unos segundos como si le mirara para luego bajarlo y morder primero suavemente el dedo del mayor, en su acostumbrado jugueteo, ademas de que temia que esto lastimara al vampiro, mas era necesario, por lo que mordio ahora mas fuerte, procurando hacerlo mayormente con sus colmillos, los cuales no eran para nada más desarrollados que los del vampiro, hasta hacer una leve incision, la cual apenas comenzo a sangrar, lamio con sumo cuidado, no con solo la punta de la lengua, si no que utilizando toda esta para que quedara impregnada de sangre.

Dejó que tomara algo de su sangre con la lengua y luego apartó su dedo llevándoselo a sus propios labios para sanar aquella insignificante herida con su saliva curativa. Tomó la muñeca derecha de Kau y la hizo girarse hacia arriba para poder ver su antebrazo, sonriendo satisfecho al descubrir allí la marca que buscaba, aquella insignia que manifestaba que aquel chico le pertenecía en cuerpo y alma. Delineo con sus dedos largos y fríos aquella marca de color negro que era imposible borrar de la lechosa piel del albino, y luego elevó sus ojos para ver su rostro preguntándose que estaría pasando por su cabeza. ¿Cuánto tiempo le llevaría darse cuenta de que el sueño que tenía en su cabeza era demasiado distinto a la realidad como para que lo hiciera feliz? Era absolutamente imposible que un esclavo de sangre fuera feliz, podía resignarse, aceptar su destino, incluso disfrutar de los momentos que pasaba en compañía de su amo cuando se dignaba a prestarles algo más de atención que la acostumbrada. Siempre se aburría de ellos no había excepción. Y aunque al comienzo jugaba un poco con la comida finalmente acababan convirtiéndose en puros contenderos de sangre a los que les prestaba la misma atención que a un mueble. El niño despertaría en algún momento y se arrepentiría de no haber aprovechado la oportunidad de irse por donde llegó, pero aquello ya no era su problema, su destino estaba sellado.

Miró por la ventana la brisa era fresca pero el cielo estaba claro y despejado, de repente le dieron ganas de salir de paseo, a pesar de no tener hambre y no necesitar saciarse tenía aquel deseo de tomar una vida humana. Últimamente le pasaba seguido, como en su juventud, aquel deseo de matar que le ardía en las venas y lo motivaba a salir de caza como si fuera un adolescente. ¿Había algo que lo detuviera? ¿Cazadores? ¿Licanos? No tenía miedo de ninguno de los dos, sólo deseaba divertirse, disfrutar de la sensación de quedarse con el último aliento de alguna joven doncella. Se incorporó dejando al joven allí sentado en el suelo y dio unas palmadas a su ropa como si quitara el polvo inexistente en ella.

-Voy a salir –le anunció sin dar lugar a quejas, pero de todos modos la expresión de decepción del nuevo esclavo lo decía todo, era una mascota demasiado codiciosa, tenia que aprender que no podía pasar todo el tiempo con su amo, él tenia muchas obligaciones y poco interés por sus mascotas. Pero… bah, que mas daba. –Tks…que niño, no pongas esa cara de victima, puedes venir si quieres, pero no me des problemas. –agregó acercándose luego al ropero, para buscarle algún abrigo.

Siguio dando alguna lamidas al dedo de su amor, hasta que este lo quito, dejandolo con la punta de la lengua afuera. Solto un leve gemido al sentir como le doblaba el brazo, ladeando el rostro extrañado, con este en direccion a su brazo como si lo mirara, sin entender porque tocaba su brazo, como si hubiera algo ahi, cuando el no sentia nada en particular, por lo que comenzo a tocar tambien, sin entender que es lo que, su ahora oficial amo, hacia.
Luego de esto, volvio su rostro al del vampiro. No sabia que hacia, que pensaba, nisiquiera hacia donde miraba, no sabia casi nada de el, pero con lo que le habian dicho, y con el como se lo habia imaginado se conformaba. Paso toda su vida por terribles maltratos con la cosa de "Es por tu bien", pensando que cuando estubiera con él, con su amo, nada de eso le pasaria. No tendria que recibir operaciones innecesarias nuevamente.

Por momentos quiso poder ver, unicamente para poder conocerlo, para ver como era su rostro, como eran sus expresiones, más la unica forma de "verlo" era con sus manos, reconociendo sus facciones, y haciendose una imagen mental de como era.
Hiba levantando las manos para hacerlo cuando el mayor repentinamente se levanto y escucho lo que este decia sobre salir, poniendo en el momento un puchero y comenzando a gimotear como un cachorrito al cual hiban a abandonar.

No paso mucho tiempo hasta que el vampiro terminara por desistir, decidiendo llevarlo, cosa que hiso que comenzara a correr por todo el cuarto, terminando con esto al tropezarse y caer, afortunadamente, sobre la cama. Estiro los brazos en busca de su conejo de peluche, y de este saco una correa, la cual se puso en la boca, para acercarse gateando a su amo y jalar suavemente su pantalon para llamar asi su atencion, para que le pusiera la correa antes de que salieran.
Antes, siempre que le sacaban a pasear, le ponian una correa, porque solia salir corriendo, ya sea asustado de los fuertes sonidos del exterior, o persiguiendo alguna cosa que hubiera llamado su atencion, como un pajarito que haya aleteando cerca de el, jamas habia intentado escaparse, solo le gustaba corretear por todas partes, mas siempre le ponian aquella correa, y él, habia terminado por acostumbrarse a ello.

Sacó del ropero un abrigo para Kau, estaba demasiado ligero de ropa y hacía frío afuera, no podía salir así. Cuando se volvió para ponérselo lo encontró a su lado, llamándole la atención llevando aquella correa en la boca, aparentemente esperando que se la colocara para salir. La tomó quitándosela de la boca y la guardó dentro del ropero sin hacer ningún comentario, luego lo hizo incorporarse y le ayudó a colocarse el sweater, era de lana suave e incluso tenía algo de perfume. Acomodó bien el cuello del mismo para que no le molestara y lo observó, era su talle, así que lo abrigaba pero no le molestaría a la hora de moverse y corretear como seguramente deseaba hacer, era normalmente muy activo y siempre tenía energías.

-No la necesitas para salir de paseo conmigo, se que te portaras bien

Dicho esto caminó hacia fuera, dejando que el otro lo siguiera, se lo veía emocionado con la idea de ir de paseo, aunque no sabía que se estaba imaginando, sería sólo una vuelta al parque en lo que buscaba alguna belicosa victima humana. Sabía que no iba a intentar escaparse ni nada similar, y a esa hora las calles de Londres estaban prácticamente vacías, que llamara la atención no sería un problema. Salió junto con el por la pureta principal y atravesaron el amplio jardín hasta llegar a la calle. Se agachó entonces frente a él y colocó una mano sobre su hombro para que le prestara atención.

-No te alejes demasiado y haz silencio cuando te diga

Dicho esto se incorporo nuevamente y comenzó a nadar, vivía a pocas cuadras del parque así que no tardaron demasiado en llegar, Kau parecía muy atento a todos los olores novedosos que había en el exterior, lo mismo que a cada sonido por más mínimo que fuera. Seguramente no salía de paseo muy a menudo, también era probable que viviera en las afueras de la ciudad. Si se comportaba correctamente podría llevarlo de paseo cada tanto, aquello era una prueba para ver como se comportaba.

Una vez llegaron al parque Aaron comenzó a andar siguiendo el camino, por el momento no había mortales a la vista, parecía completamente desierto. Chasqueo la lengua con cierto mal humor, ¿ya estarían todos durmiendo en sus camas? No creía tener tanta mala suerte… El menor correteaba de un lado al otro, aparentemente los sitios como ese eran de su agrado, seguramente podía percibir muchas cosas que le llamaban la atención allí, lo dejo recorrer el lugar mientras él se ocupaba de localizar algún mortal. Sonrió de lado al ver a una joven sentada a los pies de un gran árbol cerca del camino, estaba sola, y parecía en su mundo, era extraño encontrar su clase de victimas preferidas a aquellas horas, no siempre podía darse el lujo de beber sangre joven, pero al parecer era su día de suerte. Vio alrededor confirmando que Kau estuviera lejos y sin hacer demasiado alboroto para poder acercarse a la chica. La inocente siquiera se diño cuenta cuando rodeo el árbol para acercarse justo por detrás y aparecer casi por arte de magia ante sus ojos, la joven pareció simplemente embelesada al verlo, era tan simple seducir a los humanos descuidados, el arte de la seducción era una de las especialidades de los de su raza. Con sólo una orden mental la joven comenzó a desabotonarse la blusa que llevaba, dejando a la vista su toso desnudo, se incorporó para acercarse a él y le ofreció su cuello dócilmente. El vampiro hizo a un lado las largas hebras de rubios cabellos que caían sobre su piel para permitirle observar su piel rosada y tibia. Sin dudarlo un instante más clavo sus dientes en ella para comenzar a beber, mientras aprovechaba para tocarla mientras su cuerpo se mantuviera aún tibio.

Beber arrancándole a la joven el último suspiro de su vida era completamente diferente, lo dejaba con una sensación de regocijo inmensa. Una vez hubo vaciado aquel cuerpo joven simplemente la soltó dejando su cuerpo sin vida tirado junto a las prominentes raíces del árbol. La herida quedaba oculta tras sus cabellos rubios, si no se la veía con atención parecía que simplemente estaba dormida.

Abrio la boca para que le quitara entonces la correa, y se extraño enormemente al sentir que no se la ponia, si no que de echo, le hacia ponerse de pie para ponerle otra prenda, grande y calida, agradabl, ya que le llegaba mas o menos hasta donde comenzaba sus botas, y como esta era de un color gris, hiba bien tanto con sus botas como con su cabello. Toco largo rato esta prenda sobre su cuerpo para reconocerla y olfatearla, levanandola por la parte de adelante y subiendola a su cabeza para juguetar un rato asi hasta que Aaron le hablo denuevo, bajandola al momento y respondiendo a lo que dijo con una risa. Cuando sintio que este comenzaba a caminar, alcanzo a sujetarse de su abrigo, acercandose a el para abrazarse a su brazo, asi no correria el riesgo de tropezar en la escalera, ya que no sabia que seria mas peligroso, si subirla o bajarla.

Cuando llegaron al jardin, aun se mantenia abrazado a su brazo, simplemente manteniendo el rostro levantado para olfatear todo a su alrededor. Ya podia reconocer bien el olor del palacio y del jardin, asi que supo que estaban ahi.
No fue necesario responder a las ordenes que su amo le dio, ya que estas se respondian solas... el hecho de ser ciego no le dejaba alejarse demasiado, ya que podria perderse facilmente, y el no hacia mas sonidos que jadear o gimotear, y no creia que esto molestara a su amo.

Una vez comenzaron a aminorar el paso, y sintio un nuevo olor, de aire mas limpio y arboles, supo que podia soltarle. Se agacho al instante, y el sentir el pasto bajo sus manos le hiso levantar las manos varias veces al sentir que este le pinchaba levemente, sin poder apoyarse sobre ambas, viendose como bastante gracioso ya que parecia que golpeara el suelo con sus manos. Una vez se acostumbro a la extraña sensacion, arranco un poco de pasto, lo olfateo y se lo llevo a la boca, lo masco por leves segundos y luego lo escupio, limpiandose la lengua con las mangas del chaleco, asqueado.
Luego de esto comenzo a correr, el pasto era agradable, blando, y no hacia que le dolieran las rodillas, pero las largas mangas del chaleco hacia que estubiera a los tropezones, haciendo que cayera de cara y se rasmillara la barbilla, pero no hacia mas que gimotear un momento ante esto y seguir corriendo por todos lados, acercandose a olfatear los arboles, abrazarse a estos y ese tipo de cosas que harias si tomaras la mentalidad de un cachorro y la de un niño que no conoce nada.
Estaba tan emocionado con todo, que no se percato de lo que hacia su amo, hasta que comenzo a buscarlo. Tardo un poco en hacerlo, mas al voltear un arbol, olfateo algo extraño que estaba en el suelo, algo que paso a tocar con la nariz, algo que poco a poco, comenzaba a enfriarse...
Toco esto, y pudo notar que esto era, en efecto, una mujer.
Dio un leve sobresalto y comenzo a mostrar los dientes como si estubiera asustado, por lo cual corrio a esconderse detras de su amo. No sabia porque se habia asustado, pero luego recordo que de vez en cuando su amo debia hacer eso, e incluso el mismo debia matar si era necesario para defender a su amo, asi que luego de un rato, se calmo.

Al haber tocado a la muerta, quedo levemente manchado de sangre, ademas de las manchas que tenia de tierra, pasto, y los leves rasmillones que tenia en todo la cara.