Paseo Nocturno [Priv. Andrew]

Aquella era la primera vez que estaba en Italia, y no se trataba precisamente de un viaje de placer, aquella empresa le había pagado el vuelo ya que querían hacer algunas tomasen la mítica ciudad Veneciana. Cuando se enteró estaba muy emocionado, tan sólo había estado fuera de su país cuando era pequeño y no lo recordaba, ahora podría aprovechar para recorrer aquel sitio, y disfrutar de unas pequeñas vacaciones una vez terminara del trabajo. Estaba bastante entusiasmado. Le habían dicho que alguien de la agencia lo esperaría en el aeropuerto, después de todo no conocía el idioma, así lo que llevarían a su hotel…Pero por alguna razón nadie estaba ahí, tal vez había surgido un imprevisto. El avión arribó al aeropuerto cerca de las once de la noche, luego de esperar por una hora y que nadie apareciera pensó que lo mejor sería buscar el sitio por si mismo, después de todo la reserva estaba hecha y tenía la dirección, no podía ser tan complicado.

No contaba con que aquel sitio se volvía algo peligroso durante la noche, y que sumándole la desventaja de no conocer las callejuelas cercanas al aeropuerto acabo totalmente perdido. La verdad es que ya sentía algo de miedo, anduvo por varias calles donde apenas había luces, se cruzó con apenas un par de personas que no tenían muy buen aspecto. Para peor se veía como un perfecto turista, llevaba una boina de lana y una mochila con su equipaje. Veia de un lado a oto intentando dar con un taxi, pero ningún auto pasaba por allí, estaba verdaderamente en un problema. Cuando esperaba lo peor alguien chocó con él haciéndole darse un buen susto, fue tal su sobresalto que casi da un salto hacia atrás dejando caer su mochila. Su corazón latía tan rápido que pensó que cualquiera podría escucharlo en el silencio de la noche. Miró al desconocido que se estaba disculpando con él por haberse chocado, pero poco le importaba ya aquel pequeño accidente.

Tomó su mochila del suelo y algo precipitado se acercó al sujeto, alguien que finalmente hablaba su idioma! Seguro podía ayudarlo a encontrar el hotel. –Buenas noches, ¿podrías ayudarme? Necesito llegar a este sitio…-le mostró el papel donde tenía anotada la dirección lo miro esperanzado de que pudiera brindarle alguna indicación.

Sonrió contento cuando el otro aceptó ser su guía para después toser un poco al sentir el humo del cigarrillo dar de lleno en su cara, la verdad es que no le gustaba para nada ese aroma y le hacia picar la garganta y arder los ojos, pero no iba a quejarse, después de todo estaba brindándole ayuda gratuitamente. No solía ser confiada, y mucho menos seguir a cualquiera, era reservado y nunca confiaba en nadie, pero en esa situación era mejor fiarse de un desconocido a seguir dando vueltas en soledad por aquellos oscuros callejones. Además no parecía una mala persona, y conocía el lugar, se sentina bastante afortunado. Acomodó mejor la mochila sobre su hombro y cuando estaba dispuesto a seguirlo se sobresalto ante su gesto galante de besarle la mano, pensó que eso se hacía sólo con las damas, pero tal vez estaba equivocado. Sus mejillas se ruborizaron apenas pero afortunadamente esto quedo disimulado por la oscuridad del lugar.

Negó cuando le pregunto si le molestaba que fumara, no le hacía mucha gracia, pero no tenía derecho a impedirlo, y sería de mala educación pedirle que no lo hiciera, podía tolerarlo por un rato. Luego lo siguió hacia la salida de aquel callejón, encontrándose ahora en un sitio con algo más de luz donde lo pudo observar mejor, seguramente de haberlo conocido en otra situación no se hubiera atrevido a hablarle, lo hubiera intimidado un poco, era alto y esbelto, pero no parecía una mala persona.

-Soy Andrew… vengo de Francia –se excusó por su acento extraño, era evidente que era extranjero, pero sentía la necesidad de decirle su origen. Caminó siguiéndole mientras su vista paseaba por las calles laterales y los negocios cerrados regresando cada tanto a su inesperado guía- Gracias por esto, de otra forma no se cuando habría llegado al hotel… no tengo mucho sentido de la orientación, ¿Y cual es tu nombre? -se acomodó mejor la boina sobre su cabeza con la mano libre, era una noche fresca.

Por suerte no iba muy rápido y que apagara el cigarrillo hizo que rápidamente la picazón en su garganta desapareciera por lo que se sintió bastante agradecido. A pesar de que las calles estaban solitarias y oscuras ya no sentía miedo como antes, en compañía de alguien más que conocía el lugar ya podía estar mucho más clamo, así que se concentro en aquella trivial conversación. –Vine por trabajo –explicó sin entrar en detalles pues a pesar de que no renegaba de su empleo le fastidiaba la reacción e las personas cuando lo mencionaban, o comportándose como de pronto grandes admiradores, o desdeñando que trabajara con su imagen. Prefería que desconocieran su profesión el mayoría tiempo posible, no era necesario que aquel extraña supiera tanto. –Es la primera vez que vengo, imagino que debe ser más bonito de día…-la verdad es que la ciudad se veía algo tétrica en la noche, el susurro del agua y el eco del viento zumbando entre los edificios lo ponía bastante nervioso.

-¿Usted vive aquí no? ¿Es italiano? –preguntó con cierta curiosidad, dominaba bien el ingles al igual que el italiano, pero no estaba seguro de que perteneciera a Venecia, era sólo simple curiosidad. Antes de que se dieran cuenta estaban de pie frente a la Plaza San marcos, era un sitio famoso, pero era la prima vez que lo veía con sus propios ojos, era realmente maravilloso e impactante. Observó el sitio unos instantes y se volvió después a su interlocutor. –Es muy hermosa en verdad…-comentó con una pequeña sonrisa que apareció en su rostro al observa aquel sitio. -¿Hacia donde debemos ir? ¿Es necesario tomar una góndola para llegar?-aquella idea le causaba cierta emoción, lo había visto en las películas algunas veces y era algo que quería hacer. Pero tal vez sólo había que cruzar la plaza y caminar un poco más después de todo el hotel debía encontrarse en un sitio comercial.

Viajar era uno de sus tantos objetivos en la vida, deseaba conocer Italia, Inglaterra, Grecia..tantos sitios repletos de historia antigua, de cultura, de tantas cosas interesantes por descubrir…pero la verdad es que no contaba con el dinero para hacerlo, esta vez estaba en Venecia gracias a que los productores de la campaña le habían pagado el vuelo y el hospedaje en el hotel, pero había aprovechado y en lugar de quedarse sólo el día que duraría la sesión de fotos se quedaría algunos más para tener algo de tiempo de recorrer el lugar. –Mi trabajo sólo me mantendrá ocupado un día, luego tendré unos cuantos para recorrer este lugar…-respondió de buen humor ante la idea, sería muy divertido, había muchos lugares que quería conocer. Sintió cuando le pidió que no lo llamara de usted, estaba acostumbrado a hacerlo pero si se lo pedía se sentiría mas cómodo tuteándolo. Era magnifico haberse cruzado con un Italiano que viviera allí, podría aprovechar y pedirle que le recomendara algunos sitios para comer, y para visitar, seguro sabría de muchos lugares que no estaban en los circuitos turísticos convencionales y sin embargo valían la pena.

Al escuchar que podían tomar una góndola una sonrisa adorno su rostro, se sentía mas que ilusionado con aquella idea. –Si! Me gustaría mucho –afirmo viendo con ilusión para después acercarse a la orilla desde donde las diferentes góndolas partían. Había soñado con aquello desde que le habían hecho la propuesta de una campaña en Italia, había sido casi lo primero que pasó por su mente, además hacerlo de noche agregaba un halo de misterio a la situación de por sí mágica. Espero a que el otro se aproximara y ambos subieron a una góndola, Andrew casi se cae pues estaba tan emocionado por aquel suceso que se había puesto algo atolondrado. Se agarro del borde de la embarcación justo a tiempo para no acabar empapado. Una vez se sentaron comenzaron a andar por las tranquilas aguas interiores de la ciudad.

Primero se dedicó a observar el paisaje, los edificios que rodeaban el río por donde navegaban que se encontraban a las orillas eran de todas las clases, algunos sitios para comer, negocios e incluso casas antiguas, parecía salido de una película antigua. Aquella ciudad realmente tenía encanto. –Dime –lo volvió a mirar, con los ojos brillantes, y de muy buen humor -¿Qué sitios me recomiendas visitar?

A pesar de haber comenzado aquella visita al extranjero con el pie izquierdo ahora se sentía feliz de estar allí, paseando en una góndola en compañía de aquel extraño que estaba dándole buenos consejos sobre los sitios que debía visitar, anotó mentalmente aquellas recomendaciones y asintió para que notara que lo estaba escuchando. –Lo tomaré en cuenta muchas gracias –respondió con una sonrisa sincera para después observar las estrellas que iluminaban el lugar a pesar de que ya fuera noche cerrada. Recordó algo de repente y volvió su vista al pelinegro.

–Me dijeron que no podía dejar de visitar la Basílica de San Marcos, me gusta mucho conocer las iglesias antiguas, ¿alguna vez fuiste a Francia? Yo vivo allí…Notre-Dame es maravillosa, me gusta mucho pasar tiempo allí observando toda aquella arquitectura tan antigua, sus pinturas y decoración… es maravilloso en verdad…-iba a seguir hablando pero sintió que tal vez lo aburriría con su relato, cuando hablaba de lo que le gustaba podía hacerlo durante horas sin parar, pero noquearía pagarle el favor al otro con sus historias aburridas. –Lo siento, creo que estoy hablando demasiado…pero si quieres venir a Paris algún día te llevaré a conocer Notre Dame para devolverte el favor –en realidad estaba dispuesto a hacerlo, aunque imaginó que no ocurriría cosa semejante en realidad, le agradaba mostrarle a otros sus sitios favoritos para que también los admiraran.

Parpadeó extrañado ante ese comentario, no muchos se daban cuenta de aquellos rasgos orientales que volvían su rostro algo un poco especial. Se llevó una mano al cabello algo apenado por ese comentario, sin saber muy bien que decir. – Ah… mi madre era japonesa, debe ser por eso, pero mi padre era Europeo, supongo que soy una extraña mezcla –se encogió ligeramente de hombros sin darle mucha mas importancia al asunto. Notó que la góndola se detenía, al parecer aquel pequeño paseo ya había terminado y habían llegado a su destino. Se puso de pie y busco dinero en su bolsillo con el que pagó el transporte antes de bajar con cuidado de no volver a resbalarse.

Sonrió ante su promesa de que le buscaría si visitaba Paris, le agradaba la idea de llevar turistas a aquella ciudad, pensaba que valía la pena que todos la conocieran, había cosas maravillosas para conocer en Francia, y era digna de visitar por alguien que gustaba del arte. A pesar de que no era su ciudad natal vivía allí desde niño y la sentía como propia, se había criado allí y estaba muy orgulloso de ello. –Deberías venir, enserio, creo que te gustará mucho, me encargaré de que así sea –se comprometió totalmente decidido a, llegado el caso, hacerle pasar una grandiosa estadía en la ciudad de las luces. No sólo le mostraría aquella enorme iglesia, había otros sitios maravillosos que recorrer, pero no lo aburriría más con aquello, ya se enteraría si realmente cumplía su promesa de ir a Francia.

Una vez pisó tierra firme se volvió a él con expresión un poco divertida por el comentario, era lógico que él pagara después de todo era a quien estaba haciéndole el favor de acompañarlo ¿o no? Decidió bromear un poco, estaba algo más desinhibido de lo normal, seguramente era gracias a la emoción que le causaba estar allí realmente. -¿Cuándo será la próxima? –Dejó la pregunta flotando en el aire, pues no esperaba una verdadera respuesta, tan sólo había sido una broma, en verdad dudaba que volviera a verlo luego de que lo dejara en la entrada de su hotel, pero nada tenía de malo bromear un poco al respecto, como si en verdad se conocieran.

Empezó a andar pero se detuvo enseguida, notando que no sabía por donde seguir ahora, sospechaba que ya no estaban muy lejos, parecía ser un sitio bastante céntrico aunque ya la mayoría de los negocios estaban cerrados, sólo había un bar en una de las esquinas que estaba aún iluminado. Se giró y lo miró nuevamente. -¿Hacia adonde ahora? -se acomodó mejor la bufanda alrededor del cuello abrigándolo bien y espero las siguientes indicaciones, no tenía ya tantas incisas de llegar a su habitación, al parecer el viaje en góndola lo había despejado un poco, pero al otro día tendría un duro día de trabajo, quería terminar pronto para poder dedicarse a recorrer ese lugar a gusto.

La respuesta del otro lo tomo un poco por sorpresa, pensó que dejaría la broma simplemente como lo que era, una broma, y aunque el otro le contesto con una sonrisa picara y juguetona no estaba seguro de si hablaba enserio o sólo lo dijo por decir. Se quedó dudado un momento y le devolvió la sonrisa, él no sabía nada sobre coquetear o cosas por el estilo, simplemente era como era, siempre sincero con sus palabras, tal vez demasiado transparente con sus emociones lo cual muchas veces le jugaba en contra. Corría el riesgo de quedar como un tonto al tomarse aquello demasiado enserio, pero estaba dispuesto a correr el riesgo, después de todo aquel extraño le agradaba. Posiblemente era demasiado inocente, lo primero que le vino a la mente cuando el otro dijo eso fue pedirle que lo llevara a conocer la Basílica de San marcos, seguro podía llegar allí sólo, pero pensaba que sería mas divertido si iba en compañía de alguien que supiera del tema y pudiera contarle cosas interesantes, además conocía muchos otros sitios únicos, sería maravilloso si pudiera mostrárselos durante su estadía…

Se rascó la mejilla pensándolo un momento y luego volvió a mirarlo. - ¿Sería mucho pedir que me acompañaras a recorrer algunos sitios? Tengo un pésimo sentido de la orientación.. y creo que sería más divertido en lugar de ir solo –algo se le ocurrió entonces, seguro él también tenia sus ocupaciones, su trabajo o cosas que hacer, después de todo no podía pretender que dejara sus deberes de lado por hacerle compañía mientas el estaba de vacaciones, era muy desconsiderado de su parte. – Si estas ocupado no importa, sólo fue una idea…-aclaró entonces algo apenado por su pedido demasiado ambicioso.

O siguió cuando le indico cual era el camino correcto, apresurándose un poco hasta alcanzarlo y luego siguiéndole el paso sin dificultad. Seguramente ya estaban cerca del hotel, miró como se remangaba y aquella marca que tenía en su brazo, quiso preguntar pero sintió que era mejor no hacerlo así que sólo la observó en silencio.

Se sintió feliz al ver que aceptaba la idea de ser su guía a tiempo completo mientras estuviera vacacionando allí, tenia de unos cuantos días y quería aprovecharlos al máximo, luego le devolvería el favor cuando fuera a Paris mostrándole las maravillas de la ciudad en que vivía, le parecía un trato justo que los beneficiaba a ambos por igual. Seguro la pasaría muy bien, de eso no tenía duda, y si tenía algo de suerte tal vez se llevara un amigo de un país extranjero, sonrió para si mismo ante la idea, era extraño, no los tenía en su propio país pero se le presentaba ahora la posibilidad de hacer uno en Italia.

–Mañana tengo trabajo, pero en la noche ya estoy libre, podemos ir a algún sitio si quieres –le dijo ilusionado con la idea de al día siguiente empezar con el circuito turístico, quería visitar todos los lugares que fuera posible, haciendo rendir el tiempo al máximo. Había comprado una cámara de fotos, quería llevarse recuerdos de aquel viaje y armar un álbum, también llevaría algún recuerdo para poner en su habitación…

Caminaron apenas un poco más hasta llegar al hotel donde ambos se detuvieron en la puerta, no sabía que hora era, peor seguramente había pasado un buen rato aunque se había pasado volando. –Bueno, muchas gracias por todo Ducan, espero nos veamos pronto –se despidió con una sonrisa para después recordar algo y buscar en su bolsillo una de sus tarjetas entregándosela. –Allí esta mi celular, llámame cuando estés libre ¿esta bien?

Cualquiera que lo hubiese visto de afuera hubiera pensando que Andrew era algo atrevido, parecía como si estuviera invitándolo a una cita o algo así, pero él no lo veía de esa forma, era tal vez demasiado ingenuo, pero nada de eso tenía unas segundas intenciones de ser así seguramente hubiera estado muy nervioso, y la verdad es que se sentía cómodo ante la presencia del pelinegro.