Recorrido (Priv. Aaron)

Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa al ver aquellas redondeadas mejillas poseídas por un rojo carmesí, estaba adorablemente sonrojado, deliciosamente apenado por aquello que él le hacía- Le gustaba recorrer su cuerpo, conocerlo, adueñarse de cada rincón del mismo, tocarlo como antes nadie lo había hecho. No había imaginado que Kau fuera tan pasivo, por alguna razón lo imaginaba diferente, tal vez porque siempre era bastante escandaloso y movedizo, pero lo notaba algo confuso con aquella situación. Llevó una de sus manos detrás de su nuca, buscando el nudo con que estaba amarrada la venda que cubría sus ojos, al encontrarlo se ocupó de desatarlo para quitar aquella tela y dejar al descubierto sus párpados brutalmente cocidos, impidiéndole poder ver. Los tocó con las yemas de los dedos, sintiendo esa piel fina que cubría sus pupilas debajo de sus dedos luego sus labios los rozaron con el mismo cuidado, no creía que hubiera perdido completamente la sensibilidad en aquella zona, a pesar de no poder ver, seguramente podía si sentir la humedad de su boca.


Raro, esa era la palabra que había utilizado para definir su estado actual. Eso la verdad no le daba mucha información, no estaba seguro de que fuera un buen indicador, decía que nunca se había sentido de aquella forma antes pero no notaba que se resistiera a ser tocado por él, aunque no podía saber con certeza si esto era porque era su amo y sabía que tenía tal derecho, o porque en realidad le agradaba. Si seguía dándole tantas vueltas al asunto terminaría poniéndose de mal humor, y no quería eso, deseaba conocer más de Kau, deseaba jugar con su pequeña mascota y descubrir que era lo que le gustaba, no habría para esto otra forma que experimentando. Si esperaba una respuesta, que Aaron le diera una explicación para lo que sentía él no la tenía, siquiera se entendía a si mismo, porque actuaba de un modo tan gentil, completamente absurdo, con él cuando jamás había sido así. Porque se sentía tan inseguro cuando normalmente le daba igual lo que el otro sintiera cuando estaba con él. Siempre había pensado que la piedad era una debilidad, y nunca la había sentido pues se consideraba alguien fuerte, pero aquello no se parecía a ese sentimiento ridículo, era algo distinto que no podía hallar nombre en él.

Se acomodó entre las piernas del menor, comenzaba a sentirse algo incómodo, podía quedarse jugando de aquella forma con el todo el rato que quisiera, besando su cuerpo, recorriéndolo con sus manos, haciéndolo gemir y suspirar ante el más mínimo rose, pero su entrepierna comenzaba a molestarle, aquel juego lo había excitado lo suficiente como para que comenzara a doler un poco el que estuviera presa entre la tela ajustada de sus pantalones. Se movió un poco intentando buscar algo mas de comodidad, pero no había mucho que hacer, llevó una de sus manos a los botones de la prenda para desabotonarlos y así descomprimir un poco aquella zona trayéndole un pequeño alivio. Apoyó esta misma mano que había quedado muy cerca de la zona que deseaba reconocer ahora sobre uno de los muslos de Kau, para después buscar el cierre de sus pantalones y bajarlo con lentitud buscando su miembro para comenzar a recorrerlo a lo largo del mismo con pequeñas caricias de las puntas de sus dedos. Lo notaba tibio y algo despierto ya, no sabía que efecto tendrían sus dedos fríos sobre aquella superficie caliente pero siguió recorriéndolo desde la base a la punta con pequeños roces.

Levanto levemente la cabeza al sentir como su amo llevaba las manos a esta, dejando que le quitara la venda sin mucho problema. Siempre andaba con ella por simple costumbre, no es que se avergonzara de su rostro, si no que simplemente lo usaba como quien usa una ropa de vestir casual, ademas de que servia para proteger sus ojos de cualquier golpe o de algo que pudiera infectar las costuras de sus parpados. Sonrio suavemente al sentir como su amo besaba sus parpados, sentia perfectamente la suave presion que ejercian sus suaves y humedos labios contra sus ojos. Aquel simple gesto lo hiso inmensamente feliz, tomandolo como una forma de su amo de expresar que no le importaba como fuera su cuerpo, el le aceptaba. Lo tomo tambien, en cierta parte como una respuesta; sabia que su amo no le explicaria como se sentia, ya que tal vez el mismo estubiera confundido. Él siempre le habia dicho que era una mala persona, que no era cuidadoso, mucho menos tierno, pero ahora estaba demostrando todo lo contrario, estaba siendo extremadamente cuidadoso, cariñoso y delicado con un cuerpo que más que ninguno estaba acostumbrado al maltrato, y a la violencia y a los abusos.

Se abrazo a su amo por el cuello, aprovechando que este tenia su rostro contra el propio, que lo tenia cerca. A pesar de que le gustaba tener sus labios acariciando su cuerpo, preferia tenerlos ensu rostro, donde pudiera sentir su respiracion cerca de la suya, donde pudiera percibir mejor su mirada. Aprovecho y froto suavemente su rostro contra el del mayor, acariciandolo suavemente mientras su mano se deslizaban suavemente por su espalda, introduciendose por debajo del cuello de su camisa.

Cuando le sintio acomodarse entre sus piernas, se abrio un poco mas de estas, acomodandose tambien para que el estubiera lo mas comodo posible. Escucho como desabrochaba su pantalon, y se sintio apenado al no haberlo hecho el, sabiendo el estado en el que se encontraba el mayor, de seguro aquello debia molestarle. Sintio su fria mano rozar su muslo como en un agil movimiento lograba desprenderlo de su pequeño pantalonsillo de complicadas evillas, el cual mas que nada parecia una mini-falda o algo asi. Un profundo suspiro escapo de sus labios al sentir los frios dedos de su amo recorrer su miembr, el cual al igual que el ajeno, ya se encontraba bastante despierto debido a las caricias que habian sido repartidas por todo su sensible cuerpo. Eran suaves roces, pero los frios dedos de su amo los hacian más intensos y deliciosos, haciendole soltar pequeños jadeos, presionando suavemente los dedos contra su espalda. Sus piernas intentaron cerrarse levemente en un fallido intento de juntar las rodillas, las cuales se presionaron suavemente a los muslos de su amo.

Sentía la respiración tibia del menor contra su rostro, en especial cuando gemía que se volvía algo mas acelerada y aquella caricia de su aliento se volvía ligeramente mas caliente. Podía percibir aquellos pequeños cambios de temperatura, tanto en su aliento como en su piel ante sus toques, gracias a la sangre que hacia poco había ingerido su propio cuerpo también lograba levantar algo de temperatura cuando se excitaba. Fue sencillo quitarle aquella última prenda que le quedaba, dejándolo finalmente completamente desnudo debajo suyo mientras él contaba aún con toda su ropa. Tenía el cuerpo delgado y pálido del chico a su completa disposición, pudiendo hacer con él lo que decidiera. Sus ojos bajaron y subieron por su ser, como si analizara lo que tenían ante ellos, haciendo una primera evaluación de la desnudez de su esclavo a la que por primera vez prestaba real atención. Lo había visto antes sin ropa, cuando lo había ayudado a vestirse, pero en aquel momento apenas había observado su figura que le pareció tal vez demasiado delgada para su gusto, pero ahora se le hacía mucho más apetecible, tal vez por aquel tono sonrosado que estaba tomando su piel, o por los suaves jadeos que se escabullían de entre sus labios.

Siguió ocupándose de aumentar su erección, aumentando la intensidad de las atenciones sobre el miembro del menor, atrapándolo entre sus dedos, apretándolo en diversos puntos logrando que se pusiera más tieso. Aquella superficie rugosa y rosada se mantenía tibia a pesar de que sus dedos fueran en extremo fríos en comparación, tal vez la fricción disminuía un poco la diferencia de temperatura. Le agradaba escuchar aquellos sonidos bajos y chillones que hacia su garganta herida ante las sensaciones que se apoderaban de su cuerpo. Acercó sus labios que jugueteaban aun con su mejilla sonrosada a su oreja para hablarle ahora en un sensual y ronco tono, bajo, muy bajo, como si alguien fuera capaz de oírlos.

-Disfrutarás esto… lo prometo… prometo que no podrás olvidar esta noche

Apartó la mano de su sexo para buscar entre las sabanas a tientas la venda con la que antes cubría los parpados de Kau, se incorporó lo suficiente como para estar en una posición cómoda y poder así aprisionar el miembro del menor con ella, atándola bastante fuerte alrededor de la base para evitar que en un exceso de excitación se corriera antes de tiempo. Tocó luego la punta que era lo único que había dejado visible con su dedo índice. Se apartó alejándose un poco, de modo que su rostro pudiera dirigirse a su entrepierna y así curiosear con la lengua aquel sitio rosado que había quedado al descubierto para después cubrirla con sus labios y comenzar a succionarla despacio. Sus manos fueron a los muslos redondeados del menor ocupándose de mantener sus piernas lo suficientemente abiertas como para darle espacio a su cabeza entre ellas.

Se sintio extrañamente vulnerable a ser completamente desnudado por su amo, tanto asi que temblo levemente debido a los nervios al sentirse tan expuesto, tanto asi que se cubrio levemente con los brazos, en un extraño reflejo el cual disimulo, llevando los brazos a ambos lados de su cabeza, dejandolos descanzar sobre la tela. Los jadeos se habian volelto mas y mas costantes, transformandose en suaves gemidos ahogados, que era su maximo modo de expresión ante tales situaciones tan exitantes.

El susurro fue tan sensual, tan bajo, tan intimo que le hiso estremecerse suavemente bajo el, sintiendo su corazon latir más acelerado y fuerte que nunca. ¿Algo que nunca olvidaria? Cada experiencia en aquella casa para el era y seria inolvidable, de ello no tenia duda alguna.
Levanto levemente el rostro al sentir que el mayor se incorporaba un poco. ¿Qué haría?, ¿Qué era el sonido de tela que sentia? ... La respuesta no tardo en llegar, olbigandole a soltar un fuerte jadeo, el cual hiso que su respiracion se inestabilizara, volviendose mas fuerte y agolpada debido a la sensacion de tener su miembro fuertemente atrapado.

Se aferro fuertemente con las manos al sentirle pasar la lengua, pegando la cabeza a la cama con su pecho subiendo y bajando su pecho de forma bastante mas marcada debido a su agolpada respiracion. Cuando aquella zona de su miembro, la que estaba encargada en su totalidad de las sensaciones de placer en su cuerpo, fue introducida en la boca del mayor, una sensacion electrizante recorrio todo su cuerpo, haciendole arquear levemente la espalda, intentando tambien cerrar levemente sus piernas ante aquella placentera tortura, lo cual fue impedido por las manos del mayor que las sostenian de los muslos. Fuertes y ahogados gemidos salian ahora de su maltrecha garganta debido a la deliciosa tortura, una que nunca habia recibido antes, una que ninguna habia recibido, mucho menos de aquella forma.

Aquella era una tortura para el menor, no tenía duda de eso, pero bien sabía que cuando finalmente le diera el gusto de liberar aquella presión y acabara aquel dolor punzante que comenzaba seguramente a sentir en su sexo debido a la excitación contenida por la cinta, sería mucho más placentero que en otras ocasiones. Para eso debía aguantar un poco, pues por más que gimiera y pataleara no planeaba soltarlo todavía. Siguió succionando con sus labios la punta de su sexo, utilizando la punta de su lengua cada tanto para humedecerlo con su saliva y proseguir. Notaba aquella superficie suave y tibia, humedecida por sus atenciones y los fluidos que habían amenazado con salir instantes antes de que utilizara la tela para impedírselo. Notaba también como el pequeño en su afán de cerrar sus piernas hacia algo de fuerza con sus rodillas aunque era un intento totalmente inútil pues el mantenía sus manos sobre sus muslos impidiéndole que se moviera mucho.

Finalmente desistió de aquella deliciosa tortura que le impartía y apartó sus labios de su entrepierna, dedicando unos instantes a observar su rostro que esta enrojecido tanto porque había logrado que la temperatura de su cuerpecito aumentara como seguramente por cierta vergüenza que sentía al estar de aquella forma expuesto a su amo, alguien a quien después de todo, escasamente conocía. Se relamió los labios observando sus tiernas facciones, a pesar de aquellas marcas en su cuerpo producto de los maltratos sufridos durante toda su vida era un joven deliciosamente adorable, a pesar de ser bastante mayor sus facciones se conservaban frescas y juveniles, lo mismo que su piel tersa y blanda, pálida consecuencia de la nula exposición al sol. Era, desde todo punto de vista, la mascota perfecta para un vampiro, el juguete ideal, que nunca se quejaba ni hacia reclamos, que siempre estaría feliz de servir y ser útil al amo. Desde aquel punto de vista habían hecho un maravilloso trabajo con su educación, pero evidentemente nadie había pensando en el jovencito al cual desde un inicio le habían marcado el camino a seguir sin dejarle opción. Pero, ¿acaso los mortales tenían algún otro camino? Siempre había pensado que estaban allí para satisfacer los caprichos de sus mayores depredadores, no tenían otra razón de ser más que aquella.

Pero esa noche, en aquella oportunidad, y sólo en esa, sería amable y considerado con él. Deseaba hacerlo sentir un poco especial, que su esfuerzo y dedicación todos esos años tenían alguna clase de recompensa, que soportar aquellos martirios no había sido en vano, que al menos él lo valoraba, y estaba satisfecho con ahora tenerlo como su esclavo. Esperó unos instantes, que le resultaron ciertamente eternos, los suficientes para que se calmara un poco, mas bien para que su ritmo cardíaco y respiración se acompasaran un poco y dejara de hiperventilar de aquella forma que parecía que iba a acabar escupiendo los pulmones en la siguiente expiración. Lo bueno de que no pudiera ver es que no había forma de que se anticipara a su siguiente movimiento, y así era sencillo tomarlo por sorpresa. Llevó entonces su lengua húmeda hacia la cavidad rosada del menor, lamiéndola primero en forma externa, rodeándola de modo circular, notando como se contraía ante aquellos estímulos vagos. Finalmente introdujo la punta, ocupándose de humedecerlo bien, de prepararlo lo suficiente para que no sintiera dolor cuando deseara poseerlo. Movió su lengua en su interior insistentemente, rozando las paredes de su entada que se contraía ante aquella intromisión, sin apartar las manos de sus muslos los cuales apretaba cada tanto con sus dedos.

Aquella tortura se habia prolongado mas de lo que esperaba, y cada vez se volvia mas intensa, sintiendo como solo aquella parte escencial de su miembro era atendido, aquella parte que hacia que la tortura fuera el triple de placentera de lo que seria si fuera en cualquier otra parte de su miembro. Se mantenia agarrado las sabanas, y de vez en cunado llevaba las manos a la cabeza de su amo, inclinandose ahora levemente hacia adelante mientras a momento no sabia qe hacer al respirar, si contenerla, o simplemente respirar como pudiera, lo que le hacia hiperventilar de vez en cuando.
Aparto las manos de la cabeza de su amo, donde se habia sostenido suavemente de sus cabellos cuando este le solto, volviendo a recostarse en la cama, dejandose caer. Sentia su miembro completamente erecto palpitar en su carcel, la que le impedia liberar aquello que necesitaba dejar salir para completar el climax al que habia llegado debido a las atenciones de su amo.

Y ciertamente asi hiso cuando este porfin le libero, sin poder el evitar correr y escuciar asi su propio vientre, soltando un fuerte gemido ante esto, manteniendose recostado, como si se hundiera en la cama mientras intentaba calmar su respiracion.
Nunca le habia tocado a él recibir aquel tipo de tratos, por lo cual no estaba acostumbrado a ello y no tenia tanta recistencia como tenia para otras cosas.

Su respiracion ya se habia acompasado algo cuando pudo sentir otro "ataque" de parte de su amo, ahora a su entrada. Levanto instintivamente la cabeza ante esto a lo que saltaba nuavamente un jadeo, sin evitar contraer su entrada ante la humeda y extraña sensacion de su lengua al rozarle, gimiendo suavemente al sentirle entrar, sintiendo como la humeda caricia de la lengua de su amo le relajaba. Era algo desesperante el solo estar recibiendo placer, sin hacer nada al cambio, pero esto en nada le disgustaba... se hacia adicto de la mas minima caricia que su amo le daba con facilidad, y aquellas caricias eran realmente adictivas y fascinantes, haciendo que su cuerpo se estremeciera por completo, sacando fuertes gemidos que su maltratada garganta se esforzaba en producir.

La forma en que tenía sexo, en que compartía con otro el placer, en la que se fundía con el cuerpo ajeno y gozaba de él difería mucho dependiendo de su estado de ánimo y de quien fuera su partener tener. Podría decirse que Kau había sido afortunado. Después de todo no siempre Aaron se dedicaba con tanto detalle en preparar el cuerpo que luego poseería, en ocuparse de darle desmedido placer a su pequeña victima dejando en segundo plano, de momento, sus propios deseos y necesidades. Era alguien egoísta por naturaleza, y si en algunos casos llevaba a cabo esa clase de juegos con su compañero no era por hacerle un favor, o porque quisiera que lo disfrutara al igual que él, simplemente le agradaba escucharlos gemir, escucharlos desear más y más, pedirle que no se detuviera y no dejara de atenderlo. Aquello lo excitaba tanto como los roces y caricias de sus acompañantes mas atrevidos, que se animaban a aventurarse a conocer el cuerpo del mayor. Prefería pensar que aquello que hacía con Kau no era diferente, simplemente le gustaba ver como se desesperaba y jadeaba ante el placer recibido en lugar de preocuparse por la posibilidad de que se tratara de algo ligeramente diferente, como si aquel muchachito desconocido le importara. Era simplemente algo que no estaba dentro de las posibilidades, no se encariñaba con sus esclavos, les tenía un ligero aprecio, como el que cualquiera puede tener por los objetos que le pertenecen, cuidaba que estuvieran sanos y en forma, pero no se preocupaba por sus sentimientos, aquello era ir definitivamente demasiado lejos.

Sus experiencias le habían enseñado que podía ser muy peligroso volverse vulnerable, y no estaba dispuesto a correr ninguna clase de riesgos por eso siempre respectaba su regla numero uno: nunca encariñarse con la cena.

Luego de juguetear un rato más con su lengua en aquella cavidad pequeña y rosadas apartó su boca de allí y dedico tan solo unos segundos a examinar su expresión. Se venía verdaderamente apetecible, con las mejillas redondas y sonrosadas por la excitación, y aquel sudor perlando su piel pálida. Acerco su rostro a su vientre plano, era tan delgado que incluso se notaban un poco sus costillas, tendría que alimentarlo mejor para que no acabara muriendo debido a la pérdida constante de sangre. Olisqueó primero aquellos fluidos pegajosos, aspirando su particular aroma y luego los probó con la punta de la lengua, degustándolos con cierta curiosidad. Se acomodó después, apoyando ambos antebrazos a los lados de su cuerpo de modo que sus rostros quedaron lo suficientemente cerca pudiendo sentir sus jadeos chocar contra su piel. Acarició una de sus mejillas con su nariz y llevo una de sus manos a las piernas de Kau para mantenerlas cómodamente abiertas a los lados de su cadera, siendo posible así que se hundiera en él, primero con delicadeza y despacio para terminar introduciendo por completo si miembro en él comenzando instantes después a mover su pelvis para embestirlo cerrando a su vez los ojos dejándose llevar por el placer.

La extraña sensacion de la lengua del mayor en su entrada, preparandolo y recorriendolo de aquella forma con su lengua tan humeda era extraña. Simpre habian utilizado con el extraño productor, cremas, lubricantes y incluso drogas que le hacian dilatarse y quedar hiper sensible a cualquier tipo de caricia, como si quisieran hacerle gritar por un poco de atencion.
No sabia como era su amo con los demas a la hora de tener sexo, no sabia si era asi de considerado con los demas, porque si, para él, la actitud que tenia su amo con su cuerpo era la más considerada, delicda e incluso tierna que jamas habian tenido para con su cuerpo, y no podia sentirse mas afortunado por ello, agradecido de estar en ese lugar, agradecido de poder estar entre los brazos de su amo, de tenerlo entre sus piernas.

Se sostuvo de sabanas, manteniendo aun los brazos a la altura de su cabeza, jalandolas al sentir las lamidas en su sensible vientre. Aquella parte, tan extensa de su cuerpo, era la mas sensible de su cuerpo; dependiendo del contexto y la caricia, podia relajarlo, hacerlo gemir o incluso dormirlo con las mas suaves caricias, o aquellas mas lujuriosas que de seguro le harian desear algo más de quien osara pasar las manos por quella zona tan maltratada de su cuerpo, y por ende, tan sensible.
Apenas sintio su rosto cerca del suyo, se abrazo fuertemente a su cuello mientras el se acomoda y se entretenia en acariciar su mejilla, no sabia si lo hacia para relajarlo o calmarlo, o lo hacia por siemple gesto inconciente. Al sentir la mano de su amo en su muslo, abrio obedientemente las piernas más de lo que ya ls tenia, mas al sentirle comenzar a entrar, estas se cerraron automaticamente alrededor de su cadera.

Aguanto al aire de forma algo brusca al sentir entrar, arqueando levemente la espalda; era muchisimo mas grande de lo que esperaba, incluso mas grande de lo que nunca le habia tocado recibir antes, por lo que hundio fuertemente las uñas en su espalda mientras era penetrado, soltando un fuerte jadeo, expulsando todo el aire que habia aguantado hasta que lo sintio completamente dentro.
Lastimeros gemidos comenzaron a salir al empezar su amo con las embestidas, ya que nisiquiera podia dar gemidos como la gente normal, aquellos gemidos que articulados generalmente en vocales o alguna que otra consonante salian de las bocas de las personas que gozaban del placer sexual, en el no salian mas que a modo de jadeos o simples cambios de respiracion que intentaban imitar aun asi un intento de alguna letra, la que fuera, pero esto no eran mas que nulos ruidos ilegibles que su maltratada garganta podia emitir; mas podia asegurarse de demostrar lo bien que se sentia tener al mayor invadiendo su cuerpo, su olor invadiendo su cuerpo y su calor, un calor que habia adquirido a costa de su sangre. Solo faltaba ser invadido por el sabor de aquel que tenia moviendose en su interior, mas en el fondo sabia que no lo haria.. su amo no le daria nunca ese privilegio, que podia llegar a ser mucho mas initimo que una relacion sexual.

El tener el rostro de su amo cerca, no pudo hacerle evitar que dejara escapar todos sus jadeos en su oido, atreviendose tambien a, en un leve jugueteo para analizar su reaccion, lamer completamente esta y luego morderla primero con los labios y luego con los dientes, volviendo a lanzar los jadeos que hiban al compas de los movimientos pelvilos de su amo.