Buona Sera

_ Grazie_ Dijo con una sonrisa en labios al momento que llegara su café, detuvo a la mujer antes de que se alejara completamente y le pidió un poco más de canela. Ella asintió y se fué.
Miró para varios lados, buscando algo que llamara su atención, al no encontrar algo descente, o suficientemente entretenido, sacó su cámara y buscó entre las fotos más recientes la última que había sacado.

Al verla comenzó a imaginarse como quedaría una vez enmarcada. Que crel era el destino al llevarle ahí sin ninguna razón.
La señora, a la que le había pedido la canela, pasó a su lado con vandeja en mano hasta una de las mesas más alejadas de donde él estaba. Se sintió ignorado por momentos. Tuvo que observar como la mesera servia a otro cliente y luego regresaba hasta él. Se fijó en la persona que era atendida.

Pasaron unos momentos y de repente la mesera ya le estaba llamando para darle la canela. Salió de su absorto y sonrió _ Grazie_ Tomó una cuchara y la llenó de canela, la echó en el café y lo mezcló. Su mirada continuó observando aquí y allá, pero siempre constante a la mesa más alejada. Cogió la cámara y tomó una foto, para mayor comodidad. Después fue como si el joven hubiera desaprecido. Alexander se quedó muy entretenido viendo la foto. Cuatro posibles nombres vinieron a su mente para titalarla.

Una foto, en un mejor ángulo se vería mejor. Volvió a mirar al joven. ¿Se molestaría si se lo pedía? ¿Cómo podría acercarse?... y más importante aún, ¿Por qué a ese joven? No había razón, supuso. Se levantó de su asiento, dejando casi todas sus cosas a excepción de la camara, y fue hasta la mesa de aquel chico.

_ Scusi, buona sera, l'ho visto dalla mia tavolo e mi chiedevo se ... _ se detuvo de repente, notando un ligero signo de interrogación en la cara del otro. Nunca se detuvo a pensar que quizás era extrangero, pues ahora que lo veía tenía toda la fachada de serlo. Aclaro su garganta, y sonrió con pena _ ¿Hablas inglés?_

''Perfecto'' Pensó sonriente. Su corazón se aceleró emocionado, sentía que en aquella posición conseguiría una foto perfecta.

_ Perdona, como te decía, te vi desde mi mesa y me preguntaba si te molestaría que te tomara una foto. No es la gran cosa..._ Aún no terminaba de hablar y ya sentía un poco de desconfiaza por la otra parte. No se sorprendía, después de todo ¿Cada cuanto se te acerca un completo extraño pidiendote una foto?

¿Y si le preguntaba si quería dinero? No. Eso sería aún más sospechoso quizás.

_ No tengo mucho dinero ahora, voy llegando de Roma, pero si quieres puedo darte lo que tengo ahora y luego podría darte más_ ... había decartado aquella opción, y fue lo primero que hizo. Se dio un azote mental y prosiguió. _ Antes de que me corras sutilmente de tu mesa o te vayas cortesmente_ pues a pesar de todo, sentía que aquel joven tenía modales_ me gustaría decirte que tienes un buen perfil e inspiras tibieza y temple, por eso me gustaría tomarte una foto para una bella foto_ sus ultmas palabras las dijo en su idioma madre.

Si él fuera aquel joven probablemente sonreíria y diría 'Tengo mucha prisa, lo siento', pero como ese joven no era él, apelaba a la suerte que jamás había tenido y esperó a la respuesta del otro.

Por un segundo de verdad creyó que se iría de aquel lugar sin su foto. Pero el que se negara a aceptar dinero, sólo le impulsó a sentir intensamente que necesitaba esa foto. Y cuando comenzó a hablar sobre condiciones se puso curioso ¿Qué otra cosa podía pedir?

Sonrió, de lado y algo divertido por la condición _ No será dificil_

Sabía que en ese momento el joven no lo entendería. Se disculpó, y fué rápidamente por sus cosas que habían quedado a la interperie. Cuando iba hacia la mesa, la mesera le sonrió de una forma poco común, una sonrisa que decía algo, pero que no supo entender qué. Regresó y puso su mochila sobre una de las sillas, cayendose así algunas cosas que venían dentro, y que apenas terminara levantaría

La luz en aquel rincón de la cafetería era buena, por lo que sacó el flash de la camara y sólo buscó en en el menú el cuadro más claro. Revisó como se veía y luego, ya listo, habló.

_ No tienes que hacer nada, sólo no veas la cámara _ pidió mientras se agachaba muy ligeramente para tomar dos fotos rápidamente. Se acercó un poco más y tomó una tercera. Tenía muchas ganas de tomar otra, pero cuando iba a hacerlo prefirió guardarse esa última toma como un recuerdo. Se colocó firme y fue al inventario de fotos, para abrir la primera tomada.

La vio un par de segundos y luego puso la càmara sobre la mesa, empujandola levemente para pasarsela al otro y viera la foto.

_ Yo veo, por primera vez, un rostro que podría contarme infinidad de historias si me le quedara viendolo. Puede no ser el más expresivo, pero es cautivador, con un porte clásico... es, simplemente, encantadoramente común _

Sus ojos permanecieron atentos al otro mientras hablaba. Y era algo poco común, pero no podía parar de sonreír.

_Si me escusa_ dijo tomando las cosas esparcidas en el suelo, las cuales metió a su bolso, y luego tomó asiento en la silla que estaba justo enfrente del rubio. Cruzó sus brazos sobre la mesa y se apoyó en ellos, poniendose totalmente comodo.

Sin que se diera cuenta el tiempo había corrido rápido en esos momentos, lo que era su trabajo de unos minutos de 'pregunta, toma y vete'; se transformó en una entretenida platica, por lo menos para él.

_ Retomando lo del halago, no. Por lo general uso otras palabras dependiendo si es hombre o mujer _ Sonrío, divertido, y después concluyó con: _ Es broma. En la escuela me llamaban Paparazzo. Nunca hablo con las personas que pinto o fotografío. ¿Por qué pedir permiso para captar cosas hermosas del mundo? Nadie es dueño de sí mismo; pero con usted ¿Cómo explicarlo?_

Calló unos dos segundos en lo que su cabeza carburaba la mejor respuesta.

_ Más allá de una cortesia, le pedí permiso para no quedar como un descarado inportunista, algo que sé sin que otros me lo digan. Y en conclusión a mi largo discurso... _ dijo, sintiendo que necesitaba un vaso de agua o la boca se le secaría_ Es la primera vez que elogio a alguien en mucho tiempo. Probablemente si no fuera así, diría algo como ''Tus ojos me recuerda al antiguo lugar donde vivia'' o ''.... '' No soy bueno hablando de esto cuando no estoy inspirado _

Y lo que por un momento fue su forum de espacio creativo, donde no tuvo ningún tipo de traba para hablar, se volvió en un escenario frío, con él al frente y desnudo frente ese par de ojos que le miraban fijo.

_ Me llamo Alexander Romano_ Extendió la mano para estrecharla con el otro.

Sus ojos se abrieron ligeramente, quizás sorprendidos, al momento que el otro hablara. Por lo que observaba era un hombre de pocas palabras, pero cuando hablaba no tenía cohibiciones.

Cortó un poco el contacto que había entre sus miradas, al momento del que el otro terminara de hablar, y alzó una mano, llamando a la camarera.
Cuando ésta llegó para ver que se le ofrecía, Alexander, volvió a cortar el contacto visual.

_ Potrebbe portarmi un bicchiere d'acqua? Con tanto di ghiaccio _ Después de pedir su vaso con agua, la mujer asintió y pasó a retirarse para dejarlos solos otra vez. Por unos segundos el silencio volvió a crearse. Ese hubiera sido el momento indicado para ponerse de pie y pasarse a otra mesa para terminar de planear la lista que de cosas que tenía que hacer. Claro, lo sería si hubiera tenido la más mínima intención de hacerlo.

A pesar de que sentía que poco a poco la atmosfera ganaba peso, no fue sino hasta que la mesera volvió con su pedido y se fue, que reanudó la conversación.

_ Affascinante_ dijo el italiano después de dar un generoso trago a su agua, a pesar de el frío que hacía afuera, encontró placentera aquella rehidratación._ Es el primero que no saca una sonrisa de complicidad al confesar su orientación. Me siento extrañado y a la vez muy satisfecho. Aunque si debiera confesarle algo… Será una lastima no poder ver sus mejillas en tonos rojizos por mi culpa_ Su mirada cambió por un par de segundos. Aquel inocentón y cautivante brillo de sus ojos, se transformó en un par de orbes afilados y profundos, algo a lo que algunos llamaban ¿Madurez?; contando esta vez con la compañía de una visible sonrisa, muy diferente a todas las que había mostrado hasta ese momento. Este cambio pudo ser visto apenas unos segundos. Él jamás se daba cuenta de ello, probablemente porque jamás planeaba algo como eso, pero era conciente, pues alguien alguna vez se lo había reclamado.

_ Entonces. ¿Aceptará mi ‘’invitación’’ Sebastian? _

_ ¿Cuántos años tengo?_ soltó una risilla al escuchar la pregunta y todo lo demás. Y después se escuso, es que era curioso que le preguntara su edad, hecho sólido de que la edad le importaba al rubio; y que sin embargo le diera detalle de su habitación y hablaran sobre ‘otros’ asuntos.

Alexander sabía que fuera cual fuera su edad, era un hecho que saldrían juntos de aquel lugar.

_ Veinticuatro años, aunque cordialmente me han dicho que soy traga años y que luzco menor a lo que tengo_ sonrió ligero antes de dar el último trago a su vaso de agua, sintiendo con el mismo el frío chocar de los hielos contra sus labios. Miró de reojo como Sebastian le seguía mirando, algo dudoso adivinó. _ Es verdad _ rebuscó en el bolsillo trasero de su pantalón, sacó su cartera, y de ella su identificación, la cual extendió al otro.

Su enorme ego le permitía dejar a otros ver su tarjeta de identificación, a diferencia de muchas personas que tímidas rodeaban el tema. O si, porque era una persona por demás segura.

_ Dudo que sea una grosería preguntar cual es tu edad _ ¿Cuan mayor podía ser el otro? Desde que habían iniciado la conversación, Sebastian, lo había tratado como un niño... cosa que lo puso curioso sobre su edad, aunque realmente no fuera su mayor preocupación en verdad.

Tomó su tarjeta de identificación y volvió a guardarla. Ahora estaba muy complacido. Se estaba ahorrando un poco de trabajo, por lo menos por un tiempo. Aún estaba muy indefinido de cuando tiempo se quedaría ahí en Venecia, y peor aún, estaba más confuso a donde iría una vez que decidiera partir; de algún modo ya no sentía esa opresión en su pecho que le indicaba que ‘debía’ estar ahí. Ahora sólo pensaba que era una suerte que lo estuviera.

Suerte… ¿eh? Vaya que la tenía, y sin siquiera darse cuenta.

Imitó las acciones del otro, dejando la cantidad justa de lo que había pedido, y un poco más para la propina. Hizo una seña de despedida a la camarera, realmente era la primera vez que la veía, y la forma en la que lo había atendido dejaba sin duda mucho que desear, pero… estaba de muy buen humor. Cogió todas sus cosas. Subió el cierre de su chamarra hasta arriba y luego caminó, apretando un poco el paso, hasta quedar a la par con Sebastian.

Salieron de la cafetería. Fue curioso… había entrado ahí pensando que quizás saldría con una bonita foto de un loca clásico de Venecia, pero al final estaba yéndose no sólo con un par de magnificas fotos, sino con el modelo mismo.

Aún cuando se alejaron varias calles del local, el silencio se mantuvo. No estaba seguro si era bueno o malo, si era incomodo o no. Caminaba, concentrado viendo las calles, ninguna le era familiar, le eran por fotos y palabras, pero no pareciera que su lugar de nacimiento fuera aquél.

Satisfecho de ver ya por un buen rato de lo que había a su alrededor, prestó más atención a su acompañante y mirándole de reojo, continuó caminando. Tenía que ser broma eso de que nadie lo elogiaba muy seguido. Probablemente su forma de ser intimidaba a las personas antes de que pudieran siquiera hablarle. Así que pensó en los puntos que tenía a su favor. Eran dos desconocidos, por ende de su parte no había punto a juzgar; Dos. Su descarada e impulsiva de actuar le impedía controlarse cuando quería algo. Entonces se pregunto que tipo de parejas habría tenido hasta entonces el rubio. Después de un rato, aunque para ese entonces no le resultaba molesto el silencio, pues estaba bastante entretenido en sus deducciones, tuvo que hablar, más bien, quería hablar con su ‘misterioso’ compañero.

_ ¿Has venido de visita? ¿O es por trabajo?_ Preguntó en un tono neutro, ni con curiosidad ‘que gritaba pidiendo respuesta’ ni con indiferencia que mostrara que preguntaba por compromiso; porque realmente quería saber, pero no le apetecía incomodar_ Eres libre de contestar o no, pero cual sea de las dos, has escogido fechas magnificas… en los días ‘no fríos’ Italia es el mismo infierno_