Un viaje más. [ Libre - Colectivo. ]

Las nuevas tecnologías dejaban obsoletos los barcos, la mayoría de la gente ahora prefería volar por los cielos a transitar las turbulentas aguas marinas para visitar tierras lejanas del otro lado del océano. Pero Aaron, que partencia a otra época y tiempo, amaba los enormes buques, aquel bamboleo suave sobe el agua salada que hacían al moverse, el aroma fresco de la corriente marina, los pájaros revoloteando en busca de su desayuno, incluso los camarotes exquisitamente amueblados para la clase alta en que tantas veces había viajado. No era tan terco como para negarse al avance de la tecnología, pero un viaje de placer era otro asunto, y si debía elegir su primera opción siempre sería un crucero con aquellas características. Había comprado su pasaje días antes, se había enterado de que pasaría por allí por pura casualidad, cuando jugando poker unas noches atrás en una taberna escucho a dos hombres mencionarlo. Enseguida decidió que era su oportunidad de tomarse unas merecidas vacaciones y emprender un divertido viaje.

No solía llevar mucho equipaje, y no fue la excepción, baso una maleta pequeña para guardar todo lo necesario. Su porte despreocupado llamaba la atención de algunos pasajeros, sobretodo de las muchachas jóvenes que de seguro lo confundirían con un joven cantante de rock, esa música pesada que se había ganado su simpatía. Unos pantalones de cuero negros y una sudadera de color blanco completaban el atuendo cómo y casual del vampiro. A simple vista desentonaba en aquel sitio donde la mayoría eran personas de clase y adineradas, ingenuos humanos que ignoraban todo acerca de la inmortalidad y el placer de la sangre. Nadie podría imaginarse que un joven, en apariencia, con aquel aspecto desaliñado sería el dueño de tremenda fortuna.

Masticaba tabaco negro cuando subió por la rampa del buque, cargando su maleta negra hacia su camarote que estaba al final del pasillo. Humanos, por todas partes, el olor de su sangre se mezclaba con la sal y lo hacía afrodisíaco, sus expectativas respecto a ese viaje iban definitivamente en aumento.

Dejo el equipaje en su camarote, era bástate amplio siendo que era una habitación dentro de un barco y al sentarse en la cama comprobó que era muy cómoda. Hacia tiempo no viajaba en un crucero como aquel, y estaba de un humor considerablemente bueno. Había escuchado que en la noche habría una pequeña celebración en la sala principal donde seguramente podría hallar interesante compañía, nada podía salir mal, y para mejorar la situación aparentemente era el único vampiro por allí, al menos no había olido a ningún otro cerca. Se desperezó y se tendió en la cama dejándose caer en el colchón esponjoso cerrando sus ojos ámbar para relajarse por completo, el viento golpeaba suave contra la ventana redonda y podía sentir el movimiento de la nave sobre el agua cuando esta partía abandonando el puerto de Londres.

-Adiós mi bella ciudad…-murmuro con voz cantarina y tranquila, manteniendo sus parpados entrecerrados disfrutando de la paz de las mareas que mecían el transporte. Pero algo perturbo aquella tranquilidad, primero el aroma a sangre llegó tan rápido hasta su nariz que pudo sentir como su boca segregaba más saliva producto del deseo de sangre que se disparaba automáticamente en él ante tan delicioso aroma. Sangre humana, fresca, caliente y pura. Alguien acababa de morir, un vampiro estaba a bordo, ¿Un noble? De ser un Inglés estaría al tanto, tal vez era un extranjero… Un grito cortó el aire, podía sentirse el pánico de los humanos esparcirse como pólvora, el ambiente de repente estaba pesado, cargando de aquel pánico que tanto disfrutaba en sus victimas. La adrenalina crecía en él de una forma peligrosa, el olor, el ambiente le había abierto el apetito.

Se levantó de la cama y salió de la habitación con paso ágil y rápido, no necesitó más que una mirada para descubrir al autor de crimen, a la criatura que acababa de darse un festín con una muchachita inocente y deliciosa. Se relamió de sólo imaginar el sabor dulzón de aquella sangre tibia, el deseo aumentaba y calentaba su cuerpo normalmente frío. Aquel sujeto atrevido, que simulaba ser un humano mezclándose entre ellos, resaltando entre la multitud por su aspecto anormalmente bello acababa de iniciar un juego peligroso.

Sus ojos ámbar con ligeros tonos amarillentos por el repentino apetito que inundaba su ser estaban clavados en el rostro de aquel muchachito atrevido que había osado jugar con el secreto de su raza en pos de divertirse a costa de la ingenuidad humana. No es que apreciara a aquella raza, mortal, efímera e imperfecta, no les guardaba ningún cariño, pero su deber como Príncipe era velar porque las leyes se cumplieran, porque el caos no reinera por doquier, porque un niño malcriado como aquel, un impuro, perturbara el orden con la sola razón de divertirse. Aquellos eran sus deberes, bien claros los tenían, desde pequeño su padre le había martillado las sienes con aquellas ideas de responsabilidad…pero ¿Qué diablos le importaba a él? Encontraba aquella escena terriblemente cómica, y de no ser porque no deseaba llamar la atención se habría echado a reír allí mismo.

Las caras de pánico de las mujeres que abrazaban a sus niños alejándooslos de la escena del crimen para que no vieran el cuerpo sin vida, mutilado y seco de la joven rosa marchita ahora en el suelo del almacén, con el rojo elixir que brotaba todavía de su herida abierta. Los hombres alrededor e ella intentando cubrir aquel cuerpo abandonado a su suerte, privado de los años de madurez, sin la vitalidad propia de la raza humana, sin ese calor delicioso. Nadie se fijaba en él, con el alboroto su presencia pasaba desapercibida, así que le resultó fácil deslizarse hasta estar junto al vampiro. Su satisfacción aumento al notar su cara de pánico, y su ego se elevo hasta los cielos. De seguro el impuro podía sentir su poder, su aura sedienta y ansiosa de sangre.

No despego sus ojos de los ajenos y con una simple seña le indicó que lo siguieran, no podían tener una conversación en un sitio como ese, repleto de humanos escandalizados por un hecho que día a día ocurría en las calles Londinenses pero que ahora, disfrazado de asesinato mortal, atacaba a la clase alta. Anduvo con paso rápido hasta llegar a la baranda, sentándose en ella con despreocupación, buscó en el bolsillo de sus pantalones un cigarro y lo encendió, ofreciéndole luego uno a su acompañante. Su pánico era como un dulce sabroso, la tentación de seguir torturándolo y generándole ese miedo era tan grande que no fue capaz de resistirla.

-¿Comprendes el significado de lo que acabas de realizar? –preguntó tras dar la primera calada, dejando que el humo escapara por su nariz sin desviar sus ojos penetrantes y cargados de poder del rostro ajeno, sobrenaturalmente perfecto y sin marca. -¿No te han enseñado las reglas que rigen nuestra raza?

¿Por qué ir a un crucero como aquel? Uno de sus amigos de los cuales poseían gran cantidad de dinero entre algunas cosas había comprando un par de boletos para tomarse unas pequeñas vacaciones en un crucero, pero al parecer tuvo un pequeño contratiempo y le regalo uno de los boletos a el para que fuera, solo preparo lo que creyó que podría ser esencial, no le interesaron las miradas ajenas, simplemente las ignoro la gente de ese tupo no le llamaba demasiado la atención. Ya estando arriba del barco se sentó sobre una de las barandas de costado apoyando su espalda contra una esquina. Comenzó a leer un libro con calma, tranquilamente iba cambiando las paginas, mientras sentía aquel aroma de mar, la brisa le sentaba bien por momentos cerro los parpados y en ese momento lo sintió, aquel grito desgarrador que le llamo de sobre manera la atención, dejo de leer el libro y fue corriendo rápidamente hasta aquel lugar.

Había muchas personas, todas amontonadas viendo aterrorizados el cuerpo de una joven que yacía ya sin vida, rápidamente al pelinegro le llamo la atención aquello. Le pregunto a alguna de las personas que había pasado, al parecer le habían tajado el cuello, al escuchar aquello se acerco un poco más a aquel lugar. Un policía lo freno hasta que el chico saco algo de su chaqueta, parecía una especie de papel con una firma extraña el hombre enseguida le dejo pasar. Un medico que estaba allí observaba con detallismo aquel tajo , pero algo parecía extraño. Había un par de puntos en su cuello que casi ni se notaban.

-Oh, causando problemas ¿eh?- susurro mientras se agacho para ver mejor la herida de la muchacha viendo aquel par de marcas. Rápidamente se paro y camino de manera pesada hacia la multitud.- Que miran, váyanse de aquí, ya tenemos sospechas de quien puede ser el asesino. …calma lo atrapare, pueden sentirse seguros- la gente no se sintió completamente tranquila con eso, pero el joven inspiraba algo de confianza unos cuantos se comenzaron a calmar y la tensión disminuía de a poco.

Pasos rápidos y pesados, mas rápidos y pesados podían escucharse, había ido a buscar a su katana ahora buscaba al culpable de aquello, lograría identificarlo de eso estaba mas que seguro. Pero para su sorpresa no se encontró con un vampiro sino con dos.

- Iare Iare, ¿qué tenemos aquí ?- sus ojos ambarinos se fijaron en ambas figuras- Ah Aaron que sorpresa …mas desagradable –termino por decir marcando lo de “desagradable”, luego miro al otro vampiro se fijo de manera detallada en el- ¿Fuiste tu? - rápidamente se preparo en posición de defensa, obviamente haría lo que un cazador debía hacer o sea matarle-

.. ¿Cuánto tiempo había pasado desde mi último enfado? .. ¿Diez, veinte años? .. Y Ahí estaba yo, con una expresión tan vieja que casi no recordaba, pero que gracias a un efecto instantáneo, había nacido para demostrar mi inconformidad. No creí llegar a encontrarme con alguien superior a mí, hecho que me molestaba en demasía. Cualquier indicio relacionado a la debilidad en mi persona causaba náuseas, más que nada cuando reconocía que mi suerte ya estaba hechada en caso de tener otras ideas como defenderme.

Así que .. ¿Qué más podría hacer más que seguirle? Y así lo hice. Avanzé con él lo necesario, noté la vista de los humanos mirándonos, percatándose del gran contraste entre nuestras apariencias y dediqué unos minutos para examinar al pura-sangre mientras no me veía .. ¡¿Pantalones de cuero negro?! Mi sorpresa fue tanta que casi me caigo de espaldas, luego subí a su pecho .. ¡¿SUDADERA BLANCA?! Mis labios se entreabieron formando una "O" perfecta, esa era la primera expresión de sorpresa en toda mi vida, marcada en mi rostro.. No, imposible que un pura-sangre insultara con tal descaro las reglas de la vestimenta, más si era un pura sangre.. Se estaba vistiendo como los seres que más me repugnaban en la vida.

Pero eso no fue suficiente para hacerme perder el respeto, simplemente mi rostro adoptó una infantil queja al fruncir los labios y desviar la mirada, había escuchado de muchos grandes vampiros de aquella clase y los había admirado, pero ese hombre.. ¡Ese hombre desafiaba mi respeto! .. Ni siquiera le miré el rostro directamente así que no pude examinar su belleza física, con su ropa bastaba para conocer las aficiones que poseía.

Ahora cuando él me dirigía la palabra, cambiaba la vista a otra zona y como un muchacho regañado, conservaba esa mueca. Para mí, la imágen era de alta importancia y estaba sinceramente encaprichado con ese factor. Estuve a punto de responderle, cuando la llegada de un personaje captó mi vista de soslayo .. Un cazador, grandioso. Sonreí a lado, y avancé al costado del pura-sangre para colocar mis delgados dedos blancos en el barandal sólo para obtener apoyo, cerrando mis ojos escarlata y guardando la otra mano en mi bolsillo.- .. Válgame .. ¿Y en dónde está la evidencia? Un cazador de vuestra categoría debería investigar lo suficiente, pues podríamos no ser los únicos vampiros en este barco, antes de crear una declaración directa. Pero si lo que deseaba usted era hacerme admitir una culpa para resumir su trabajo .. Déjeme decirle, que nadie con sentido común sea culpable o no, aceptará con un "Sí, yo lo hé hecho." ¿Está usted insultando mi inteligencia? -El tono de voz sonó grave como el de un adulto, pero en una forma suave y cuidada. El acento en las palabras que utilizaba era difícil de encontrar, pero sonaba más hebreo. Ahora, simplemente consulté la expresión del cazador al abrir una de mis pupilas, casi en el acto coqueto de un guiño.

Giró la cabeza y volvió la mirada al humano frente a ellos, sus labios se curvaron en una sonrisa que expresaba su diversión al verlo allí de pie, desafiándolos, en un acto de ridícula valentía. Protegido por la presencia del resto de los mortales en la nave bien sabía que allí en ese momento no podían hacerle ningún daño, pero de ser más inteligente no se habría confiado tanto y desafiarlos tan abiertamente.

-Dael, tiempo sin vernos, que curiosa coincidencia ¿o acaso estas siguiéndome?-rió ante aquel absurda idea- ¿No crees que resulta descuidado de tu parte revelarnos tu presencia? Ahora estas en desventaja, me pregunto cuando aprenderás…-dio otra calda al cigarro que tenía entre los dedos y observó como el otro vampiro se adelantaba. Una batalla le sentaba bien, sus músculos se tensaban automáticamente ante la idea de una pelea con aquel cazador, pero era un claro error, clásico en un vampiro inexperto el confiarse demasiado.

–Una pena que una muchachita como aquella muriera, ¿Qué pruebas tienes para acusarnos? ¿Acaso crees que un novato como él podría resistir la tentación de beber hasta la última gota de su elixir? Se lógico niño, no es posible. Y no es necesario que yo me excuse, bien sabes que ese no es mi estilo, las jovencitas son apetecibles, pero es mucho mejor si juegas primero con ellas.Exhaló el humo en la cara del cazador y lanzó el resto del cigarro al agua salada por la que la nave se transportaba, aunque el ambiente se había puesto ligeramente tenso él se sentía completamente tranquilo.

–No seas impertinente ahora y deja a los mayores conversar, tu puedes ir a jugar con tu katana a otra parte y si quieres luego puedo hacerte una pequeña visita –le guiñó un ojo tan solo para provocar un poco su ira y luego se volvió al impuro. Estaba anocheciendo, y las nubes que cubrían el cielo gris les permitían estar al aire libre aunque aún fuera de día, el clima fresco le agradaba y por alguna razón se encontraba de excelente humor.

La verdad era que no necesitaba ninguna prueba con tan solo ver la mordida sabia que eran ellos, además todo ese publicó mirándolos, debía pensar en un buen plan para alejarlos, además ya los quería cortar en pequeñas rebanadas pero era algo que no haría por el momento solo suspiro con pesadez revolviéndose apenas los cabellos de la cabeza, su mirada apenas se fijo en la expresión de una mejor que yacía destrozada por la perdida de su hija, sus preciosos ojos color celeste claro se podían ver de color transparente, el pelinegro fijo la vista en aquella mujer por un rato y luego la desvió levemente, no era su problema. La tristeza de esas personas era innecesaria no podrían recuperar una vida con tan solo llorarla.

Repentinamente la voz del capitán la cual se escucho por los distintos alta voces del barco se escucho, se haría una pequeña reunión en una sección del barco para que se tomaran las medidas de seguridad necesarias por aquel incidente que había ocurrido, ahora las personas comenzaron a dirigirse en aquella dirección tal y como el capitán del barco se los indico, una vez que no hubo nade el pelinegro se acerco peligrosamente a Aaraon justo cuando estaba de espaldas y como venganza estiro su pierna y le pego una fuerte patada en el trasero como para echarlo de la borda.

-Tu…cada vez que hablas me haces cabrear anciano- frunció el ceño algo fastidiado por aquello y miro a ambos chasqueando la lengua- no necesito pruebas para ello soy un cazador, para mi los vampiros son todos la misma bazofia- dijo sin desenvainar su katana y apuntándolos, se creían que era policía, detective ¿o que?, hablaban de justicia cuando ni siquiera ellos mismos solían ser justos. Miro al otro vampiro de una manera un tanto fría, siguió mirándole le observo con sumo detenimiento, lentamente abrió su socapara decirle algo- No me agradas para nada, creo que mi nivel de odio hacia ti es similar al de este viejo- comento apuntando acusadoramente al pelinegro de cabellos desarreglados, le observo un poco mas el cabello lo tenia mas largo que la ultima vez que le había visto y parecía un poco mas bajo que antes…esperen el había crecido por eso solo lo veía de otra manera. Por momentos se fijo en el cielo, ¿llovería? No…lo mas probable era que hiciera bastante frió esa noche , comenzó a mirar en todas las direcciones no había explorado lo suficiente a aquel barco como para poder saber de un lugar en especifico el cual no estuviesen utilizando. Repentinamente saco un mapa que tenia en el bolsillo de su chaqueta comenzando a observarlo detenimiento con un dedo comenzó a guiarse buscando el lugar indicado para poder resolver aquello, su mirada ambarina se enfoco repentinamente en un punto, al igual que lo hizo su fino dedo índice, había una cancha de basketball en una de las plantas bajas del crucero.

-Bien arreglemos esto- dijo el pelinegro llevándose el flequillo hacia atrás- Solo debo cumplir con mi trabajo- al menos debía darles a saber que debían respetarle, ya sabia que Aaraon en cierto modo sabia que tan hábil podía ser como cazador, después de todo el mismo había eliminado unos cuantos miembros de su clan, pero el otro vampiro sentía que en cierto modo había que ponerlo en su lugar…. Atacar un crucero era ilógico- Al matar a alguien… lo único que hiciste fue alertarme a mi y si me derrotas lo único que conseguirás es que mas cazadores vengan a molestarte y lo mas seguro es que no te tengan ni una pizca de piedad, te aseguro que son peores que yo.- termino por decir alejándose un tanto de aquellos dos y apoyándose en contra de la pared de unos de los camarotes que había allí. Nuevamente rebusco entre los bolsillos de su chaqueta y encontró una caja de cigarros, se llevo uno a la boca y luego lo prendió comenzando a fumarlo, el tampoco tenia piedad sobre los vampiros pero su maestro siempre decía que había que tener un plan en mente antes de matar los de sangre noble o pura, eso en verdad resultaba ser un tanto difícil. En especial cuando estaban los dos juntos.

Ignoró la actitud insolente y sobradora del cazador, no lo veía como una amenaza, ese pequeño crío lo había estado siguiendo desde hacia tiempo y a pesar de que era fuerte e incluso había eliminado a algunos miembros de su clan sabía que no podría contra él. Su presencia no lo perturbaba, por el contrario, lo divertía bastante el hecho de que se encontraran precisamente en el mismo barco. “Una deliciosa coincidencia” pensó viéndolo alejarse de ellos luego de la propuesta de verse más tarde para arreglar el asunto. Aquella idea no le resultó demasiado tentadora, en un sitio como aquel, repleto de mortales y rodeado por agua no se podría llevar a acababa una batalla decente, aquella no sería la última oportunidad de vencer a ese muchachito quien se tomaba tan en serio su trabajo que hería su orgullo no acabar con quienes consideraba sus enemigos. Recordaba que había pasado casi un año desde la última vez que se habían visto, Dael había crecido un poco, era curioso ver aquellos cambios en los cuerpos humanos, cosas que los vampiros encontraban maravillosa. Se relamió recordando el sabor de su sangre, fuerte y deliciosa, y sintió deseos de volver a beberla, esa noche definitivamente tendría que buscar un bocadito delicioso.

-Cuida tus espaldas Dael, no vaya a ser que otro vampiro te mate, aún tenemos algunos asuntos pendientes antes de que tu vida se consuma en manos de otro inmortal. –su vista regresó al otro vampiro, aquel Impuro le hacía una invitación. En su expresión podía ver aquel interés lujurioso, aquel deseo de conocerlo, tal vez un dejo de admiración por tratarse del líder de su clan. Todos los preconceptos que podía tener aquel vampiro sobre un puro serían uno a uno destruidos por Aaron, quien era bastante diferente a lo que cualquiera hubiera esperado. Lejos de importarle la comunidad de inmortales, o de ser un buen líder, se interesaba sólo por su egoísta satisfacción de deseos caprichosos.

Entonces, ¿era buena idea acompañar a aquel hombre a su recamara y descubrir en que acababa todo aquello? ¿Importaba acaso aquel homicidio que en nada los involucraba? Después de todo de sobra sabía que tendrían que alimentarse durante su instancia en aquel barco, y aunque sus planes eran ligeramente diferentes respecto a los métodos, el final era el mismo: la fría e inevitable muerte de la victima.

Ambivalente ante su deseo de acompañarlo o buscar una buena cena se le ocurrió un brillante plan, ¿Por qué no podía conjugar sus dos deseos? No tenía porque resignar ninguno de sus apetitos, y no lo haría. Sonrió para si mismo y se llevó el cabello hacia atrás orgulloso de su propia inteligencia y astucia. –No encuentro motivo para negarme a tu compañía –aceptó comenzando a andar hacia la recamara del vampiro. Así era siempre, sin predicciones ni planificaciones, tomaba lo que el presente le entregaba sin preocuparse por el pasado o por el futuro, que de todos modos le resultaba inmensamente eterno.

-Dime, ¿sabes cual es la diferencia entre tú y yo? ¿Entre un Puro y un “convertido”? –preguntó desviando sus ojos profundos como el océano mismo, amarillentos por la sed de sangre que borboteaba bajo su piel, cada vez mas intensa y acusante.

Aquellos dos simplemente le irritaban parecían estar poniéndose de acuerdo de alguna forma para molestarle, aunque sinceramente las molestias eran pocas por el que hicieran lo que quisieran lo único que debía hacer era dedicarse a vigilarlos por el momento, lo siguió pero caminando unos 2 metros atrás de ellos, se notaba que desconfiaba demasiado de los vampiros, estando lejos de ellos las armas eran mas fáciles de manejar y sobre todo al menos movimiento falso que alguno hiciera tendría tiempo de reaccionar, el suficiente para ser verdad. Los siguió con calma y tranquilidad, sabia que podían sentir bien su ritmo cardiaco entre otras cosas y la verdad era que todo estaba en un estado normal, su corazón latía con normalidad y su manera de estar actuando estaba siendo calmada, ni siquiera les hablaba o les interrumpía. Pero todo momento de calma tenia que terminar en una especie de tragedia. Una mujer de piel pálida, ojos rojizos y cuerpo de diva paso por al lado de ambos vampiros, luego comenzó a mirar al pelinegro con lasciva fue acercándose lentamente a el, el joven sonrió levemente y antes de que esta se agazapara encima suyo desenvaino al instante su Katana y la dividió en dos, luego se deslizo hacia un lado y la hizo caer por el lado de la borda sin pensarlo mas de dos veces agarro una granada y se la lanzo encima a la mujer, la cual exploto en miles de pedazos, el ruido de la bomba explotar se escucho por todos lados. Ahora la sangre de aquel ser había manchado una de sus mejillas y su chaqueta, también parte de su camiseta.

-Mierda… Aaraon eres un maldito cabron.- Camino más rápido y se adelanto mientras se saco la chaqueta con rapidez al igual que la camiseta, se las dio vuelta a ambas rápidamente para que la sangre no se notara y se limpio con un pañuelo la sangre que cubría una de sus mejillas. Por ultimo envaino su espada la cual de un golpe limpio. Ahora resultaba que podían sospechar de el, por la culpa de ese maldito de seguro se la tenia pensada al menos para sacárselo de encima era capaz de hacer ese tipo de cosas, cn tal de no ensuaciarse las manos era capaz de enviar a sus mascotas. Aun el no era lo suficientemente sabio como para enfrentarle con inteligencia. Se senita frustrado por ese simple hecho, apretó los puños apresurando el paso y esperando a que todos se acercaran a ver lo que paso. Obviamente el podía evitar tener problemas ahora que lo recordaba, tenia aquel papel era la solución a la mayoría de sus problemas prácticamente casi ningún ser humano podía ponerle un dedo encima a excepción de algún superior de los cazadores, solo ellos podrían darle alguna especie de condena. Siguió con su camino sin mirar demasiado a aquellos dos.

-¿Falta mucho?- le pregunto al otro frunciendo su ceño apenas y mirando abajo, se sentía estupido por haber caído en esa, demasiado estupido no entendida como era que lograba dejarlo tan en ridículo. De seguro sabia como reaccionaria ante aquellos ataques. Suspiro con pesadez y miro para el lado del océano y luego se lo sobo, le habían dado nervios lo sabia cada vez que le dolía el estomago era porque le daban pequeñas punzadas de nervios. –Tsk- chasqueo la lengua apenas-

No voy a negar que me sentía nervioso al principio, pero después de unos momentos aquella sensación se disipó, incluso mis hombros se relajaron. Por alguna razón no me sentía tan expuesto al peligro, si ansiaran aniquilarme ya lo habrían hecho cuando no había mortales y podían deshacer mi cuerpo en el mar, pero no había ocurrido .. ¿Suerte, quizás?

Pero fuera de eso .. Estaba un poco acostumbrado a esos actos. ¿Cuántas veces no llevé a otros vampiros hacia mis aposentos? Les conducía y dentro del lecho nos encargábamos de olvidar el mundo entero para sumirnos en el abismo del placer.. Bueno, era imposible imaginar que podría hacer semejante cosa con un pura-sangre, infinitamente más fuerte que yo. Solté un suspiro resignado, ese viaje me quedaría sin jugueteos, por una parte el pura-sangre iba a dedicarme miradas para asegurarse de que no volviese a crear riesgos y por otro lado, estaba el fastidioso cazador siguiéndonos de cerca sin invitación.. Quizás era muy fuerte... O muy estúpido.

En fin. Volviendo a los actos reales, estábamos avanzando por un largo pasillo de exquisita decoración, las paredes eran blancas retocadas con dorado y por un instante, recordé una película bastante famosa para los humanos, sobre un gigantesco barco que se partía en dos debido a la insolencia de algunos individuos. ¿Sería ese viaje algo tan caudaloso como esa película? Bueno, no me costó imaginar al pura-sangre colgando de un barandal intentando suicidarse.. Le imaginé decir algo como .. "¡Quiero morir! ¡Ser pura-sangre es demasiado!" No pude ocultar una sonrisa. Yo le sacaba de ese sitio y me lo llevaba a un auto para .. Ah~.. Sueño demasiado.

Abrí la puerta del camarote con una pequeña llave plateada y les permití el paso primero, sólo por acto de caballerosidad. El mencionado era una suite, había una sala al principio decorada con rosas rojas, un pequeño bar humano a un costado y había dos marcos hacia dos alcobas más, una para la cama y otra para el baño, en donde más había un closet.

- Bienvenidos, pueden disfrutar de mi morada como mejor les plasca.

Rió de aquella forma sardónica que era tan típica en él al ver el pequeño espectáculo que ofreció el joven cazador, era tan sencillo hacerlo caer en sus juegos y trampas, es lo que lo volvía divertido y la razón por la cual le había perdonado en diversas oportunidades la vida. Siguió al otro vampiro hacia su habitación preguntándose porque Dael también iba, seguramente quería mantenerlos “vigilados” para que no causaran más problemas entre los pasajeros, aunque si pensaba con un poco de sentido común una batalla de dos vampiros contra un cazador tendría un resultado mas que predecible. No tenía idea si el jovencito tenía un truco bajo la manga o simplemente era lo suficientemente idiota como para meterse en la boca del lobo simplemente por placer.

No anduvieron por mucho más tiempo hasta que el vampiro de cabellos claros se detuvo frente a una puerta la cual abrió dejándolos pasar primero. Paseó su vista por aquel sitio elegante con distinguida decoración, era más o menos como lo esperaba, bastante similar al suyo, con los lujos propios de un crucero con esas características. Se acercó a un pequeño bar donde se exhibían varias botellas de bebidas alcohólicas y leyó las etiquetas hasta encontrar lo que buscaba, un vino tinto añejo y de buna marca con el que llenó tres copas de cristal.

-¿Qué celebramos? –bromeo sosteniendo una copa en lo alto para luego mojarse apenas los labios con la bebida que tanto le gustaba y repasarlos con la lengua después conservando el sabor. Tomó las otras dos copas y se las entregó a sus acompañantes para que lo acompañaran. –Por un viaje divertido y lleno de sorpresas –comento en tono alegre antes de beber un largo trago de vino. Se lo veía bastante feliz, el encuentro con el cazador había sido una favorable casualidad, y el otro vampiro le resultaba bastante interesante. Aquello era el preámbulo de unas buenas vacaciones.

-Si vamos a convivir en este crucero habrá que tener en cuenta pequeñas reglas de convivencia-comentó en tono de docente de secundaria que explica algo básico pero sumamente importante a sus alumnos inexpertos- Nos alimentaremos de la deliciosa mercancía que este barco nos proporciona, pero sin causar demasiado alboroto, a cambio tu no armaras un escándalo en cada oportunidad – explicó diciéndole esto último al humano. Bebió otro trago largo y prosiguió. –No quiero peles estúpidas, he venido aquí para divertirme y creo que ustedes también, así que podes olvidar nuestras diferencias por unos días.

Sus palabras eran sinceras, aunque dudaba que aquello realmente pudiera llevarse a cabo, y además planeaba divertirse a costa de ambos jóvenes el resto del viaje, pero claro que este detalle no iba a expresarlo en voz alta.

Apenas llegaron a camarote el pelinegro entro como si nada y se quedo apoyado contra una pared, no tenia la necesidad de usar los servicios que tenia la habitación aquella garrapata, simplemente venia a vigilarles, ¿ases en la manga? Ya comenzaba a tenerlos, la habitación aquella le venia bien por si hacían un movimiento que no deberían hacer, aunque estaba en una notable desventaja, por serte aquellos dos vampiros no confiaban entre si lo cual podría resultar muy benéfico para el cazador, podría usar eso a su favor.

Al escuchar a Aaraon simplemente se quedo en silencio, mas le valía no comerse a otro pasajero y que no tuviera más mascotas que fuesen a atacar a algún inocente humano como aquella muchachota que había muerto solo hacia unas horas. Al escuchar que le hablaba a el sus pupilas color ámbar se concentraron en el y bufo negando suavemente con la cabeza y levantando los brazos en señal de indiferencia, ambos vampiros sabrían de por mas que un cazador jamás confiara en ellos, aquel joven seria como la piedra en el zapato para ambos en ese viaje, los estaría vigilando y molestando al punto de ser irritante.

- Bien… come lo que quieras, puedes tomarte la sangre de las ratas pero tocas a algún humano y la tercera guerra mundial hará aparición en este barco- le apunto con su dedo índice como si se tratase de una pistola y soltó de sus labios un suave “Bang”, luego miro al otro vampiro levemente, sonrió apenas de una manera cínica. Miro a aquel vampiro no había escuchado su nombre. Igualmente no era importante, daba igual saberlo o no de todas formas se llevarían terriblemente mal, de eso estaba mas que seguro. El pelinegro se revolvió un poco los cabellos sin mucho que hacer aun apoyado en la pared y saco un libro del lado de adentro de su chaqueta que ahora estaba hacia fuera ya que se la había puesto al revés para que no se notara la sangre. Saco un pequeño libro de allí adentro y busco la pagina en la que se había quedado hasta que la encontró. Comenzó a leer con calma parecía muy concentrado en su lectura y era así pero al mínimo movimiento que hicieran aquellos dos, un mal paso o algo que no fuese “normal” el reaccionaria al instante. Era ajeno a lo que haban entre ellos, casi ni se notaba que el cazador estaba allí solía ser bastante tranquilo así que la piedra en el zapato de alguna manera no era tan irritante como a veces lo hacia parecer, en parte era gracias a el libro que estuviera tranquilo por así decirlo. Solo su hecho de ser persistente lo hacia irritante.

En un primer momento pensó en ignorar el comentario del cazador respecto a los pasajeros, aquella era una amenaza más que inútil pues ese chico mejor que nadie sabía que él no se doblegaba ante sus infantiles amenazas, pensó en no dejarlo en evidencia frente al otro vampiro pero enseguida cambio de opinión, ¿Por qué no? No tenía nada que ocultar. Siguió con los ojos fijos en el castaño a la hora de responderle respecto a su alimentación. –Sabes de sobra que mi alimentación se basa en ese deliciosa elixir que brota de la sangre de los mortales, por lo tanto, no encuentro más opción que asesinarlos para satisfacer mis necesidades, ¿no es lo mismo acaso que hacen ustedes con los animales? –se llevó el cabello hacia atrás, lo tenía ya demasiado largo y a veces le molestaba cerca de los ojos. – Pues bien, ya sabes que si lo prefieres puedes convertirte en mi alimento personal –le guió un ojo burlón, siempre jugaba proponiéndole ser su esclavo de sangre, sabiendo que él nunca aceptaría semejante cosa, pero con el hecho de que la propuesta lo hiciera enfadarse un poco se sentiría satisfecho.

Regresó después la vista al otro inmortal que se había acercado y aceptaba su copa compartiendo aquel vino de gran calidad con él, parecía más que dispuesto a una interesante charla. A primera vista se trataba de un muchacho bastante dócil y calmo, con un sentido del humor que le agradó desde el primero momento, aunque un poco descuidado y evidente desconocedor de las normas vampíricas. Nunca estaba demás tomar un inmortal bajo su tutela, mientras le resultara interesante no le importaba demasiado que su origen no fuera puro, no era de los que pensaba que ellos fueran mejor que los convertidos, tan sólo tenia el camino allanado desde el inicio.

-La diferencia radica en nuestro nacimiento, eso lo debes saber, y obviamente en nuestros poderes. Fuera de eso podría decirse que somos lo mismo, depredadores dotados de una excepcional belleza que disfrutan asesinado a sus delicadas victimas. –sonrió y acabo el contenido de su copa dejándolo sobre el bar de madera sin siquiera hacer ruido. Volvió a llevarse el cabello hacia atrás, debía cortárselo sin falta, comenzaba a fastidiarlo aunque aquel estilo era de sus favoritos. Apoyó el codo sobre la superficie de madera descansando después el rostro sobre la palma de su mano, en una posición muy cómoda para observar a su interlocutor. – Tu creador fue un irresponsable al no ocuparse de enseñarte todas aquellas cosas que facilitarían tu existencia, tienes mucho que aprender, de los humanos y de ti mismo


Aguzo el oído al escuchar algo proveniente de una de las salas y movió la cabeza en aquella dirección, una gran sonrisa se formo en su rostro y de repente su actitud seria y algo arrogante cambió, su rostro reflejaba una felicidad casi infantil al escuchar la melodía que inundaba los pasillos. Los violines resonaban en sus oídos haciéndolo consumirse en deseos de dar giros al compás de aquella bellísima música interpretada con pasión por la orquesta más abajo. Se contuvo de dar brincos como un loco por toda la habitación y recuperó la compostura, aunque aquella sonrisa no desapareció. -¿Les parece ahora si vamos a la fiesta?

A aquel vino no lo acepto obviamente, no era el tipo de persona que le agradara beber alcohol, eso no quería decir que no pudiese resistirlo. Su vista siguió fija en aquella atrapante lectura, debía admitir que aquel libro era uno de los mejores que había leído y ya lo había leído mas de una vez, a pesar de habérselo leído tantas veces no se aburría ya que encontraba cosas nuevas que con su primer lectura no había captado. Cambio de página con ayuda de su dedo índice y pulgar agarrando de una punta aquella fina y delicada hoja. Por un momento dejo de leer al escuchar aquella música, rápidamente miro la cara de Aaraon y frunció el ceño al escuchar la palabra “fiesta” era algo que le desagradaba completamente, claro era una persona apática por ende no le gustaban mucho las multitudes y los eventos que realizaban le ponían un tanto incomodo, pero debía hacer el esfuerzo ya que aquellos dos de seguro irían a aquel lugar.

Ahora su atención debía ser el doble sobre aquellos dos, con aquella cantidad de personas en medio debía ser aun mas cauteloso al atacar a los vampiros.

Soltó un suspiro algo decepcionarte el joven y frunció el ceño al punto de que en verdad parecía estar frustrado por el hecho de que debía soportar aquel lugar. Se masajeo un poco los hombros dándose apenas unos golpecitos en ellos y luego se revolvió un poco los cabellos mientras cerraba los parpados un poco y luego los entre abrió un poco mientras sacaba su celular de uno de sus bolsillos y miraba la hora. Se miro la ropa frunciendo el pantalón, estaba bien si los dejaba solos un momento de todas formas los tenia vigilados con su mano derecha. Sonrió levemente.- Bien, me iré a cambiar….pero no vayan a hacer travesuras, sabre cuando las hagan- dijo dándose apenas media vuelta y dirigiéndose hacia su habitación, para poder cambiarse. Se dirigió tranquilo a su camarote allí se cambio la ropa para ponerse, ¿Qué debía ponerse?, antes de entrara a su camarote vio que algunas personas llevaban trajes, mas bien los hombres talvez eso era lo que debía ponerse, su amigo le había regalado uno por si las dudas, el chico se lo puso como si nada pero antes se .limpio bien el cuerpo el cual tenia las manchas de sangre ajenas, incluso se hecho desinfectante luego de limpiarlas, después de todo sentía cierta repugnancia por los vampiros. Una vez termino se dirigió a donde podrían estar aquellos dos, sus armas las llevaba muy bien ocultas, cuestión de que estuvieran muy bien camufladas.

-Tsk….esos dos de seguro con el tiempo que les di pudieron planear algo bueno- pensó en voz baja mientras caminaba por los pasillos del barco dirigiéndose hasta donde supuestamente era aquel baile, había personas entrando a aquel salón. Ahora el joven se quedo afuera de allí esperando haber si aquellos dos aparecían, si habían intentado engañarle enseguida lo sabría.