Digabriello Rosolli Mistello

Nombre : Digabriello Rosolli Mistello

Clan: Le Fiore

Raza: Vampiro puro

Rango: Antiguo

Edad: 710 años
Nació el 07 de octumbre del año 1300

Rol sexual: Seme

Descripción física: Su estatura es aproximadamente de 1.89, su color de piel, a pesar de ser vampiro, le da una apariencia mas bien trigueña; dándole el aspecto de padecer anemia pero que en su momento fue un hombre moreno. Sus ojos son verde olivo, con uno que otro destello dorado que indica su naturaleza, con la diferencia de que; al igual que los gatos, sus ojos brillan en la oscuridad;
a pesar de ser vampiro, no dista mucho de verse como un humano común y corriente. Posee una complexión robusta, de caderas estrechas y espalda ancha, sus brazos son torneados; de manos amplias y fuertes, pero de dedos largos, adecuados para la pintura, el piano o la medicina.

Descripción psicológica: Es una persona madura y accesible, de buenos modales y aunque es algo inexpresivo; podría decirse que es mas bien, cálido.Es amable, caballeroso y educado, los años que lleva vivo y los que no, los ha pasado estudiando y viajando de modo que es una enciclopedia andante con curiosos relatos o cuentos de épocas pasadas. Sin embargo, como lado contrario, puede resultar demasiado desconfiado, cerrado y un poco desobligado e inconstante. Es una persona a la que le disgusta de sobremanera verse amarrado, o tener personas que dependan de él; por ello, hasta donde le es posible; realiza las cosas por su cuenta.

Posee un lado sensual y atractivo innato, al que siempre mantiene bajo control. No es muy dado a las conquistas por desición propia y sin embargo; una vez que fija su mirada en una persona, sea mortal e inmortal, no ceja hasta poseerle.

Debilidad: Es sensible a la luz solar, al grado que esta le produce dolorosas ampulas que se llenan de agua, y cuando revientan, le quedan terribles cicatrices sangrantes o con pus que acaban gangrenándose; o al menos eso le han dicho que le pasará; por ello, evita a toda costa el sol. Su debilidad son los olores fuertes, le son tan insoportables que le producen migraña, tales como el ajo, la cebolla y el apio.

Sus virtudes: Es una persona demasiado analítica, observadora y resulta un gran estratega para lo que quiere obtener.

Defectos: Es demasiado posesivo y territorialista, un maniático de la limpieza y de los buenos modales; sin embargo, resulta amable, cálido y gentil; lo que le sabe muy amargo después, pues se encariña fácilmente con los mortales. Demasiado orgulloso y altivo.

Le gusta: Le agrada por supuesto, su alimento; aunque sienta algo de culpa, le es delicioso. No le gusta beberlo frío por que se espesa, ni caliente; más bien en un punto tibio, o a temperatura ambiente. Le agradan los retos, las artes y sobre todo, escuchar el cantar de las sopranos.

No le gusta: Detesta a los mediocres, pesimistas y que sienten pena por sí mismos sin levantarse o hacer un esfuerzo por cambiarlo. Detesta los días calurosos, pues las cosas se descomponen más rápido, odia la música hard rock; y los ebrios.

Habilidades: Aún cuando de habilidades físicas tiene la virtud de la velocidad, la regeneración y otras que le han dado la experiencia, los años y su propia naturaleza, es un hábil peleador cuerpo a cuerpo, con gran puntería pero por sobre todo; desarrolló la capacidad de mover las cosas a voluntad con su mente. Más su habilidad sobresaliente radica en el poder mental, capaz de mover los objetos de sitio, aunque no en pesos excesivos; hacerlos estallar o alterar por medio de energía mental, su masa molecular; en resumen, derretirlos. Así mismo, puede comunicarse telepáticamente con otros vampiros y humanos, pues fue humano y es ahora vampiro; capaz de influir en las desiciones de estos, haciéndoles creer que es propio deseo.

Historia:
Puede decirse que nació cuando el nuevo mundo comenzaba a darse a conocer en España. Para entonces, la Familia Rosolli era una comunidad Italiana establecida a las afueras de Venecia, quién en ese entonces no se encontraba presa del mar, que año con año, le hundía un centímetro más debido a sus pesadas pero finamente talladas esculturas. Aún cuando se tenía la costumbre de que la ocupación de los abuelos era heredada a los hijos y de estos a sus hijos, en la citada familia se tenía la costumbre de que; aquello que mejor sabían hacer, sería a lo que se dedicarían; rezando como dicho: Más vale hacer algo bien, aunque sea poco; que realizar mal varios trabajos al mismo tiempo.

Por lo tanto, teniendo hermanos carniceros, agricultores y ganaderos; Digabriello se dedicó a la medicina, un estudio ciertamente parecido al del barbero y el carnicero, quienes en esa época realizaban el trabajo de dentista y otrs más, cuando las bacterias aún no podían atacarse. Pero eso no detuvo a Digabriello a ir más allá de lo poco que podía aprender, Desafortunadamente, la curiosidad y la ansiedad era mala madre para emprender un largo viaje en busca de respuestas.

Su transformación fue sin lugar a dudas, diferente al resto; ya que en vano trato de auxiliar a quién habría de convertirlo. Le habían cortado el gaznate de modo que se desangrara, faltando pocos minutos para que el sol saliera; justo cuando Digabriello cabalgaba en esa dirección. Fue particípe de aquel linchamiento, siendo bastante exceptico de que se tratara de un vampiro; por ello, imagino que se trataba de un arranque de locura e histeria cuando el hombre que yacía tirado desangrándose, se le fue encima, sobre el cuello, mordiéndolo desesperadamente. Con grandes esfuerzos había conseguido quitárselo de encima, demasiado débil para huir, se arrastró hacía unos pequeños matorrales y de allí a una diminuta fosa que con toda seguridad habría pertenecido a un oso o a un animal similar; por ello, no fue partícipe del espectaculo, pero si de los alaridos que soltaba aquel endemoniado loco cuando la luz golpeo su cuerpo...

Tres días había aguardado con terribles dolores, a que alguna enfermedad que con esa mordida le hubieran contagiado; cesara o disminuyera, pero para el cuarto día, simplemente era un hombre diferente...


Nota aclaratoria: Por motivos de tiempo, es imposible detallas 710 años de vida, tras lo cual prefiero dejar como narrativas de experiencia una vez iniciados los temas.



Otros: Es un coleccionista de estatuas, imagenes y lienzos de las obras de Da Vinci, así como de los diferentes tipos de



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Lo que fue después...

La tercera noche me levanté de mi oscuro y húmedo lecho, olisqueando con deleite la tierra olorosa y mojada, incluso me pareció percibir el estiercol de vaca, caballo y oveja; algo que nunca había conseguido. Era de noche, peroa mí me pareció el ocaso; la claridad con la que mis ojos observaban a mi alrededor, fue abrumadora, y no comprendía que estado de delirio me llevaba a aquellas deliciosas tinieblas de inconciencia. Acababa de despertar de la muerte, convertido en un ser infernal, y en el poco tiempo en el que trataba de reaccionar; comencé a sentir un hambre atroz.

No tenía mi caballo, este al parecer, había huído con mis pertenencias. Hurgué en mis bolsillos y descubrí un pergamino, algo viejo y descuidado, al que no leí al momento; sino que guarde con hosquedad, ya que el apetito y la sed me enloquecían al grado de sentir como quemaban mi garganta, desgarrando sus paredes internas. Llevaba en un bolsillo algunas monedas, no lo suficiente para una posada, pero sí para obtener algo de comida; por ello, a través de mi olfato, demasiado agudizado, me dirigía una posada cercana... Cabe mencionar que pude haber devorado una vaca y aún así, su sabor era insípido, los vegetales en su punto, me sabían insaboros, sentía la textura pastosa y desabrída, como de quién los ha cocido demasiado, sin agregarles sal, y haciéndoles preder sus propiedades. Pero algo en aquel establecimiento olía deliciosamente, yo anhelaba comer aquello, más por más que pagaba, solo traían comida diluída, quizás... La avena era arena caliente, el vino mas añejo no era más que agua; enfadado buscaba respuestas, pero solo obtuve la señal del mal de ojo y tuve que retirarme sin pagar; pues un hijo del demonio o alguien que seguramente tenía la marca del esclavo, no era bienvenido...

Comencé a vagar, sin embargo, al alba, la luz comenzó a cegar mis ojos, aún cuando el sol no bien había salido, me encontraba aún más hambriento y agotado; un calor indescriptible abrasaba mi piel helada, sin llegar a calentarla, pero sentí enloquecer sofocado, hasta que un pequeño vaporcillo en mi mano me alertó. A pesar del horror de descubrirme como uno de ellos, como un hijo de la noche, los malditos o los cuantos nombres tuvieran -por que en ese momento yo no había creído que tales seres existieran- mi instinto de supervivencia fue mayor, por ello, busqué, guiado por el aroma a humedad y frío, una pequeña cueva donde alojarme hasta la puesta del sol. Trate de dormir en vano, pues no bien cerraba los ojos; recordaba el delicioso aroma de la posada y se me llenaba de agua la boca. Entonces hurgué en mis bolsillos, anhelando encontrar un trozo de pan y queso producto de mi desayuno en ese viaje, pero al encontrar solo el pergamino; me decidí a abrirlo encontrando la siguiente leyenda:


Para aquel que este escrito en sus manos posea...

Habéis quedado maldito, hijo mío, habéis sido besado por la muerte, y por la gloria de los infiernos, traído de vuelta a la vida. No tengo valor para enseñaros. El paso del tiempo no ha tocado mi cuerpo, ni aún mi alma; ya carente este cuerpo de ella, puesto quién al reino de los cielos no puede entrar, no necesita un espíritu acompañando sus días... Mas dicho caballero, empeñado ha quedado en arrebatar algo de mi ser, que si bien no ha sido esta no-vida, si ha sido mi cordura.

Ahora que vos leéis esto, con verguenza os explicaré mi precaria situación.

Soy un hijo de la noche, un maldito, o como sea que en vuestros tiempos ahora llaméis a los de mi especie. No pretendo que vos comprendáis mi situación, aunque más os valiera hacerlo; pues os he convertido en hijo mío como maldición y herencia. He sido conocido, al paso de las épocas por este mundo; como Lucius Mistello. Yo he tenido un nombre, pero el terrible padre tiempo, se ha encargado de quitármelo todo. Mi familia, mi vida, incluso mi memoria...

Eh visto de todo, a hombres matar a sus hermanos, destrozar lo que la madre tierra tiene para obsequiarles; oh, benditas criaturas que son, y aún en el colmo de su maldad, siempre habrá de brillar el virtuoso, que desinteresadamente corre a contra corriente para realizar lo opuesto que ha dictado su prójimo. Vos sois ese ser, de quién vilmente me he aprovechado para propagar mi linaje. Yo he contemplado la muerte hijo mío, más incapaz de la deslealtad para con los míos, no me he atrevido a abandonar a este mundo sin cederles siquiera un décimo de mi poder. Vos sois mi legado y mi maldición; puesto que en ti, hijo mío, deposito una carta, donde os cederé mis propiedades, tesoro y nombre. Sois el último de mi especie y linaje y en vos he volcado eras de sabiduría y poder, ante esto, deberéis partir hacía Florencia, donde encontraréis mis memorias y sabréis que hacer.

Cuidaos, hijo mío, de la luz del sol; terrible enemiga, y alimentaos con el vital líquido que fluye grandioso, en el interior del hombre. Su sangre. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Nada me explicaba ese pergamino más que mi desdicha y desgracia, pero en el colmo de la idiotez solo pude pensar en cuan solo debió haberse sentido aquel infeliz. Con pesar y melancolía me despedí de mis ideales, mi familia y mi futuro, y ahora que tenía una nueva vida; con obvias obligaciones acarreándoles, me dirigí a Florencia, alimentándome por las noches, únicamente de salteadores y moribundos; ahora que los inmortales tenemos capacidad para saberlo a através de su sangre, y durmiendo por el día. Todo ese tiempo tuve para recapacitar en lo ocurrido, hasta llegar a Florencia, donde un grupo de antiguos me esperaba...

¿Como podría comprender yo la magnitud de la carga que ahora pesaba sobre mis espaldas? El mas antiguo del clan había perecido, sin dejar descendientes, o incluso servidores que portaran la marca de su sangre, mas que ese pobre e infeliz médico... Poseedor de la sangre más pura, fui testigo de los cambios que en mi cuerpo se realizaron... Aquella sangre no solo había transformado por completo mi cuerpo, dándome la virtud de la regeneración y otras capacidades que nunca creí que humano alguno pudiese poseer, así como poderes solo dignos de un dios; todo reducido a un vampiro recién nacido.

...Mas la maldición de Lucius no solo me había arrancado mi vida mortal, su sangre; se había encargado de reemplazar por completo mi código genético, puesto que en los análisis posteriores -siglos mas tarde, con el avance de la tecnología- pude saber el motivo por la cálida acogida de los superiores. En el momento de la mordida, no fui un humano convertido, ni un vampiro impuro; aquella sangre alteraría por completo mi organismo. Era únicamente un legado sanguíneo del linaje del que fuese Lucius Mistello.

Buena ficha. cerrada y aceptada