Adios para siempre?[priv/Digabriello]

Mientras esperaba a que saliera su vuelo, una inequívoca sensación de que algo le hacía falta, se apoderaba de sí. La ansiedad no era una característica en él, quién disponía de todo el tiempo del mundo pra realizar cualquier cosa en cualquier momento, sin embargo; observaba el reloj de la recepción, susurrándose inconcientemente que aún tenía tiempo. ¿Tener tiempo? ¿Para qué? Llevaba únicamente una maleta y su maletín médico, sujetando en su mano el boleto de avión donde tenía un recinto privado, de modo que si se retrasaba el vuelo, no se viese importunado por los rayos del sol.

Repasó cuanto había ocurrido y su genial e idiota idea de alimentarse de un chico, teniendo la insensatez de dejarle con vida y ahora tenía las consecuencias. No solo era su esclavo, le aterraban los vampiros; y él era un vampiro... por cierto, uno ahora odiado por dicho muchacho. Pensó que este tenía suficiente dinero para vivir durante un año modestamente o seis meses, con todo lujo; así que ese no era su problema, y con la marca completa, otro vampiro no se atrevería a ponerle una mano encima...

Sin embargo, no podía comprender por que aquello no le satisfacía. Las palabras que antes le mencionaran rondaban su cabeza, sentía una intensa necesidad de asegurarse de que las cosas estuviesen en orden, por ello encargó su maleta en recepción y aún cuando sabía que podía perder el vuelo; tomó un taxi de regreso, con la indescriptible angustia de que estaba perdiendo algo. ¿Se habría marchado ya del hotel?

-No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy...

La lluvia habia terminado despues de un buen tiempo y aquel chico a un permanecia en esa banca sin moverse estaba del mismo modo agachando su mirada cual tenia una mirada perdida en sus pensamientos.

El goteo de las gotas de aquella lluvia caian de los árboles de su alrededor encharcandose en el suelo, el sonar de esos goteos llegaban a los pensamientos de el chico a un teniendo esa postura, estaba solo de nuevo y sin dinero que bueno poco le importaba en esos momentos pues lo habia dejado en aquel lugar sin pensarlo dos veces.

Se recosto en la baca cerrando sus ojos su cuerpo completamente empapado sucio por el lodo que sus zapatos y pantalones ahora tenian sin mucha importancia ignorando a cuanta persona pasaba por la plaza solo se decidia a estar hay esperando ¿esperando que?...ni el mismo sabia por que esperaba a que llegase por el, sus pensamientos eran tan confusos pero lo unico que le mantenia en pie era la fé en que regresara por el.

Cerro sus ojos y encojiendos en la banca se abrazaba a si mismo, el fleco tapaba su mirada la mirada destrosada de un pobre joven que solo queria de vuelta lo que era antes suyo.

-*Di-Digabriello~...*-Susurro quedandose en su mente consentrado cualquiera pensaria que estaba muerto o agonisando, pero su destroso causaba aquello.

Su traje o bien su vestimenta pantalones negros y una camisa blanca, herida en su brazo se abria de nuevo manchando aquella ropa que ahora poseia.

-*¿que realmente hago aqui?...¿no creo que regrese por mi?*-Decia en su mente mordiendo levemente su labio inferior escondia su rostro con su cabello encojiendose cada vez mas.

Sentimientos inconfusos rodaban por su mente y corazon haciendo mas la fuerza de fé en su amo, sabiendo que esperar días, meses, añospor el, pero por que lo esperaba?...era una pregunta que no sabria contestar.

Estaba haciendo frío, o al menos para los mortales, pues no cesaba de llover y un aire helado descendía desde el norte. Había ido en vano al hotel, donde encontró las pocas cosas que le había cedido al chico, encontrándose con la noticia que no bien él se había marchado, a las pocas horas el muchacho había hecho lo mismo. No sabía donde encontrarlo, no sabía como funcionaban esos lazos de sangre, pero tampoco tenía tiempo para detenerse a estudiar sobre el tema; por ello, haciendo uso de la fuerza sobre natural que poseía, apuró el pasó, y lo que en unos segundos fue un hombre corriendo, en instantes pasó a ser una simple ráfaga oscura al viento.

Recorrió algunas manzanas, pasando por el cementerio, por aquella callejuela donde lo atacasen, incluso en la casa desvencijada donde lo había mordido; pero era en alguna forma, un camino invisible que debía recorrer para llegar hasta el muchacho. Se detuvo en la plaza, asegurándose que nadie lo hubiera visto aparecer de la nada, entonces comenzó a correr como lo haría un humano, sientiendo aquella extraña e incómoda sensación de que se acercaba; entonces las dudas le asaltaron.

-¿Que pasaba si el chico no quería que se acercara? ¿Si le temía? -Fue deteniéndose, disminuyendo el paso, preguntándose que le dirían, si el muchacho estaría mas a salvo en soledad que a su lado... ¿Y si rechazaba su regreso? El cielo tronaba despiadadamente, dejando caer con gran peso las gruesas y heladas gotas de lluvia, pero no pudo detenerse a pensarlo más, simplemente corrió en dirección hacía la banca, donde percibió un bulto. ¿Sería él? - Ayase...?

Una sensacion de calor llegaba por su cuerpo algo le decia que alguien se acercaba, no paresia molestarle ni mucho menos asustarle paresia conocer esa sensacion, una sensacion que ya habia tenido antes.

El frío de esa noche aumentaba cada vez mas moviendo las ojas y desde el cielo a un pequeñas gotas de agua caian, algo paresia estar acercandose, pasos que se escuchaban acercase a el...en su mente el nombre de aquel vampiro no dejaba de inbadir sus pensamientos su corazon empezaba a latir como antes y instintibamente abrio sus ojos viendo a alguien por las sombras acercandose a el.

Se sorprendia levantandose poco a poco de la banca dejando a un su cabello cubriendo su cara y su mirada a un vaga no tenia mucha fe en que regresara por el, pero su corazon a un era quien le daba aunque sea esa poquita fe que le quedaba esperando escuchar su nombre por la voz de ese vampiro cual tanto deseaba ver.

-*Digabriello~...*-Susurro en su mente esperando a que fuese el quien venia hasta su banca.

Por algo que no comprendia su cuerpo le decia que realmente era el lagrimas salian por sus ojos descontroladamente, sorprendiendose solo se levanto posando ambas manos en su camisa aferrandose a esta solo veia esa sombra acercarse.

-*¿eres tu?...*-Dijo con una voz temblorosa y una mirada de pura tristesa y destroso.

El latir de su corazon cada vez mas aumentaba y su piel se enchinaba deseaba tanto verle y escuchar su voz diciendo su nombre.

-¿Ayase...? ¿Puedes escucharme? -Se detuvo a su lado, iniclinándose y levantándole suavemente por la cintura a fin de mirarlo. Aún estaba herido, helado y completamente mojado. Acto seguido, se quitó la gabardina, colocándosela sobre los hombros, mientras observaba con atención su entorno. No había nadie ciertamente, pero tampoco algún taxi del que pudiesen echar mano. Se inclinó un poco más sobre el muchahco a fin de tomarle sus signos vitales, conciente de la alta teperatura sobre su frente; le miraba preocupado y temía que estuviese alucinando y que relativamente reaccionara con agresividad.


De nueva cuenta volvió a tomarle sobre sus brazos, haciendo un influjo en su mente a fin de mantenerle hipnotizado, incapacitándole de reaccionar en ese breve espacio de tiempo. Rara vez hacía un uso especial de sus poderes, por lo cual; quería asegurarse que las vibraciones mentales de otros mortales no apuntasen en su dirección. Cerró los ojos, creando una especie de ráfaga de viento, un remolino sin un centro en común que el de levantarlos por los aires. Los vampiros no volaban ni mucho menos tenían alas, únicamente podían controlar a merced los elementos y manipular estos a su favor; por lo que la fuerza del viento podía alzarles por el aire como si tuvieran el peso de una bolsa de plástico, llevándoles lejos. En esta ocasión sin embargo, no se arriesgaría a la misma reacción anteriormente ocurrida, ahora simplemente se resguardaron en un antiguo monasterio franciscano que servía de convento, con la diferencia que este poseía catacumbas, de modo que si la reacción del chico era la misma, a la salida del sol, tendría donde ocultarse y este podía ser atendido por algún vigilante del lugar.

Al escuchar su nombre en su mente perdida se escuchaba el eco de esa voz...¿seria el?...¿es solo mi imaginacion? demaciadas preguntas llegaban en su mente sentia que lo cargaban tomandolo en brazos, sensasion que conocia un torbellino en su alrededor hico que su cuerpo se sintiera ligero sin a un poder despertar.

Sentia un aroma conocido, cada vez mas dudas llegaban en su mente y esa voz no dejaba de rodearlo de un momento a otro una imagen llego siendo esta la imagen del vampiro.

Estando casi apunto de entrar al monasterio y a un estando en brazos de Digabriello abrio ligeramente sus ojos con mucha pesdes su vista era borrosa pero simplemente susurro.

-*¿eres tu?...Digabriello?*-Parpadeando enfoco mas su vista viendole.

Mordiendo ligeramente sus labios una sonrisa se dibujaba en sus labios y lagrimas salian de sus ojos sin pensarle dos veces se lanzo hacia su cuello abrazandole y escondiendo su rostro solo lloraba.

-*lo siento...siento haberte tratado asi...no quise hacerlo...pero yo...yo solo queria*-Su voz tembloroso era la que salia de su garganta sin poder contener su llanto solo le abrazaba con desesperacion y preocupacion.

Se sentia feliz de volverle a ver y sin querer separarse de este solo se abrazaba a su cuello dejando que las gotas de esas lagrimas de felicidad mojaran el traje de Digabriello.

-*yo solo deseaba volverte a ver de nuevo Digabriello*-Susurraba con a un su voz temblorosa sintiendose seguro en esos brazos que lo tenian cargando.

Centró sus ojos en los del muchacho, observándole con atención, un poco desconfiado de sus reacciones, por lo que sus amables orbes se tiñeron con recelo, mirándole penetrantemente, hasta que aquella sarta de palabras le dejó por completo atónito e imposibilitado de hablar. Abrió los ojos, comprendiendo muy poco las reacciones de Ayase, después de gritarle cuanto lo odiaba, ahora parecía satisfecho de verle, aunque continuase llorando sobre su cuello. No podía preguntarle si estaba bien o si ocurría algo malo, simpklemente era la satisfacción de un mortal, seres muy emotivos, ante algo que añoraban.

-Aún estás débil, será mejor que descanses... -le silenció colocando su dedo índice sobre sus labios a fin de que no dijese más. No era fastidio ni desagrado, la incredulidad iba cediendo, simplemente no estaab del todo preparado para aquel empuje emocional sobre un muchachito que conocía de escasos días y de la manera desesperada en la que se aferraba a él. Entraron al monasteriosobre el ático, donde descansaba una diminuta habitación que había pertenecido a una niña que había sido resguardada de un famoso asesino en serie hacía más de 800 años; pero que el paso del tiempo no había podido deshacer.

Entró por la ventana, la cual se abrió antes de que los dos cuerpos entrarán, iluminando el recinto con un viejo caldelabro que poseía algunos cabos de velas, mismas que se encendieron apenas las observó el vampiro; y recostando al chico en la cama, permaneció en silencio, abrazándole suavemente para tranquilizarlo, como había visto que los mortales hacían -y que él mismo había hecho algunos siglos atrás cuando era niño- para calmar su miedo o su tristeza.

-Estará bien que pueda quedarme a ver que estés sano y salvo? -No quería esclavizarlo, no quería morderlo y darle a beber su sangre; deseaba que fuese libre, y tuviese una nueva vida, empezar de nuevo, como un chico normal, con diferentes capacidades y oportunidades monetarias.

Se dejo hacer sorprendiendose ante lo que habia hecho solo parpadeo un poco afirmano con su cabeza se seguia abrazando a el ruborizado ante la mirada que penetraba su mente.

Viendo todo lo que hacia con solo mirar esos objetos, simplemente quedaba sorprendido sin ningun asusto solo quedo acostado en la suave cama viendole y escuchandolo atentamente le miraba mientras unas pequeñas gotas de su lagrimas a un posaban en sus ojos siendo iluminados por las luces de aquellas velas.

Al escuchar ante la pregunta afirmo con su cabeza sonriendo dulcemente.-*gracias por protegerme Digabriello*-Susurraba para luego solo se acomodo soltandole del cuello se apoyaba contra su pecho cerrando poco a poco sus ojos quedando mas tranquilo.

Entre su ambiente se escuchaba el cantar de los grillos, algunas luzciernagas que habian entrado por la ventana y se posaban en los objetos en su alrededor, como era de esperarse despues de una noche de lluvia era obviamente que la humedad causara algo de frescura mas el viento que no soplaba tan fuerte.

En los pensamientos del chico solo permanecia mas tranquilo al saber que de nuevo no estaria solo, si no que estaria acompañado por aquel vampiro, muy bien no sabria si decirle amo o solo por su nombre pero eso lo pensaria mas tarde por ahora solo queria hacerl lo que le pidiese que hiciera.

Se separó del chico, recostándole sobre la cama, cubriéndole con el cobertor y el abrigo a fin de mantenerle tibio. Poseía grandes poderes mentales, propios, por naturaleza y los heredados, pero para llevarlos a cabo debía tener las cosas a favor, como manipular el fuego solo si este estaba encendido o encender una vela si esta tenía un sebo seco y no era tan vieja. Suspiró y encendió la vela con su encendedor, con una sonrisa maliciosa en labios a medida que dejaba su maletín -indispensable para él- sobre una mesa a desnivel. Posteriormente abrió el maletín y extrajo algunos materiales de curación que fue ordenando uno tras otro de modo que los utilizaría, para después acercarse al muchacho llevando la mesa con la misma ligereza como si fuese una delgada charola plateada.

-Te dará frío unos momentos, pero es necesario que me muestres los sitios donde tienes heridas, y no escondas ninguno. No puedo llevarte a otro sitio pues está por amanecer y la luz del sol tiende a ser... molesta para nosotros.- Si el chico confiaba en él o no, no podía arriesgarse a decir que la luz del sol lo mataría, por lo tanto, simplemente se protegía cuanto podía. HUmedeció una gasa con algo de merteolate y comenzó a aplicar donde lo había herido con los colmillos, aunque en una herida tan limpia; dudaba fuese a infectarse. Podía sanarlo al poner algo de su sangre en las heridas, pero eso sería crear un vínculo; no quería atarlo a sí; sino que anhelaba que continuara siendo un humano, que fuese mortal y muriese como un anciano, como si la marca de la esclavitud jamás hubiese pasado por su cuerpo.

Descansaba unos momentos en la comoda cama pero al sentirse separado abrio sus ojos viendole de reojo con curiosidad y con tranquilidad veia que hacia solo parpadeaba dejandose cargar solo le miraba de la misma manera hasta sentir la fria mesa solo hico un pequeño gemido y suspiro hasta que abrio de nuevo los ojos viendole de reojo.

Veia cada objeto colocado ordenadamente se sorprendio tanta orden y escuchandole parpadeo y lo vio afirmaba con su cabeza sentandose con algo de pena se quito la camisa dejando ver su cuerpo algunas heridas en su espalda pequeñas en su pecho y su brazo sin olvidar solo un raspon en sus rodillas.

-*eje eje eje lo siento soy muy torpe*-Decia con una risa de nervios sonreia.

Quedando sentado solo racaba su mejilla con su dedo indice y bajaba su mirada un poco ruborizado apenado de su torpes pero bien no esconderia las heridas pues ya no queria causar mas problemas le miro fijamente esperando algo.

-*Espero no causarle un problema Digabriello*-Sonrio dulcemente y se quedaba hay callado solo miraba hacia la ventana tranquilo viendo las luciernagas que habian entrado.

Confiaba en el pues entendia lo que habia dicho, sabia que los vampiros no podian salir al sol a causa de que estos morian quemados por los rayos asi que solamente no se resistio.

-*Digabriello tu eres doctor verdad?...que se siente ayudar a los demas?*-Seguia mirando hacia un lado sin diriguir la mirada solo estaba tranquilo.

-Pues... -Tomó una gasa, humedeciéndola en un poco de agua, a medida que limpiaba con cuidado y delicadeza la sangre que se había secado sobre las heridas, a fin de tratarlas. NO podía decirle que ciertos vampiros -que jamás habían sido mortales como él- consideraban a los humanos como ganado. Dóciles, domesticables y útiles, pero nada más. O bien, como mascotas, entretenidos, leales y encantadores; pero cuando se volvían viejos eran inútiles y desechables. Como tampoco podía decirle que los antiguos los consideraban fresas de la parra en el camino, que a nadie pertenecían, y que cualquier vampiro podía tomar y servirse de ellas a su antojo, hasta saciar su hambre.- En lo personal, lo hago por dos motivos. Los humanos son... los que me otorgan alimento, pero no son animales de establo para tener mi ganado y "exprimirlos" cuando apetezca, pero aparte de mi profesión y de mi lema de salvaguardar la salud de los seres humanos; cosa wue realmente disfruto haciendo, pienso que lo menos que puedo hacer es ayudarlos, cuando ellos me han alimentado por un tiempo.

Limpió, desinfectó y atendió las heridas una a una, con paciencia y cuidado de no lastimarle, la poca sangre que brotaba no le atraía al sumo grado de enloquecerle, aún podía esperar.

-Tendremos que hacer algo con la marca...

Le escuchaba haciendo solo un gesto un poco de dolor para de nuev quitar ese gsto no mucho le dolia pero debia de aguantar su dolor pues no era mucho que causar.

Ante lo que escuchaba entonces solo le serviria para alimentarle sus gestos fuero algo serios sintiendose como un objeto que solo era usado para lo que le diese la gana, no quiso decir algo mas pues no podia hablar a tal de tener un nudo en su garganta impidiendo hablar solo dejaba que limpiara sus heridas para cubrir su cuerpo.

Ignorando lo ultimo se bajo de la mesa acomodandose la ropa bien agachando su mirada se fue a la cama sentandose viendo el suelo a un con un gesto de seriedad.

-*¿Entonces soy un objeto para usted?*-Susurro viendo el suelo con ese gesto de tristesa.

Su mente pensaba mucho seria solo un objeto utilizado algo que solo vivia a un tiempo limite y siendo su vejes ya no serviria para nada, rio un momento eso era su trabajo solo le otorgaria su angre para su vida eso era lo unico que tenia que hacer hasta su vejes, tarde o temprano seria botado como un papel, seria inserbible.

Se recosto en la cama dandole la espalda solo veia hacia la ventana pensando en que jamas podria ser querido por este, pensando que solamente por eso lo tenia a su lado, solo lo queria utilizar para su vida por eso tanta proteccion ante el se decia en su mente.

Podía leer sus pensamientos, quizás en el momento en el que se había alejado precipitadamente sin decirle nada, pero al menos así se aseguraba que el chico quisiese seguir siendo independiente y hacer las cosas por su cuenta.

-No son un objeto, simplemente son libres...- No comprendía lo que era tener un esclavo de sangre. ¿Los esclavos eran felices perdiendo su libertad? ¿No citaba el dicho que los humanos preferían morir de pie a vivir de rodillas? Le sobó suavemente la cabeza y le echó el cobertor encima para que se cubriera, ahora que sus heridas estaban limpias. Posteriormente desechó los residuos de la curación y guardó todo en su maletín, era un hombre meticuloso. Lo sentía triste, pero no podía darle esperanzas para mitigar su dolor, aunque si podía educarlo, mantenerlo y hacerlo estudiar para que fuese un hombre de bien; así este cumpliría con su vida, como se había destinado.

-Esta por amanecer Ayase, no podré regresar hasta en unas horas, puedes bajar al huerto y tomar las frutas que necesites, tus heridas habrán sanado para mañana; procura no... alejarte demasiado, si te metes en problemas, no podré estar alllí.