Dos son muchos...
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Pactos de sangre :: Alemania :: Berlín :: Taberna
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Dos son muchos...
por Alexander Miér Mayo 05, 2010 5:19 am
Había sido un viaje exageradamente largo, varios miles de kilometros desde Fransia hasta Alemania, todo el tramo en motocileta. Y era obvio que disfrutaba andar en su moto, aún supuso que no era para nada sano hacer distancias tan largas.
Era la primera vez que se dirigía a Alemania, exactamente a Berlín. No le gustaba mucho ese país, sólo lo había visitado dos veces hasta el momento y en ambas ocaciones, se había llevado malas experiencias; tenía el ligero presentimiento que esta vez sería igual. Llegó hasta las afueras de Berlin, deteniendo el andar de su motocicleta por completo. El frío era intenso, tanto así que sus mejillas tenían ligeras rasgaduraas, al igual que su frente y mentón.
Lo primero que haría sería dirigirse a algun pub de mala muerte a recolectar información, luego buscaría un sitio donde dormir, y al día siguiente ya encontraría que hacer hasta la noche. De mientras ya no había luz de día que aprovechar. Volvió a motar su motocicleta y arrancó en dirección al centro de la ciudad, buscando el dichoso pub.
Sinceramente no tardó mucho en encontrarlo. Aquel sitio tenía que ser el peor en todo Alemania, supuso. La estructura se veía más que desgastada, a media cuadra de distancia comenzaba a olerse un aroma desagradable. La música, horrible, también se escuchaba desde un par de calles antes. Estacionó enfrente del lugar.
En la entrada del mismo había una señora, si a eso se le podía llamar mujer, con un vestido corto que parecía rompería en cualquier instante; ella invitaba a todo el que pasara cerca a entrar al pub-taberna. Alexander no fue la excepción.
Era un buen lugar para comenzar. Se sacó el casco, cogió sus llavez y su maleta, echandose ésta última a la espalda, para después entrar al maloliente lugar.
No se sorprendió de que el interior fuera aún más feo que el exterior. No era de extrañar, al igual que afuera era viejo y desgastado, pero adentro estaba iluminado escasamente, el olor era ochenta veces más intenso y estaba lleno de gente alcolizada, hundida en su completa miseria. Respiró ondo y sin esperar a nada fue hasta la barra donde pidió al cantinero una cerveza. Su alemán era horrible, pero el sujeto supo entenderle.
Era la primera vez que se dirigía a Alemania, exactamente a Berlín. No le gustaba mucho ese país, sólo lo había visitado dos veces hasta el momento y en ambas ocaciones, se había llevado malas experiencias; tenía el ligero presentimiento que esta vez sería igual. Llegó hasta las afueras de Berlin, deteniendo el andar de su motocicleta por completo. El frío era intenso, tanto así que sus mejillas tenían ligeras rasgaduraas, al igual que su frente y mentón.
Lo primero que haría sería dirigirse a algun pub de mala muerte a recolectar información, luego buscaría un sitio donde dormir, y al día siguiente ya encontraría que hacer hasta la noche. De mientras ya no había luz de día que aprovechar. Volvió a motar su motocicleta y arrancó en dirección al centro de la ciudad, buscando el dichoso pub.
Sinceramente no tardó mucho en encontrarlo. Aquel sitio tenía que ser el peor en todo Alemania, supuso. La estructura se veía más que desgastada, a media cuadra de distancia comenzaba a olerse un aroma desagradable. La música, horrible, también se escuchaba desde un par de calles antes. Estacionó enfrente del lugar.
En la entrada del mismo había una señora, si a eso se le podía llamar mujer, con un vestido corto que parecía rompería en cualquier instante; ella invitaba a todo el que pasara cerca a entrar al pub-taberna. Alexander no fue la excepción.
Era un buen lugar para comenzar. Se sacó el casco, cogió sus llavez y su maleta, echandose ésta última a la espalda, para después entrar al maloliente lugar.
No se sorprendió de que el interior fuera aún más feo que el exterior. No era de extrañar, al igual que afuera era viejo y desgastado, pero adentro estaba iluminado escasamente, el olor era ochenta veces más intenso y estaba lleno de gente alcolizada, hundida en su completa miseria. Respiró ondo y sin esperar a nada fue hasta la barra donde pidió al cantinero una cerveza. Su alemán era horrible, pero el sujeto supo entenderle.
Alexander- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 04/05/2010
Re: Dos son muchos...
por Dael Miér Mayo 05, 2010 7:46 am
¿Cuántas veces mas debería dispararle a ese maldito vampiro?, había vaciado medio cartucho en el y ni siquiera caía, era muy resistente al momento que lo había cortado con su Katana lo volvió a regenerar enseguida, ¿pero que rayos pasaba?, sabia que los vampiros de allí eran los mas peligrosos de todos los que existían pero no tenia idea que aquello que decían fuera tan extremo parecían ser adictos a la pelea…bueno a eso a el no le importaba, lo mataría aunque su vida dependiera de ello después de todo un cliente importante le había pedido que eliminase a ese vampiro, había estado causándole problemas a unas cuantas personas y tenia unos papeles importantes que había robado a alguien. El joven lo mismo había hecho, había ido a la guarida de aquel monstruo y le había robado aquellos papeles los cuales encontró enseguida.
Ahora aquella sanguijuela intentaba matarle a toda costa, por suerte el joven no se dejaba atrapar por nada del mundo, aun así le era difícil escapar de las garras de aquella bestia. Debía encontrar el punto débil de aquel vampiro, lo hizo. Rápidamente hizo un corte vertical y transversal en la cara del vampiro justo dándole en los ojos, aquella bestia entro en desesperación. Ante aquello el pelinegro aprovecho para decapitarlo y luego cortar su cuerpo rápidamente desmembrándolo, luego de hacer aquello comenzó a quemarlo, espero que el cuerpo estuviera convertido en cenizas y una vez estuvo así el oji ámbar se dirigió a una especie de Pub o taberna que se veía en terrible estado. Se dirigió hacia allí pero antes de hacerlo guardo bien sus respectivas armas mientras se agarraba del hombro, ese maldito vampiro había llegado a morderle.
Al entrar al lugar sintió el olor lleno de olor y tabaco, para ser sincero estaba acostumbrado a esos olores…pero nunca en su vida había sentido un olor tan intenso como aquel. El pelinegro fue a sentarse a una de las sillas que estaban en la barra dijo un par de palabras en alemán al tabernero y este simplemente asintió. Solo había pedido un café, no estaba para beber alcohol, ya se estaba sintiendo un borracho mas con tan solo sentir el olor de aquel lugar.
Ahora aquella sanguijuela intentaba matarle a toda costa, por suerte el joven no se dejaba atrapar por nada del mundo, aun así le era difícil escapar de las garras de aquella bestia. Debía encontrar el punto débil de aquel vampiro, lo hizo. Rápidamente hizo un corte vertical y transversal en la cara del vampiro justo dándole en los ojos, aquella bestia entro en desesperación. Ante aquello el pelinegro aprovecho para decapitarlo y luego cortar su cuerpo rápidamente desmembrándolo, luego de hacer aquello comenzó a quemarlo, espero que el cuerpo estuviera convertido en cenizas y una vez estuvo así el oji ámbar se dirigió a una especie de Pub o taberna que se veía en terrible estado. Se dirigió hacia allí pero antes de hacerlo guardo bien sus respectivas armas mientras se agarraba del hombro, ese maldito vampiro había llegado a morderle.
Al entrar al lugar sintió el olor lleno de olor y tabaco, para ser sincero estaba acostumbrado a esos olores…pero nunca en su vida había sentido un olor tan intenso como aquel. El pelinegro fue a sentarse a una de las sillas que estaban en la barra dijo un par de palabras en alemán al tabernero y este simplemente asintió. Solo había pedido un café, no estaba para beber alcohol, ya se estaba sintiendo un borracho mas con tan solo sentir el olor de aquel lugar.
Dael- Mensajes : 54
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