Recorrido (Priv. Aaron)

Es dificil despertar para alguien que es ciego, más aun si nisiquiera puedes abrir los ojos, ya que no sabes si la oscuridad que te rodea, es la del suelo o la de la realidad. No te das cuenta hasta que tu cuerpo perezoso comienza a responder a los movimientos que tu cerebro ordena hacer, es recien ahi cuando notas que un nuevo dia a comenzado, aunque nisiquiera se puede saber si es de mañana, tarde o noche.
Su sentido del tiempo era un asco, no tenia ni las mas minima idea de que hora era, pero no es que fuera de su interes tampoco, él se habia despertado unicamente por instinto, y por el hambre que sintio al sentir los aromas que provenian de la cocina.

Se incorporo levemente en la cama hasta quedar sentando en esta cuando sintio unos golpes a su perta, jadeando feliz al pensar que seria su amo, mas esto era ilogico debido a la hora, asi que se calmo un poco decepsionado al escuchar la voz de una criada, que traia con ella una bandeja llena de comida, que hicieron que el estomago del peliblanco comenzara a sonar fuertemente. Al parecer, eran poco mas de medio dia, y una empleada se dio el trabajo de llevarle una especie de "Almuerzayuno" a la cama.
El hambre era tal e el esclavo, que al sentir el aroma tan cerca suyo hiso que comenzara a babear, cosa que hiso que la sirvienta riera y se acercara a el para dejarle la bandeja sobre las piernas y asi limpiarle la boca con un pañuelo.
La comida consistia en: Un plato de spaghetis con salsa, un vaso de jugo de manzana, un pan y de postre una copa de helado. La sirvienta le dio en las manos el servicio al Esclavo, para que comenzara a comer, mas al notar que casi toda la pasta que el joven tomaba con la cuchara terminaba denuevo en su plato, decisio darle de comer ella, con cuidado, explicandole mientras comia como debia hacerlo, dandole el tenedor para que intentara enrollando la pasta en el, funciono de cierto modo, pero por mas que lograra darle a su boca, su cara terminaba llena de salsa. Una vez termino de comerse todo lo que le habian llevado, la sirvienta le ayudo a salir de la cama, para vestirlo, mas no logro mas que solo ponerle una clase de enorme boxer, ya que el peliblanco no se dejo quitar la camisa, que tambien tenia una que otra mancha de salsa en ella.

Una vez fuera de la cama, salio de la habitacion, comenzando a olfatear todo el lugar, intentando reconocer el aroma de su amo, esto lo condujo hasta una gran escalera que conducio a una habitacion en lo alto de una torre. El tocar la escalera lo asusto, por lo que no fue capaz de subir por estas para ir a la habitacion de su amo. Resignado, bajo con cuidado hacia el primer piso, y comenzo a pasearse por todo el lugar.
De vez en cuando escuchaba los murmullos de los sirvientes del palacio cuando pasaba cerca de ellos, o frente a la habitacion en que se encontraran, pudiendo escuchar comentarios como "Que mono que es" por parte de algunas criadas, y "Es un maldito fenomeno" por parte de los mayordomos y los cocineros, y tambien de una que otra sirvienta que no estaba de acuerdo con la vision de sus otras compañeras. A él este tipos de comentarios no le afectaban en lo absoluto, y simplemente sigui recorriendo el lugar. Cuando llego a la biblioteca, olfateo curioso los libros, tomando uno de las grandes estanterias del lugar, tocandolo con cuidado, pasando suavemene los dedos por sus hojas. Se quedo largo rato en este lugar, viendo de habia algo en esos libros que le diera una pista de lo que eran, o que tenian de especial, buscando la forma de entender que es lo que tenia en las manos y cual era su gracia, mas no pudo hacer mucho, y una vez que se aburrio, salio de la biblioteca en direccion hacia el vestibulo.

Una vez ya en este enorme lugar, se paseo por sobre todos y cada uno de los mullidos sofas de este lugar, tocado con cuidado cada mueble, retirando rapidamente al sentir que algo de lo que tocaba se tambaleaba, saliendo corriendo del lugar para no ir a causar un desastre. Una vez que paso por lo que parecia un minibar, se asusto al chocar con el mueble en el que se encontraban las copas, retrocediendo hasta caer sentado sobre las teclas de un piano de cola, cuyo fuerte sonido debido al golpe le hicieron saltar nuevamente y huir a esconderse detras de un sofa . Al comprobar que nada malo pasaba despues de esto, se asomo por el sofa y se acerco nuevamente al piano para inspeccionarlo, rodeandolo mientras lo olfateaba, pasando luego las manos suavemente por las teclas, notando que una de estas sonaba dulcemente al presionarla, quiso intentarla con otra, y noto que esta tambien sonaba, pero de un modo mas grave, y asi siguio con el resto de las teclas. Jadeo feliz ante esto, el sonido era agradable y ademas era muy divertido, definitivamente queria saber que era aquello, y solo habia una persona que queria que se lo enseñara.

Derrepente salio corriendo rapidamente en direccion hacia las grandes escaleras las cuales habia temido subir, llego a los tropezones, y una vez se encontro frente a esta gran escalera, comenzo a subirla lentamente, siempre sobre sus cuatro extremidades, ya que subirla a pe, con las enormes plataformas de sus botas, era casi un suicidio. Luego de varios minutos, logro llegar a la cima de estas, encontrandose casi al momento frente a la puerta de la habitacion. Apoyo el oido en la puerta de manera, viendo si lograba oir algun ruido, mas al no escuchar nada, supuso que su amo aun dormia... por lo que decidio esperarlo de la misma forma. Apollo los brazos en el piso, y dejo que el resto de su cuerpo de adaptara a las escaleras, estando sentado en estas en su parte inferior, era mas comodo ya que sus torso quedaba algo mas algo que resto de su cuerpo. Una vez se comodo, poso los brazos sobre la alfombra, y sobre estos su cabeza, durmiendose nuevamente, esperando a que si el tiempo pasara mucho mas rapido y pronto pudiera estar con su amo.

Abrir los ojos o mantenerlos cerrados daba exactamente igual, la oscuridad en aquella habitación era absoluta, por lo general lo despertaba el apetito, o alguna llamada en su teléfono celular. Casi siempre alrededor de las 8 se levantaba, tenía numerosas cosas que hacer en la noche, y no le agradaba desperdiciar el tiempo descansando. Incluso siempre aprovechaba los días nublados, no necesitaba descansar mucho, con unas pocas horas de sueño estaba de nuevo, pero las características de su piel de porcelana le impedían exponerse a los rayos solares por lo que por lo general se veía obligado a recluirse en su habitación, aunque no siempre para dormir.

Esta vez despertó cuando el sol ya se hubo ocultado en el horizonte, utilizó su baño privado para darse una ducha refrescante y se puso ropa limpia sencilla, a pesar de que le agradaban los lujos en cuanto a su modo de vida no tanto en cuanto a su ropa, y en general se vestía como un humano común y corriente del siglo XX. Se tomó su tiempo para acicalarse y acomodar correctamente cada una de las prendas, abriendo luego las cortinas de pesado satén negro para poder ver hacia afuera. El cielo estaba cubierto por espesas nubes que indicaban que en cualquier momento se desataría una fuerte tormenta, afortunadamente no tenía necesidad de salir aquella noche.

Abrió luego la puerta, dispuesto a bajar a la sala, cuando se disponía a bajar las escaleras con forma de caracol que le permitían abandonar la torre chocó con algo que estaba en medio de su camino. Sus pies había tocado una superficie blanda que estaba exactamente en medio de los escalones, al bajar la vista descubrió a su nueva mascota, que dormía allí echa un bollo. ¿Qué hacía en un lugar cómo ese? Era extraño que no anduviera correteando de un sitio a otro como lo hacía la mayoría del tiempo. Pensó simplemente en sortear el obstáculo y seguir su camino pero el pequeño se movió un poco, y un quejido asomó por sus labios, aparentemente estaba despertando aunque era difícil de saber porque no abría los ojos.

-Hey… ¿estas despierto? –le preguntó moviéndolo un poco con el pie para llamar su atención.

Una gran presion en su cuerpo le hiso soltar un quejido, y por ende, despertarse. Se estiro un poco, habia olvidado donde estaba, y al sentir que algo lo movia pense que era su conejo, abrazandose a esto que lo presionaba suavemente para mordisquearlo unas cuantas veces. Pero noto que esto no era suave y mullido, sino duro y firme y estaba cubierto por una extraña tela. Lo olfateo varias veces para notar que era su amo, se abrazo mas a su pierna para luego comenzar poco mas que a treparlo para abrazarse a el por el cuello.

Forcejo un momento con su amo, el cual intentaba separarlo, empujandolo por la cara mientras el intentaba lamerle, pero una vez lo logro, este se paso detras de el y comenzo a empujarlo para que bajara, llendo el detras de el para no caerse. Una vez estubieran ya en la planta del segundo piso, lo tomo de la mano y siguio corriendo con el. Fue de esta forma en la que su amo pudo ser consiente de la fuerza que en realidad tenia su menudo esclavo, siendo capaz de llevarlo a el que le ganaba en altura y tamañano. Bajaron corriendo las escaleras, como si el pequeño albino supiera exactamente adonde hiban, habiendose ya aprendido al menos un tramo de aquel enorme palacio.

Una vez llegaron al vestibulo, le solto de la mano, y fui el quien se dirigio ahora directo al piano, señalandolo mientras jadeaba, tocando las teclas varias veces, sonriendo ante esto, mirando entonces a su amo con una gran sonrisa marcada en el rostro cada vez que tocaba una tecla.
Se acerco nuevamente a su amo, para tomarle la mano y señalar el piano, con el rostro levantado hacie el de él.

"Kau quiere saber que es eso."

Un toque de gran emocion y entusiasmo se percibian en sus pensamientos, muy diferentes a como estos se podia sentir la noche anterior, cuando estaban tristes y suaves como murmuros.

El menor comenzó primero por mordisquear su pie como si se tratara de un poste o algo similar, luego pareció reconocerlo y subió rápidamente por el con gran agilidad hasta llegar a su rostro el cual intento lamer en reiteradas ocasiones, por mas que Aaron intentó apartarlo era demasiado insistente y finalmente logró posar su lengua tibia y redonda por una de sus mejillas. Al parecer aquella era su forma de decir “Buenas noches”. Pareció conforme con esto y se bajo, pero siguiera le dio tiempo de regañarlo o de decir algo que ya estaba arrastrándolo escaleras abajo, al parecer quería mostrarle algo pues se notaba que sabía exactamente hacia donde iba aunque el dueño de casa se encontraba algo desconcertada por tanta urgencia. De todos modos lo siguió, seguramente se había dedicado a recorrer el castillo mientras el dormía y había descubierto cosas que habían captado su atención.

Llegaron a la sala donde finalmente Kau lo soltó y se abalanzó sobre el precioso piano de cola que se lucía en una de las esquinas. La tapa que cubría las teclas estaba levantada y el chico tocaba una a una las teclas para averiguar que sonido hacia cada no, aguzando el oído para notar la diferencia entre ellas. Parecía gustarle la música, después de todo al carecer del sentido de la vista seguramente el resto de ellos se había desarrollado mas de lo normal. Se notaba que aquellos sonidos le gustaban, suspiro y se llevó los cabellos hacia atrás para después acercarse y sentarse en el banco del piano junto a él, era largo por lo cual ambos entraban bien uno junto al otro.

Tomó las manos del albino para que las apartara un momento de las teclas, la verdad es que aquel instrumento no era su especialidad, sabía tocarlo pero no tan bien como un verdadero maestro. Acarició las teclas pensando en una melodía que pudiera agradarle y luego comenzó a tocar el conocido tema “Para Elisa”, hacia tiempo no tocaba aquello, y le resultaba algo extraño, pero no había olvidado la melodía y le fue sencillo interpretar aquella dulce melodía que el albino escuchó muy atento hasta que el mayor apartó sus manos de las teclas al terminar. Miró a Kau y tomó sus manos volviendo a dejarlas sobre el piano.

-Un piano…puedes aprender a tocarlo si te gusta…intenta esto.

Colocó su mano derecha sobre el piano y realizó una escala, yendo desde el do hasta el sí, esperando que el otro lo imitara basándose en la diferencia de sonido de cada una de las notas. Apoyó la mano sobre la del chico para ayudarlo a guiarse en el comienzo de la escala esperando que pudiera descubrir por si mismo como funcionaban los sonidos del piano. Él era gran amante de la música, aunque prefería el violín al piano, le gustaban toda clase de instrumentos.

Jadeo feliz al sentir que su amo se sentaba a su lado, abrazandose incluso unos momentos a su brazo para luego seguir tocando notas al azar con las manos, hasta que el mayor las aparto con cuidado. Volteo el rostro hacia el entonces, hasta que comenzo a escuchar notas que comenzaban a salir seguidas de aquello que tocaba, formando algo muy agradable al oido. Volvio el rostro al instrumento, y luego al de su amo, como si no apartara la vista de el mientras tocaba.

Una vez termino lo que su amo tocaba, sonrio ampliamente y aplaudio varias veces hasta que este tomo sus manos y las dejo sobre el teclado; una vez sintio las teclas, comenzo a tocarlas rapidamente, quiendo imitar de esta forma a su amo.
Cuando escucho el nombre del instrumento paro, y al escuchar lo que su amo le dijo sobre aprender a tocarlo, asintio rapidamente, escuchando atento lo que el tocaba ahora.
Poso timidamente la mano en donde habia escuchado el sonido de las teclas al bajar al haber sido presionadas por su amo, pero una vez sintio que la mano de este sobre la suya, las toco una por una, imitando entonces su escala. Con la mano libre, imitaba el mismo movimiento, mas sin presionar las teclas, simplemente acariciandolas.

Sonrió un tanto al ver que aplaudía, al parecer le había gustado aquella melodía, se notaba que tenia ciertas aptitudes para la música, había podido repetir la escala sin equivocarse y era la primera vez que se la enseñaban, Si practicaba y ponía esfuerzo en ello podía ser quizás un buen músico. Claro que estaba en algo de desventaja al no poder ver, le costaría un poco aprenderse las teclas y su ubicación, y tendería que utilizar pentagramas especiales para ciegos, donde pudiera leer las diferentes notas utilizando sus dedos, pero no era imposible y pensaba que podía encontrar una satisfacción en ello. Tenía además un buen oído musical, y lo más importante: mucho entusiasmo a la hora de aprender, estaba seguro que si se lo proponía dedicaría a ello buena parte del día y rápidamente podría interpretar muchas melodías clásicas.

-Si te gusta con algo de practica puedes aprender a tocar –comentó tranquilamente viendo como repetía aquella escala de notas que acababa de enseñarle una y otra vez, era incansable, y se notaba que le agradaba el sonido que piano producía. Lo pensó un instante y le revolvió los cabellos. –Puedo contratar un profesor para que te enseñe, seguro aprenderás rápido.

Le agradaba la idea de que aprendiera a tocar un instrumento, por un lado porque era amante de la música y la idea de que Kau lo deleitara con bonitas interpretaciones era muy tentadora. Además así estaría ocupado, y no estaría siguiéndolo de aquí y allá todo el tiempo, tenía que buscarle ocupaciones como aquellas para que no se aburriera. No se sentía capaz de enseñarle él mismo, no sabía lo suficiente, sería mejor que aprendiera con alguien que pudiera enseñarle a leer las notas en braille, algo que seguramente nadie se había molestado en enseñarle hasta el momento. Era una buena idea mirase por donde se la mirase.

Un momento después tomó las manos de Kau para apartarlas del teclado y cerró su tapa cuidadosamente, ya era suficiente juego con el instrumento por hoy. Notó que aún llevaba su camisa puesta, ¿acaso no habían cumplido el deber de ponerle ropa limpia? No podía andar tan ligero de ropa todo el día, acabaría cogiendo un resfriado. -¿Por qué no estas vestido? ¿Y tu ropa? –su tono era de regaño, y tal vez matizado con algo de preocupación aunque jamás lo aceptaría. Se volvió a la ventana al escuchar n fuerte trueno, y luego las gotas de agua chocando fuerte contra los vidrios de la gran sala, finalmente había comenzado la tormenta.

Siguo tocando la misma escala reiteradas veces, incluso de adelante hacia atras tambien, aventurandose a tocar más alla de la escala basica, notando que esta se repetia, pero de un tono mas agudo. Era increible notar cuantas teclas habian de un extremo hacia otro, era como si aquellas teclas fueran interminables.
Dejo de tocar, volviendo su rostro atento al de su amo para escucharle, sonriendo ampliamente al escuchar que podria aprender. Sabia que no podia pedir demasiado, por mas que quisiera que su amo le enseñase, sabia que este no querria, ya sea por falta de tiempo o porque simplemente no se le diera la gana, pero la simple idea de poder aprender algo nuevo , y que con esto pudiera hacer feliz a su amo, era simplemente la mejor idea del mundo.

Kau aprendera, aprendera muy bien!.

Sus pensamientos nunca se habian percibido mas entusiasmados y emocionados, y se avalanzo como se costumbre sobre su amo para abrazarlo y lamerle unas cuantas veces el rostro a modo de agradecimiento, para luego volver a tocar notas al azar, haciendo que la convinacion de algunas sonara mas agradable que simple ruido echo al apretar varias teclas al mismo tiempo.
Siguio asi hasta que su amo quito con cuidado sus manos para cubrir las teclas de piano, ya habia sido bastante por una noche, ya otro dia, segun lo dicho por su amo, podria aprender a tocarlo mejor y conseguir hacer tan bellas melodias como su amo lo habia hecho.

Le miro al ser regañado, agachando la cabeza apenado en lo que se abrazaba suavemente a la camisa que su amo le habia puesto la noche anterior.

"Kau queria tener el aroma de su amo en el cuerpo."

Fue la inocente respuesta que dio. Mientras frotaba su rostro contra las mangas de suave tela de la camisa, un fuerte estruendo proviniente de afuera le hicieron casi saltar del susto, alterandolo de tal forma que se cubrio inmeditamente la cabeza, gimoteando, corriendo a esconderse bajo el piano, abrazandose las piernas, escondiendo la cabeza entre sus rodillas mientras se cubria los oidos.
Desde pequeño habia temino a esos endemoniados sonidos, no sorportaba en lo mas minimo los sonidos fuertes como ese, ya que si se sentia fuerte para un simple humano, para el eran casi el triple peor, incluso mas, sintiendo como si golpearan a cada lado de sus fragiles oidos.
Pasado ya el primer truebo, se quedo ahi sin moverse, mas al sentir ya uno segundo, gimio de terror, encogiendose loque más le diera el cuerpo temblando completamente de pies a cabeza. Parecia un pobre gatito asustado, buscando refugio de aquello que tanto le asustaba.

Seguramente de haberlo dejado practicando por si mismo habría aprendido mucho, se notaba que tenía talento para la música, pero Aaron era demasiado intolerante, y no le agradaba el escándalo sin sentido, prefería contratar a un profesor que le enseñara a tocar correctamente y de paso a leer un pentagrama. No dudaba en que aprendería muy rápido y de que antes de que lo imaginara ya estaría interpretando bonitas melodías que llenarían aquella casa normalmente silenciosa de dulce música. No podía negar que la idea le agradaba por demás.

Aquella respuesta logró arrancar una pequeña sonrisa de sus labios, muchas veces sus palabras lo sorprendían, eran bastante inesperadas, no pensó que diría algo como eso y le resulto extremadamente adorable, por lo tanto decidió no regañarlo demasiado y simplemente suspiró. Dentro de a casa no hacía frío, los sirvientes se ocupaban de que la calefacción estuviera siempre encendida así que no se enfermaría, dentro de la casa podía llevar la ropa que mas le gustase aunque cuando salieran sería otra cosa. No sabía muy bien porque le permitía hacer tantas cosas, en cierto modo lo estaba consintiendo demasiado, tal vez porque sentía algo de pena por todo lo que había vivido en su infancia y en cierto modo eso había sido por su culpa, después de todo lo habían entrenado para complacerlo. Ese sentimiento era nuevo y extraño en él, lo sentía casi como un intruso, y le molestaba un poco verlo como una criaturita dulce y vulnerable, era un simple mortal, no se encariñaría con él, eso estaba decidido.

Ante el sonido del trueno el pequeño dio un salto, pareció aterrarse y huyó a esconderse cual cachorro asustado debajo del gran piano de cola. Le sorprendió ver que tanto un simple sonido natural podía atemorizarlo, con el segundo trueno notó que incluso empezaba a temblar, parecía presa de un pánico que descontrolaba su cuerpo delgado, acurrucado, hecho un ovillo allí intentando protegerse de un peligro que en realidad no era mas que imaginario pues era imposible que los truenos lo alcanzara. Se rascó un poco la cabeza algo confuso, sin saber muy bien que hacer, de repente se portaba como un niño pequeño, asustado y desamparado ante sus más profundos miedos. Estiró la mano y despacio le tocó la cabeza, fui cuidadosos de no tomarlo por sorpresa para que no se sobresaltara. Al ver que no reaccionaba demasiado se levanto y se puso en cuclillas frente a él, para poder verlo mejor.

-Hey, no va a pasarte nada, ven aquí…

Dicho esto estiro sus brazos hacia delante y lo quitó de allí abajo notando que enseguida se le abrazaba ocultando su rostro entre su ropa, realmente estaba con un ataque de pánico. Se sentó con el en uno de los sillones de la sala dejando que se le acurrucara y le acarició el cabello con paciencia, esperando que se le pasara. Cada tanto algún trueno volvía a irrumpir en el cielo causando aquel fuerte sonido que le ponía los pelos de punta al pequeño, en esos momentos Aaron lo estrechaba algo más fuerte para que los soportara.


-Sólo es ruido, no van a lastimarte

Agregó hablándole con voz suave para que sonara tranquilizador, se sorprendía a si mismo actuar de esa manera tan amable y protectora con él, no pensó que fuera capaz de algo como eso. Pero es que lo hacía sentirse mal verlo tan aterrado y algo debía hacer para calmarlo, no se le ocurría mas que mantenerlo apretado contra si para que se sintiera acompañado. Luego se le ocurrió algo mejor, tal vez si se distraía se olvidaría de los truenos.


-Vamos a jugar a algo


Lo propuso con un tono de voz más animado, para que el se entusiasmara aunque no tenía la menor idea de que podían hacer, espero que a Kau se le ocurriera alguna buena idea, la verdad no conocía ningún juego que pudiera ser del agrado de su pequeña mascota.

Si habían cosas a las que el temia, definitivamente los truenos llevaban uno de los primeros lugares en eso, y claramente podia notarse en sus actuares ahora. Sabia que no podian hacer daño, que estaban afuera, lejos de su cuerpo, pero no era el trueno en si el que le daba miedo, era el fuerte estruendo que este provocaba, que lastimaba tanto sus sensibles oidos como su pobre cabeza, por ello mantenia sus manos firmemente presionando sus oidos.
Sintio la caricia de su amo y esto le hiso sobresaltarse, abrazandose mas a si mismo, soltando un fuerte gemido debido al miedo. Una vez escucho su voz, pudo reaccionar, lanzandose inmediatamente a sus brazos en busca de refugio, apegaba su rostro a su pecho, buscando ocultarse, como si quisiera desaparecer de alguna u otra forma de aquel lugar. Cuando sintio que su amo se sentaba con el en brazos y acariciaba su cabeza suavemente, pudo calmarse un poco, mas nuevamente salia aquel endemoniado ruido que hacia que se le pusiera la piel de gallina, y hacia que cada parte de su cuerpo se stremeciera y comenzara a temblar sin control.

Kau.. sabe, pero... duele aqui

Presiono mas las manos contra sus oidos, era increible la forma en que dolia, era como recibir latigazos, pero no que cortaban la piel ante el azote, si no que amenazaban con hacer explotar alguna parte de su cuerpo, en su caso, eran sus oidos y su cabeza. Se podian escuchar leves sollozos mientras se acurrucaba en el, intentando calmarse, acurrucandos mas en el pecho de su amo en respuesta a su suave voz, la cual podia calmarle hasta que otro trueno invadia la paz del lugar nuevamente.
Levanto el rostro, curioso ante la proposicion, y fue ahi cuando se pudo notar que sus ojos, los cuales algunavez estubieron abiertos, aun tenian aquella capacidad de humedecerse ante lagrimas que querian salir debido al miedo. Agacho leves momentos la cabeza, manteniendo siempre las manos sobre sus oidos, pensando en que podria hacer, pero mas que jugar en ese momento, queria ir a algun lugar en el que el ruido no fuera preocupacion, donde pudiera distraerse, y sobre todo, un lugar sobre pudiera estar tranquilamente con su amo, fue entonces que recordo uno de los lugares en el que habia estado de aquel enorme palacio, donde habian cosas que de verdad habian llamado su atencion.

Kau quiere ir al lugar grande... con cosas en las paredes.

De esta forma de referia a la Biblioteca, con sus grandes estantes llenos de libros. Junto con la extraña descripcion, señalo con su dedo indice el lugar que llevaba a aquel lugar. Mantuvo la mano estirada, señalando el camino, hasta que un nuevo trueno le hiso cubrirse nuevamente los oidos y ocultar el rostro en la curvatura que se encontraba entre el cuello y el hombro de su amo, hundiendo ahi el rostro.

Se notaba que aquellos sonidos fuertes no sólo asustaban al menor de una forma ilógica, irracional, le provocaban verdadero dolor en sus órganos. Seguramente el chico había desarrollado en exceso el oído, y por eso (tal como ocurre con muchos animales) los sonidos tan fuertes como aquel realmente lo dejaban aturdido. Realmente se lo veía afligido y angustiado, el vampiro apoyo sus manos sobre las de él en un intento por amortiguar un poco esos fuertes sonidos que amenazaban con perforarle los tímpanos, pero no pensaba que fuera de mucha ayuda. Cuando el albino volvió su rostro hacia él pudo notar aquellos rastros de lágrima, no pensó que con los ojos en ese estado fuera capaz de llorar, pero acababa de comprobar lo contrario. Comenzaba a sentirse algo inquieto. Quería hacer algo para apaciguar su dolor pero no tenía idea que, no se le ocurría un modo de que el sonido llegara mas suave hasta sus órganos sensoriales, distraerlo no iba a ayudar en ese caso, no se trataba de un temor psicológico.

Cuando le dijo a donde quería ir se quedó pensando sin tener idea de que hablaba, seguramente se trataba de alguna de las salas que había recorrido durante la tarde, pero no tenía idea de cual podía ser. Se hizo a una idea cuando señalo uno de los pasillos, imaginando que podía haber conocido la biblioteca. Era una buena idea, allí tal vez el sonido llegara menos y el chico podría estar mas tranquilo. Se levantó llevándolo en brazos, dejando que se mantuviera acurrucado mientras andaba hasta la sala elegida. No tardaron mucho en llegar, estaban muy cerca y tras entrar cerro tras si apoyándose en la puerta, bajando la vista hacia el albino para ver como se encontraba.

-¿Aquí querías venir?

Le pareció raro que le gustara un sitio como aquel, después de todo debido a su discapacidad no era capaz de leer ningún libro, o ver las imagines que había en ellos. Era triste, se perdía de muchísimas cosas consecuencia de aquello que siquiera era un defecto de nacimiento…De repente le vino una idea a la cabeza, tal vez si hablaba con un médico y descocieran sus ojos podría volver a ver, era algo que se podía intentar, ¿Qué se perdería? Conocía a un vampiro muy reconocido que, según había escuchado, últimamente se dedicaba a la medicina. Podía hablar con él y pedirle aquel favor, deseaba hacer eso por el pequeño, era una pena que viviera de aquel modo. Mientras pensaba en todo aquello Kau ya se había bajado de sus brazos y ahora recorría la biblioteca, inspeccionando todo lo que allí había. No sólo estaba repleta de estanterías llenas de libros de todas las clases, también había mapas en las paredes, algunos modelos anatómicos sobre los estantes y demás adornos.

Se sintio aliviado al sentir las manos de su amo sobre las suyas, sintiendo como le ayudaba con su miedo y su dolor, asi como tambien sentia su leve desesperacion e inquietud debido a las reacciones que tenia ante los truenos, pero no podia evitarlo, simplemente no podia soportar los truenos, nunca podria hacerlo.
Al ser cargado, pudo mantener las manos sobre sus oidos en todo momento, y al mismo tiempo, mantenerse acurrucado contra el cuerpo de su amo, sintiendose mas tranquilo en su proteccion. A medida de acercaban al lugar, parecia que la fuerza del ruido de los truenos hiba disminuyendo, sintiendose algo mas seguro ante esto, pero aun tenso y algo asustado.

Una vez su amo se detuvo y hablo, se bajo de sus brazos, para comenzar a recorrer el lugar, llendo a los lugares en los que recordaba que estubiera alguna cosa en particular, tocandolos solo con una mano. Al tener los oidos tapados, se veia obligado a caminar sobre sus pies. Llego hacia una pared, la cual mas bien era un estante, comprobando que de echo ese era el lugar al que queria ir, volteandose hacia su amo para asintir levemente con la cabeza. Se quedo ahi un rato, tocando las portadas de los libros, sacando uno al azar para llevarlo a su amo, estirandolo con una mano para que lo tomara.

"Kau quiere saber que es eso."

Agrego una vez que su amo tomo el libro entre sus manos. Habia tantas cosas que llamaban su curiosidad, pero aquella la habia llamado por sobre todas las cosas, al ser tan dura y firme por el exterior, pero por dentro, tan ligera y suave, ademas de que habian tantas partes dentro, igual de finas y largas.
Sabia que si su amo le explicaba que era aquello y se lo enseñana, podria distraerse lo suficiente para no prestar atencion alguna a los truenos, y asi poder estar mas tranquilo, y que de esta forma tambien, lo estubiera su amo.

Lo viró recorrer el lugar, pasando sus manos inquitas por todas partes, rozando los diferentes lomos de los volúmenes de antiguas obras literarias. Seguramente era la primera vez que estaba en una biblioteca tan grande con tantos ejemplares, luego, por su comentario, descubrió que también era la primera vez que tenía un libro entre sus manos, siquiera parecía saber de su existencia, Kau realmente ignoraba muchas cosas de la realidad… Sería divertido enseñárselas, por momentos realmente era como estar con un niño pequeño, curioso por las cosas que lo rodeaban, sin comprender la mayoría de ellas, pero deseando siempre aprender algo nuevo. Tomó el libro entre sus manos y leyó el titulo, Oliver Twist, de Charles Dickens, un antiguo clásico inglés que aunque no estaba entre sus favoritos era realmente un clásico. Pensó un momento antes de hablar sosteniendo el libro entre sus dedos, dando suaves golpecitos a la tapa dura del mismo pensando en como responder a su pregunta. No sabía por donde empezar, ni cómo definirlo, así que optó por lo más sencillo.

-Es un libro

Dicho esto se sintió algo idiota, aunque aquello no era obvio para el menor, tampoco le estaba diciendo anda con eso, no era una gran ayuda para ayudarlo a comprender de que se trataba ese objeto que le había llamado tanto la atención, pero era difícil de explicar, nunca se lo había puesto a pensar antes. Eso era un poco divertido, Kau le hacía pensar en cosas que nunca antes se había planteado, los desafíos como aquel le resultaban gratos.

-Dentro de él puede haber todo tipo de narraciones, desde novelas, historias cortas, o información de interés… Esta lleno de letras, que formas palabras y a su vez oraciones, puede leerse y así descubrir su contenido.

Esperó que pudiera hacerse a una idea, tal vez era un concepto algo complicado para alguien que nunca había podido ver el abecedario, u hojear un libro, pero esperaba que lograra imaginarlo. –Este sitio esta lleno de libros… cada uno cuenta algo diferente, es muy interesante, este es uno de mis sitios favoritos-admito paseando la vista por aquella enorme sala, pasaba muchas horas allí dentro, perdido entre las frases de antiguos volúmenes, lejos de la realidad, unido a la fantasía de tiempos increíblemente vagos.

Dejo que el mayor tomara en sus manos el libro, aunque aun cuando este sostenia el libro, el seguia tocandolo, sobresaltandose levemente al escuchar los golpesitos que el vampiro dio a la cubierta del libro, queriendo imitarlo. Entonces cuando el mayor comenzo a explicar lo que esto era y lo que en habia, escucho atento cada palaba, intentando entonces recrear en su mente una imagen de aquel libro de acuerdo a lo que con sus manos habia sentido, intentando imaginar que podria contener. Intento tambien imaginarse un cuarto repleto de muchisimos libros como ese, diferentes en forma y tamaño, lo mas probable que tambien en color, y de las infinitas cosas que podian contener estos; de seguro que alguno contenia lo que el sentia al percibir algun aroma, o cuando sentia algo, o cuando escuchaba algo que los humanos no podian simplemente, penso. De seguro alguno explicaba como se sentia ... y lo que vivia siempre al estar rodeado de finita oscuridad.

Toco el libro nuevamente, acariciando suavemente, cuando levanto el rostro hacia su amo, pudiendose notar la curiosidad en su semblante.
"¿El amo podria leer un libro a Kau?"

Escuchó aquel pedido y asintió, realmente parecía un niño pequeño, le daba algo de ternura, no podía negarse a algo como eso, después de todo era un pedido tan sencillo e inocentes que aunque hubiera querido no habría encontrado un modo de negarse. Le tomó la mano y lo guió hasta uno de los cómodos y tibios sillones que estaban dispersos por distintos rincones de la gran biblioteca, se sentó allí y cogió al menor por la cintura levantando y sentándolo sobre una de sus piernas. Colocó el libro sobre el regazo del albino para que pudiera tocar el libro mientras él leía, antes de comenzar lo miró y le puso una pequeña condición.

-Te lo leeré, pero a cambio tu aprenderás a hacer esto por ti mismo. Hay libros especiales que tú si podrías leer, aprenderás, y podrás leerlos por ti mismo.

No se lo decía porque le molestar hacer aquello, en realidad le agradaba compartir su amor por los libros y la cultura con Kau, pero quería que de a poco se volviera mas independiente y lograra hacer más cosa por si mismo. Eso lo haría crecer y madurar, tenía muchas que aprender sobre el mundo en que vivía y de algún modo el se sentía responsable de enseñárselas. Abrió el libro en la primera hoja y comenzó a leer en voz alta, no muy rápido de modo de darle tiempo al menor a que pudiera imaginar las diferentes escenas que transcurrían en el relato. Su voz era prácticamente lo único que se escuchaba en aquella enorme sala, al parecer la lluvia había aminorado su intensidad, y tan solo las gotas monótonas de agua dulce golpeaban contra los vidrios del techo sin molestar a la lectura de aquel clásico de la literatura.

Lo leyó completo, no tenía idea cuanto tiempo había pasado desde que había comenzado, pero no importaba en realidad. Al terminar miró al menor esperando algún comentario su opinión de su parte, pues había permanecido mudo durante todo el rato y temía que se hubiera aburrido. -¿Qué piensas? Tal vez te gusten más otra clase de historias, esta es algo antigua

La respuesta de su amo fue una incognita hasta que este lo tomo de la mano y lo condujo hasta el sofa, sentandolo sobre sus piernas, ya que obviamente no pudo ver cuando este asintio con la cabeza. Levanto los brazos para que este pudiera rodearle y los bajo al sentir que dejaba algo en su regazo, sonriendo al notar que era el libro. Al escucharlo hablar, volteo instantaneamente el rostro hacia el para mirarlo, poniendo completa atencion a sus palabras.
Sonrio ampliamente ante la idea de poder aprender a leer, no penso que alguna vez tendria la oportunidad de hacerlo, pero al llegar a ese lugar, era como si un mundo nuevo, lleno de cosas por aprender se hubiera abierto ante el al llegar a aquel lugar junto a Aaron. Eso solo lo hacia estar más y más feliz de la vida que tenia... eso solo lo hacia amar más a la persona para la cual habia sido criada.
Asintio entusiasta ante las palabras de su amo, manteniendo aquella gran sonrisa en su rostro.

"Kau aprendera, Kau quiere aprender."

Agrego, antes de apoyarse contra el pecho de su amo y acurrucarse. Apenas comenzo a escuchar las palabras salir de su boca, era como si una oleada de imagenes comenzaran a formarse en su mente, todas ayudadas por la clara voz de su amo, quien gracias a su lenta explicacion, le hacia mas facil de imaginar todo. Era increible todas las imagenes que un libro podia crear en su mente, todas distintas, todas con un diferente contexto y diferente lugar, con distintos personajes, aunque siempre habia uno que estaba presente en todas las imagenes. No se movio de su posicion en toda su lectura... mas llego un momento en que tanto su cuerpo y su mente comenzaron a cansarse, haciendolo cabecear levemente. El susto lo habia agotado fisica y mentalmente al tenerlo temblando y llorando de teror, y la lectura hiso trabajar tanto su imaginacion, que termino por agotarlo. Ademas de que la voz de su amo, le relajaba de tal manera, ademas de ese particular calor que sentia a pesar de que su cuerpo fuera gelido para todos los demas, lo tenian a punto de dormirse. Mas se mantubo despierto hasta el final.. escuchando hasta la ultima palabra de aquella historia.

Cuando volvio a escuchar la voz de su amo, fuera de la lectura, volteo su rostro hacia el, manteniendo la cabeza apoyada en su pecho debido al cansancio que su cuerpo sentia.

"A Kau le gusto mucho... Kau quiere que su amo le lea denuevo."

A pesar de las ganas que sentia, se podia percibir en sus pensamientos, lo cansada que estaba su mente, y por ende, lo cansado que su cuerpo tambien se encontraba. Contradiciendose tambien a sus deseos, su cabeza seguia cediendo a su peso debido al cansancio, como si estubiera a punto de caer en un profundo sueño.

Aquella historia no era realmente de las mejores, aunque había sido divertido volver a leerla después de tanto tiempo, además no recordaba haber leído en voz alta antes, no era una mala experiencia, podía resultar bastante entretenido. Kau parecía haberse relajado, en parte seguramente porque ya no se escuchaban esos sonidos atronadores y seguramente también porque estaba concentrándose en el relato. Parecía haber surtido el efecto deseado, tranquilizarlo y que dejara de temblar, hasta incluso parecía algo adormecido, no comprendía como podía sentirse cómodo acurrucado tan cerca suyo, ya había comprobado que no le molestaba el frío, pero era extraño que lo encontrara placentero. Dejo el libro a un lado y lo observó, se lo veía bastante cómodo en realidad, parecía que comenzaba a adaptarse a estar a su lado, a su personalidad y a su modo de ser. No comprendía muy bien porque, pero le resultaba algo molesta la idea de que hacía todo aquello porque su vida había sido orientada en esa dirección, viniendo de él lo más lógico hubiera sido que se sintiera complacido por esto, después de todo debería ser el esclavo perfecto, pero por alguna razón le molestaba saber que estaba allí porque no tenía más opción… Bueno ninguno de sus esclavos la tenían, pero los demás podían comprar aquello con su vida anterior en libertad, en cambio para Kau aquella era toda la realidad posible. Suspiró y lo acomodó un poco sobre sus piernas, para que pudiera estar más cómodo.

-Te leeré de nuevo otro día, pero la próxima vez elegirle yo- ansiaba leerle una de sus obras favoritas, seguramente elegiría uno de los clásicos de Shakespeare. Afuera seguía lloviendo, pero la tormenta se había transformado ahora en una tenue garúa, que apenas podía escucharse tan solo si se prestaba mucha atención, no había razones ya para que el menor sintiera temor, así que aflojó un poco sus brazos en torno a él. –Estas cansado, te llevare a la cama –comentó al verlo cabecear un poco, era realmente como un cachorro, se dedicaba sólo a jugar y dormir, luego comer un poco y volver a jugar y dormir, no parecía estar interesado en otras cosas que no fueran aquellas, le resultaba un poco cómico en realidad.

Se levantó y aceptó volver a cargarlo hasta la habitación, no había nada de malo en malcriarlo sólo un poco, no podía malacostumbrarse tan rápido ¿o si? No tardó nada en llegar hasta la habitación del menor, no había puesto muchas quejas pero en el camino se había despertado bastante y ahora volvía a estar algo inquiero como de costumbre. Lo dejó sobre la cama, planeando esperar que volviera a dormirse para retirarse pero en el momento en que lo dejó sobre las sabanas limpias que cubrían el mullido colchón sus ojos sin más razón que el apetito se fijaron en el cuello marfil y delgado del menor. Sólo ante aquella tentadora visión se le hacía agua la boca, tenía apetito, no estaba muriéndose de hambre, pero sí tenia sed de sangre. No se había percatado de eso hasta ahora, pero su mente ahora que lo había notado no podía concentrarse en otra cosa. El menor se había quedado bastante quieto, ¿se habría dormido ya? Acercó su rostro a aquel cuello delicado y paso por el su nariz, olisqueándolo, sintiendo el aroma fresco del jabón impregnado en su piel, y por debajo de ella, aquel torrente de deliciosa sangre que correteaba por sus venas finas. Abrió un poco la boca, apenas separo sus labios, y sus colmillos asomaron de entre ellos, afilados y perfectamente blancos. Siquiera pensó en lo que hacía, era puro instinto, seguramente aunque hubiera deseado parar no hubiera sido capaz, necesitaba beber de él. Sus caninos desarrollados perforaron aquella zona arrancándole el fluido vital que enseguida inundo su boca.

Habia estado concentrado de tal manera en el cuento y en la voz de su amo, y ademas, estaba tan cansado y adormecido ya que habia olvidado por completo la razon de su miedo y su pena, debido a que desde que su amo comenzo a leer, olvido completamente la tormenta que se daba afuera, la cual parecia ya haber parado.
A pesar de su adormecimiento, sonrio suavemente ante la respuesta de su amo, dejandose acomodar sobre sus piernas y sus brazos. No podia pensar en algo mejor, que su amo leyendole una de las historias que a el le gustaba, asi, de un modo bastante especial podria conocer algo mas de él. Pero al momento de escuchar que lo llevaria a la cama, se removio levemente en sus brazos a modo de protesta, aunque estaba tan comodo ahi que apenas se movio unos segundos.

"Kau no quiere dormir, Kau quiere que amo le lea ahora..."

Pero su oposicion ante ello fue en vano, ya que de todos modos, termino siendo cargado por su amo hacia su habitacion. Pero el simple hecho de que su amo accediera a llevarlo en sus brazos, lo ponia de tal modo feliz, que lograba hacerlo dejar el sueño y el cansancio de lado, todo para poder abrazarse a el.
Mas nuevamente llego el sueño, ya que al momento de ser depositado en la suave cama, fue como si el mullido colchon y las suaves sabanas absorvieran toda su energia y lo tentaran a sumirse en un profundo sueño sobre ellas. Quedo depositado de tal forma sobre la cama, que una mano quedo sobre su estomago y la otra alzada a la altura de su cabeza, con el rostro levemente ladeado. Su respiracion comenzaba ya a aminorarse, señas de que poco a poco comenzaba a dormirse, pero una suave caricia a su cuello, le hicieron soltar un suave suspiro, haciendo que su rostro se sonrojara casi al instante.
Se quedo quieto... sabia perfectamente lo que ello se significaba. Aguanto la respiracion breves segundos ante la mordida, para luego soltar y el aire en un suave gemido; sus brazos, instintivamente se fueron hacia la espalda de su amo, abrazandose a el, sujetandose fuertemente de su camisa para asi buscar la resistencia que necesitaba mientras su sangre era extraida por la boca de su amo. No era una sensacion completamente dolorosa, ya que esto enseguida dio paso a una suave oleada de placer que hiso que su cuerpo se estremeciera levemente bajo el cuerpo de su amo. Mas aquello tenia un significado muchisimo mas especial para el, el alimentar a su amo con su sangre, con su vida, creaba un sentimiento unico que hiba de la mano con aquella union tan especial. Sin duda... el moriria por su amo si esto era necesario.

Bebía muy despacio, dándose el tiempo de saborear aquella sangre dulce y fresca, tibia que calentaba su garganta normalmente entumecida y helada. Era agradable sentir como aquella corriente de fluido vital la humedecía, la llenaba de vida como la lluvia de verano a los campos de frutos. Podía sentir como si sus células sedientas despertaran y revolotearan al sentir la vida fundirse con su carne normalmente reseca. Era cierto que, cuando su apetito no era voraz, beber lentamente era más placentero pues se podía disfrutar con mas intensidad y por mas tiempo de aquel sabor particular que contenía la vida mortal en su color carmesí, pero esta no era la única razón porque lo hacía de aquella manera. Rara vez era considerado con sus victimas, se preocupaba por su propia satisfacción, por cubrir su necesidad biológica de procurarse el alimento, le daba igual lo que el mortal pudiera sentir cuando servía de alimento, aunque la mayoría de las veces era placentero si bebía de forma brusca y rápida el dolor era punzante y agudo. No quería hacer daño a Kau, de ser posible siquiera lo hubiera despertado para satisfacer su capricho, aunque esto era inevitable, pero procuró causarle la menor molestia posible y por tal motivo fue cuidadoso a la hora de succionar.

Sintió las manos del menor apretarse contra su espalda, buscando algo de contención, de un punto de apoyo, al parecer había despertado al sentir aquella mordida, era algo inevitable pues al comienzo siempre había dolor cando la carne se desgarraba. Lo sintió temblar apenas, no estaba seguro de porque motivo, si aún sentía aquel dolor y este comenzaba ya a ceder para dar paso a algo de otro orden… No deseaba beber demasiado, sólo tenía aquella punzante necesidad de probar una vez más su sangre refrescante que era como una bocanada de aire fresco en medio de una humareda. Quitó sus colmillos de la herida y lamió su cuello marfileño con cuidado de no dejar manchas ni rastros de lo ocurrido, ya tenía suficientes cicatrices para agregar una más a la colección, así que procuró que no dejara ninguna marca. El pacto de sangre era algo verdaderamente extraño, la unión que se realzaba cuando un humano, voluntariamente, ofrecía su sangre, su vida un inmortal creaba un vínculo único, inquebrantable, irremediablemente eterno.

Acunó su rostro contra el cuelo del menor, regocijándose en esa calidez agradable, en auquel aroma a jabón que perfumaba cada centímetro de su cuerpo, un cuerpo que aún no conocía demasiado bien, que apenas había visto algunas veces, pero que escasamente había tocado. Un cuerpo que le partencia, con el que podía hacer cuanto quisiera, pero que hasta el momento se había contemplado con observar. Recargó su antebrazo en el colchón, para no aplastarlo con su peso, y suspiró con cierta satisfacción contra su cuello. ¿Estaba conteniendo aquellos perversos deseos que normalmente dejaba salir sin más? ¿Por qué? Era inútil, era un depredador, un ser instintivo, cuando se trataba de sexo o comida no mediaba el uso racional, ¿Por qué entonces simplemente no se dejaba llevar por la libido que crecía en el a medida que su cuerpo se iba poniendo más tibio gracias a la ingestión de sangre?

La forma en que su amo bebia de su sangre, fuera de causarle malestar o dolor, causaba sensaciones que se contrarestaban entre si. La sensacion de la sangre abandonando su cuerpo le hacia sentir que en cualquier momento podria desvanecerse, pero a la vez, la electrizante sensacion de la mordida y los labios de su amo sobre la sensible piel de su cuello hacian que sus mejillas se encendieran y que respirara de forma bastante profunda. Se mantubo levemente abrazado a su amo, teniendo sus brazos bajo los suyos al sujetarse de su camisa, con la cabeza levemente echada hacia atras, para que asi su amo tubiera un espacio más amplio y libre. Mantubo las manos sujetas de su camisa, tirando levemente de esta hasta que su amo dejo de beber, soltando un profundo jadeo ante esto y ante la lamida, dejando entonces que sus manos cayeran a ambos lados de su rostro.

Se encogio levemente de hombros cuando Aaron se acuno en su cuello, suspirando suavemente ante el cosquilleo que esto causaba. El tener el cuerpo del mayor sobre el suyo hacian que su cuerpo adoptara una peculiar calides, y esto podia notarse en su rostro, en su pecho levemente agitado que subia y bajaba notoriamente, en los fuertes latidos de su corazon. Todos aquellos eran efectos causados unicamente por su amo, Aaron era el unico que podia hacerlo suspirar con un simple roce que él diera en su mejilla.
Pero no entendia... no comprendia porque su amo solo se habia limitado a beber de el hasta ahora, y nisiquiera era que lo hiciera seguido, si no que aquella era la segunda vez que habia bebido de el desde que hicieron en pacto. Generalmente, en sus "entrenamientos", mientras bebian de el solian hacerle mil y una cosas en el antes, durante despues de... Pero su amo apenas lo habia tocado de ese modo, se limitaba solo a acariciar sus cabellos o su mejilla; no era que esto le molestara, es mas, adoraba aquellas caricias, era el mundo para el... pero... ¿Tenia algo de mal su cuerpo, que el aun no hacia uso de el?, ¿Qué era lo que habia mal en el que hacia que su amo se contubiera?...¿Es que acaso su cuerpo le repugnaba? Era lo más probable... Su cuerpo no era en lo absoluto lindo ni normal... lleno de marcas cicatrices. Lo normal seria poder escuchar los gemidos y las palabras impulsadas por el placer al hacer el amor, ver a esa persona a los ojos al llegar al climax, pero el no podia hacer nada de ello... nisiquiera podia ver los gestos que su amo hacia al tocarlo o al beber de el. Aquellas dudas comenzaron a asaltarlo derrepente... y no se podia quedar asi, tenia que llegar al fondo de aquel asunto, entender porque su amo no hacia de él lo que los demas siempre solian hacer, incluso sin su consentimiento.

Uso la posicion que su amo habia adoptado para su provecho, llevando sus manos, ahora libres, al rostro de el para hacer que le viera. El sonrojo se mantenia en sus mejillas, a pesar de que ya no jadeaba... estaba apenado. No sabia que hacer, por lo que simplemente sostubo el rostro de su amo entre las manos, acariciando este suavemente con los pulgares, rozando suavemente la comisura de sus labios con uno de estos; podia sentir su respiracion rozando su rostro... pero estaba confundido. ¿Qué debia hacer?, ¿Debia tomar un impulso y comenzar todo él... o deja que su amo cediera a lo que fuera que lo detenia de hacerlo suyo? No sabia que hacer, lo unico que sabia es que lo deseaba... deseaba que su amo lo poseyera y le demostara que si lo necesitaba, que no le aberrecia su cuerpo.
Abrio suavemente los labios, mas no sabia si quedarse esperando a que su amo los tomara, o si el debia posarlos sobre los de su amo... aquella duda hacia que labios temblaran suavemente y le obligaron a soltar un leve suspiro.

En el silencio profundo de la noche podía escuchar el retumbar del corazón de Kau, era fuerte, rápido, vivo y joven. Aquel órgano tan pequeño como su puño oculto en su cavidad toráxico parecía estar de repente algo más acelerado, como si quisiera enviar la sangre que quedaba en su cuerpo a cada rincón de este organismo, entibiándolo, despertándolo por completo. Sus mejillas sonrosadas habían subido un poco la temperatura, parecía estar ligeramente agitado, seguramente efecto de la mordida. No tenía idea de lo que pasaba por la mente del menor, acerca de sus dudas o sus pensamientos, de sus cuestionamientos ante el actuar bastante extraño en el vampiro. Era cierto que siempre que un inmortal bebía su cuerpo se volvía automáticamente más tibio y su excitación aumentaba como consecuencia de ello, por eso era bastante común que mantuvieran relaciones con sus victimas si no antes después de beber. Si le hubieran preguntado porque no había ocurrido tal cosa con Kau, porque en su caso había sido diferente seguramente no hubiera encontrado la respuesta enseguida. La verdad es que no lo sabía, no es que no deseara conocer más de su cuerpo, acariciarlo, darle y recibir placer. Jugar con él de mil y una formas, ¿entonces por que? ¿Qué era lo que estaba impidiéndoselo si no se trataba de falta de deseo?

Tal vez había algo mal en ese niño, algo que no terminaba de convencerle, que no le permitía hacer uso de su cuerpo como lo hacia con el resto de sus esclavos. Además Kau a diferencia de otras de sus mascotas no se remitía para nada a sus caprichos, sabía que podía hacer con él cuanto quisiese y el chico lo aceptaría gustoso, ¿sería por eso? ¿Sería que no le agradaban los niños tan sumisos? No, no podía ser aquello, no le desagradaban del todo los chicos como aquel, auque era cierto que con el tiempo le aburrían, pero acababa de conocerlo, eso no era posible…Sólo tenía una hipótesis, pero era demasiado estúpida como para darle crédito… ¿Significaba aquello que estaba preocupado por Kau y no quería lastimarlo? El menor no se lo había dicho, pero sospechaba que durante su vida había recibido muchas clases de maltrato y abusos sexuales, seguramente más de una vez se había sentido como un simple objeto. No quería que sintiese aquello con él, ser utilizado nuevamente por alguien a quién por alguna razón tenía demasiado idealizado, con el que seguramente pensaba que sería algo diferente… Estaba tan equivocado, él no era como Kau se imaginaba, era cruel, y no tenía sentimientos buenos por nadie, no podía darle algo bueno a ese chico, curar sus heridas y ayudarlo a ser feliz. Estaba muy lejos de ser capaz de algo como eso, pero ¿Por qué entonces se preocupaba por causarle otra herida? Nunca antes aquello le había molestado, y aquella idea lo hacia sentirse extraño de si mismo.

Sintió sus manos pequeñas en su rostro, ya lo estaba mirando, pero ahora le obligaba a que sólo le mirara a él, viendo cada detalle en sus facciones mientas sentía como sus dedos tanteaban su piel. Le hubiera gustado saber que quería Kau, que estaba pensando en ese momento, pero su mente estaba silenciosa y no le comunicaba ninguno de sus pensamientos, tampoco se atrevía a preguntar. Fijo su mirada en los labios finos y rosados del menor, y extrañamente le dieron ganas de besarlos, quería descubrir su sabor, perro no lo haría, el no acostumbraba a besar a nadie, era algo que no le agradaba pues le resultaba demasiado íntimo, mucho mas que el sexo. Posó sus labios entonces sobre su mentón para después bajar despacio por su cuelo, saboreando la piel tersa del albino, dejándose llevar por el calor tierno que irradiaba de su cuerpo pequeño en comparación al suyo. Una de sus manos fue a la cintura del chico tocándola despacio para ver su reacción, tan solo con la yema de los dedos en un roce electrizante.

No sabia, no lograba entender porque se encontraba tan apenado ante toda aquella situacion, el como incluso el podia escuchar latir su propio corazon, el que latia rapida y fuertemente sin comprender porque. El estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, a que bebieran de el y luego le tomaran como bestias salvajes una y otra vez, que sin importar en que estado se encontraba, ellos lo tomaban sin cansarce. Pero aquello era completamente diferente, era.... suave, cuidadoso, con cariño... Era un modo con el cual nunca antes habia sido tratado, un trato que lo tenia totalmente confundido.
Era como si su cuerpo deseara que lo tomara, pero su corazon y algo mas aparte de esto (¿Conciencia, tal vés?) querian que se quedara asi, acariciandolo, que no simplemente lo tomara y ya, que le besara, que siguiera dandole aquello que, aunque lo confundiera, le hacia sentirse tan bien, tan vivo... le hacia sentirse querido, importante.

Muchas veces habia tomado el control de aquellas situaciones, iniciando el el acto sexual, pero ahora apenas podia mover su cuerpo, no sabia que hacer en lo absoluto, estaba preso bajo el cuerpo de su amo, y era una prision en la que queria perdurar por siempre.
Simplemente mantubo las manos en su rostro un momento mas, habia comenzado a acercar su rostro inconsientemente al de su amo... queria saber que se sentia ser besado de un modo diferente, de un modo en el que sus labios no terminaran sangrando o enrojecidos por el maltrado, si no un beso suave y dulce, como las caricias que su amo le daba para tranquilizarlo, como las caricias de esa tarde. Pero antes de que pudiera siquiera rozarlos, él bajo su rostro para besar su mentón suavemente, bajando entre humedas y suaves caricias impartidas por sus labios hacia su cuello, el cual debido a la notoria cicatriz, era altamente sensible, cosa que hiso que su sonrojo aumnentara, asi como los latidos de su corazon. ¿Estaba nervioso? El estaba acostumbrado, se suponia que debia estarlo...¿Por qué ahora su corazon latia tan rapido y su garganta se secaba? No lograba entenderlo, de todas las cosas que el desconocia, las cuales ciertamente eran muchisimas para un humano de su edad, esa sensacion era sobre todas la que mas confundido lo tenia. Siempre habia sido sumiso, pero nunca a tal punto, siempre su inquieta ansiedad le llevaba a hacer algun arriesgado movimiento por complacer a quien estubiera con el, pero en aquel momento estaba completamente entregado. La suave caricia a su cintura le hiso estremecerse levemente en un suave escalofrio, el calor de su cuerpo le obligo a soltar un suave suspiro, no le gustaba el calor, pero no le importaba si este se fundia con el cuerpo de su amo, brindandole el calor que su cuerpo ya no podia obtener por si solo.

¿Por qué, por qué? ... Se hacia aquella extraña pregunta, él, que no acostumbraba a pensar en nada, ahora comenzaba a cuestionarse todo, a experimentar cosas que nunca antes habia sentido. ¿ Por qué su amo era capaz de causar todas aquellas extrañas sensaciones en su cuerpo y en su corazón?...

Notaba a Kau extremadamente quieto lo cual era un poco extraño teniendo en cuenta que en general era muy activo y no podía permanecer en un mismo sitio más de 10 segundos. Ahora estaba prácticamente inmóvil, su cuerpo apenas se estremecía ante sus contactos, pero parecía casi como si estuviera dormido. ¿Tendría miedo? ¿ O solo estaría esperando por ver que era lo que su amo hacía con él? Sospechaba que tendría sobrada experiencia en la cama, y no se equivocaba, pero le resultaba extraño que se quedara simplemente inmóvil como si no tuviera idea como reaccionar ante lo que él hacía. De todos modos para Aaron también aquello era bastante extraño, a pesar de que había tenido sexo con muchas personas a lo largo de su vida, tanto hombres como mujeres, siempre había sido de una forma algo violenta, salvaje, nunca había tenido interés ni consideración pr el otro sujeto con quien compartía la intimidad. Mientras él quedara satisfecho estaría bien, no se cuestionaba los deseos del otro, por eso por lo general terminaba matando a sus presas humanas al no tener nada de cuidado con sus cuerpos frágiles y más delicados que al ser tratados en forma brusca por un vampiro acababan maltrechos. Por extraño que pareciera no quería que fuera así esta vez, no quería hacerle daño a Kau ni que sintiera más dolor del que había sentido a lo largo de toda de su vida, quería demostrarle que el sexo podía ser algo agradable en lugar de una obligación para complacer a su amo.

-Si no quieres… esta bien, no tenemos que hacerlo ahora . –susurró despacio en su oído dejándole la opción de que simplemente se quedara allí durmiendo y que allí terminara el asunto por ese día, no le hacía ninguna gracia pues ya sentía que había comenzado a extiarse al rozar su piel tersa y tibia, pero podría hacer el esfuerzo. Mordisqueo con cuidado el lóbulo de su oreja, teniendo la precaución de ser suave para no hacerle daño. Aquello de controlar sus fuerzas le resultaba complicado y ciertamente algo incomodo pero novedoso. Por una vez deseaba pensar en él otro y no en si mismo, siempre había sido muy egoísta pero no sentina culpa por eso ¿Por qué ahora quería ser diferente? Pensar en todo aquello realmente lo ofuscaba, así que prefirió concentrarse en el sabor delicioso de su oreja cuando la tocó con la punta de la lengua.

La mano que estaba sobre su cintura se aventuró debajo de la camisa de tela que llevaba tocando su vientre, apenas sintiéndolo debajo de sus yemas, descubriendo cada una de sus partes, notando también la rugosidad de su enorme cicatriz. Sentina curiosidad por aquel cuerpo mutilado y herido, no le resultaba desagradable a pesar de ser verdaderamente extraño, le daba bastante curiosidad, además sospechaba que aquellas heridas habrían dejado más sensibles esas zonas en su piel, algo que podía aprovechar. Se apartó de su oreja y levantó un poco su camisa para dejar al descubierto su vientre plano dedicándose a recorrer con los labios húmedos aquella gran cicatriz, de punta a punta, notando como allí la piel tenía otra textura diferente. A medida que se acercaba a su pecho podía escuchar e incluso sentir, el retumbar de su corazón, su ritmo era discontinuo y algo más rápido que el normal. ¿Aquel sería un buen o mal indicio? No había prestado atención a ese fenómeno antes, y no sabía si era normal que eso ocurriera.

Nego varias veces ante las palabras de su amo, fue el maximo movimiento que habia hecho desde que lo depositaron en la cama. Sabia que su amo lo queria, y el tambien, pero... estaba confundido. Estaba acostumbrado a que lo besaran, a que abusaran de sus labios hasta hacer que le dolieran, pero parecia como si Aaron los evitara, entonces, no sabia como podia dar él comienzo a todo aquello si no era correspondiendo a un beso. Se encogio de hombros al sentir como mordio su lobulo, soltando suaves gemidos a modo de risa debido al cosquilleo que esto le provocaba, soltando luego un suspiro ante la lamida y al recorrido que su mano comenzaba trazar por la sensible piel de su vientre, la cual despues de tanto maltrato y despues de varias intervensiones habia quedado con una sensibilidad tan grande, que un simple roce podian hacerle estremecerse completamente, o unas suaves caricias podian hacer que cayera en el mas profundo sueño.

Y asi fue como paso cuando el mayor levanto su polera y comenzo a explorar con sus labios la cicatriz en su pecho, cosa que le hiso estremecerse bajo su cuerpo y removerse levemente, manteniendo los brazos a la altura de su cabeza, mordiendo levemente el dorso de su dedo indice ante esto, completamente sonrojado. Los 6 piercings que tenia a lo largo de su torso cayeron levemente hacia los lados al ser descubiertos y ante la posicion en que se encontraba quien los portaba, cosa por lo cual tambien la piel de la zona de su pecho, incluyendo sus pezones que tambien estaban atravesados por un par de piercings, era tan sensible. En reaccion a las sensaciones que las suaves y humedas caricias impartidas por los frios labios de su amo en su calida piel, sus piernas se abrieron instintivamente para que su amo pudiera acomodarse comodamente entre estas... queria que siguiera jugando con su cuerpo, que lo conociera poco a poco de aquella forma que hacia que su corazon latiera de una forma rapida y fuerte, que hacia que su respiracion se volviera extrañamente irregular.

Por su parte, quiso aventurarse un poco a sentir a su amo, por lo que llevo las manos a su rostro, pasandolas suavemente por este hacia su cabello. Le encantaba sentir sus facciones, la suavidad de sus cabellos al pasar los dedos entre este, su aroma tan varonil. Bajo las manos por su cuello, dejando una mano ahi, bajando la otra lentamente hacia su pecho. De un momento se sintio nervioso... ¿Encontraria ahi los mismos latidos que en su corazon habia?,¿Sentiria su amo lo mismo que él? Estas curiosas preguntas hicieron que su mano fuera cada vez mas lentos, no sabia que esperar, y a la vez tenia miedo de ir a encontrar algo diferente a lo que pensaba, le daba miedo ser el unico que sentia aquellas sensaciones que unicamente su amo causaba en él, las cuales él tambien queria provocar en su amo...

Aquella cicatriz era demasiado grande, abarcaba gran parte de su vientre y su pecho, ¿para que habrían tenido que hacerle un corte de semejante envergadura? ¿Qué clase de intervención podía requerir algo como aquello? Sólo se le ocurrían extraños transplantes de órganos, pero era aún muy joven para cosas como esas, aunque las personas que lo habían criado no tenían escrúpulos en lo que se refería a los tratos para con ese pequeño y poco les importaría hacerle daños irreparables a su cuerpo. No podía comprender como los humanos podían ser tan crueles, incluso con los de su especie, con un pequeño e indefenso niño humano, una cría de su raza de la que abusaron por años, sin importarles nada que los beneficios que pudieran obtener cuando se lo entregaran como presente. Pero no, n iba a darles el gusto, lejos estaba de sentirse agradecido con aquellas personas, cuanto más tiempo pasaba con Kau, mayor era el rencor y odio que sentía hacia ese grupo de mortales desgraciados que habían dañado tanto a su pequeño esclavo. Las cosas no podían quedar así, se encargaría de que sufrieran en carne propia lo que habían hecho sentir al albino, y si fuera posible aún más, él se encargaría personalmente del asunto.

Su lengua abandono aquel recorrido por la cicatriz blanquecina que marcaba su piel y fue hacia uno de sus pezones en los cuales tenía uno de aquellos pircings que había perforado el mismo aumentando su sensibilidad. No estaba acostumbrado a aquella clase de accesorios, a pesar de gustarle muchas cosas de la época actual aún era algo anticuado en muchas otras, podía decirse que su mentalidad aun pertenencia a otra época, y no le agradaban demasiado aquellos accesorios, le parecían curiosos, peor no encontraba un gran atractivo en ellos. Primero dio unas lamidas al pezón por encima del mismo, luego introdujo solo la punta de su lengua en el arito sintiendo el mental frío en contacto con esta y tiro apenas, sin lastimarlo, pero generando algo de tensión en aquel botoncillo rosado y pequeño.

Sintió también sus manos pequeñas recorrer sus facciones, era su modo de ver, de conocerlo, de ver sus expresiones, le agradaba como lo tocaba, intentando saber cuanto podía para después deslizarse a sus cabellos. Sus manos eran lentas y cuidadosa, era gracioso en cierto modo, ambos eran experimentados en lo relacionado al sexo, pero ambos actuaban con suma cautela a la hora de conocer al otro, como si temieran que algo malo pudiese ocurrir si cometían algún error. Notaba al pequeño inseguro, algo temeroso, aunque parecía gustarle cada una de las cosas que él hacia. Notó que dejaba su mano quieta sobre su pecho, ¿Qué estaría buscando? Bajo un poco la vista hasta ese sitio, prestando de repente atención a aquello, notando que su corazón también estaba latiendo, prestó atención a su ritmo, y también era extraño, pero más bien forzado, era antiguo y le costaba trabajo latir, enviando el fluido vital a todo su organismo en la compleja tarea de entibiarlo.

Ladeo un poco la cabeza, para fijarse en las expresiones faciales del menor, le gustaba observarlo, en especial cuando gemía o suspiraba, la forma en que su boca se abría y sus labios apenas se contraían en un esfuerzo por realizar aquel sonido lastimero. Acercó sus labios a los suyos, pero cuando estaba a punto de rozarlos los desvió a ultimo momento depositando un beso en su mejilla para después atraparla entre sus dientes mordiéndola con cuidado. –Kau…¿tienes miedo? –le preguntó curioso, intentando entender que era lo que le pasaba por la mente.

Si su cuerpo ya se estremecia ante las lamidas que el mayor repartia por su pecho, recorriendo su deformada anatomia, al momento en que su humeda lengua llego a tocar su pezon le hiso echar la cabeza hacia atras, abriendo la boca para soltar fuerte jadeo, aquella zona era en especial sensible, tanto asi que la mano que hiba bajando por el pecho del mayor se detubo leves momentos para sujetarse de su ropa. No entendia que era aquello que hacia que su amo quisiera recorren su cuerpo, el cual algunas personas consideraran asqueroso y deforme, lo sabia porque muchos se lo habian dicho, no cualquiera exibia sus cicatrices como el, pero el no poder ver las miradas de la gente, nisiquiera tu propio cuerpo hacia que esas cosas fueran totalmente irrelevantes, sin importancia.

Su mano resbalo levemente mientras aun sentia la boca del mayor sobre sus pezones. Su corazon dio un salto al sentir aquel corazon, el cual no latia tan rapido como el suyo, pero si más fuerte que el propio, de echo, ahora que lo habia notando, podia sentirlo suavemente sobre su cuerpo. Aquel pobre corazon, que dependia de sangre ajena para no gastarse con el tiempo y seguir en parte latiendo, algo curioso, un corazon que lograba vivir solo en aquellas situaciones, en un cuerpo que ya haces años habia muerto, pero a pesar del tiempo, seguia joven y en pie, tan lleno de vida como ninguno.

Sintio como le obsevaba, cosa que hiso que su sonrojo aumentara nuevamente, sus mejillas sonrojadas hacian enorme contraste con su blanquesina piel, y a pesar de la tenue luz que habia en la habitacion, podia notarse claramente por debajo de su venda.
Al momento de sentir la respiracion de su amo cerca de sus labios, estos se abrieron levemente ante el esperado beso que tanto ansiaba, mas estos, traicioneros fueron a parar a su mejilla para dar una suave mordida a su sonrojada mejilla, haciendole soltar un suave suspiro.
La pregunta lo dejo algo confundido. ¿Parecia asustado? ... ¿Lo estaba? Tardo unos momentos en responder. Sabia lo que era tener miedo, pero su corazon no latia de aquella forma tan calida al tener miedo, nunca lo habia hecho de esa forma. Ladeo el rostro de forma tal que pudiera enfrentar el de su amo.

"Kau se siente raro... Kau nunca se sintio asi antes."

Poso sus manos sobre el rostro de su amo nuevamente, asegurandose de que este estubiera mirandolo, y esperando que este le diera una respuesta.
Podia sentirlo claramente entre sus piernas, todo aquel momento de caricias y jadeos habian hecho que la entrepierna de su amo despertara, pero este aun desistia de hacerle cualquier cosa, como esperando a algo que ninguno de los dos sabia que era. Antes, cualquier persona no hubiera espero nisiquiera a estar asi de despierto para tomarlo, pero su amo aun se mantenia sobre el, acariciandolo, entreteniendose simplemente con tocar y besar su cuerpo, y no era que esto le disgustar, en lo absoluto y todo lo contrario, le encantaba.